Italia – A 15 años de la muerte en combate de Carlo Giuliani

Carlo GiulianiHace 15 años, tal día como hoy, en Génova, Italia, caía asesinado nuestro compañero Carlo Giuliani, anarquista de 23 años, a manos de la policía italiana, mientras participaba de las protestas contra la reunión que el G-8, el grupo gubernamental formado por los jefes de Estado de los 8 países más ricos del planeta, había decidido realizar en la ciudad italiana, para continuar decidiendo en despachos el destino, las vidas y las muertes de todo el mundo.

Las movilizaciones pacíficas fueron objeto de la brutal represión de los Carabinieri, que con gases lacrimógenos y palizas aplicaron el terrorismo de Estado sobre quienes se atrevieron a desafiar la norma de silencio que el Estado había impuesto en una Génova literalmente vallada y sitiada para la cumbre.

Las respuestas afloraron, y no sería honesto decir que toda la violencia dirigida contra el Capital y contra sus defensores policiales surgió en respuesta a las arremetidas de la policía contra las protestas no-violentas, porque no fue así. Hubo quien quiso ir más allá de los sueños, y aquel día montones de soñadores rebeldes salieron a las calles con la hermosa intención de ver hecha cenizas y escombro la agonía cotidiana y de hacer pagar al Capital y al Estado por todos sus asesinatos, por las millones de personas muertas de hambre, en guerras o en campos de refugiadas, por la represión, por un urbanismo carcelario y alienante, por las mentiras en los medios, por la devastación medioambiental, por un presente arruinado, convertido en gigantesca jaula. Carlo era uno de aquellxs compañerxs que se arrojaron sin titubeos al conflicto, y lo pagó con su vida. Mario Placcanica, el Carabinieri que le mató, disparó su pistola apuntando a la cabeza de Carlo y luego atropelló dos veces con su vehículo policial su cuerpo aun vivo, por si acaso el balazo no era suficiente. Por supuesto, para él no hubo prisión ni otras represalias, ya que el Estado sabe cuidar muy bien de sus perros guardianes, incluyendo cuando «se exceden». Tampoco deseamos que el Estado castigue a sus «héroes». Esperar tal cosa además de ingenuo e iluso sería contradictorio.

Gritos de rabia, lágrimas y llamadas a la venganza es lo que recuerdan las personas que estuvieron allí y que vieron caer a Carlo, o que sufrieron las torturas en la Scuola Diaz, o las palizas de los maderos en los aledaños de la Piazza Alimonda. Quisisteis traumatizar a toda la generación nacida en el epicentro del desastre, en un recién nacido Siglo XXI que se desmoronó como dos torres gemelas y como la bolsa o como los sueños y las esperanzas de tantxs años después.

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Desde entonces, son muchxs lxs compañerxs que hemos tenido que enterrar. Carlos Palomino, Alexis Grigoropoulos, Mauricio Morales, Lambros Foundas, Berkin Elvan, Pavlos Fyssas, Rémi Fraisse, Sebastian Oversluij… demasiados nombres, pero todxs viven en cada memoria que recuerda, en cada corazón que no perdona, en cada conciencia que se decide y desafía, poco a poco, a los amargos soldados del miedo.

Por lo andado y por lo que nos queda por andar.
Por lxs que se fueron.

Mural en el centro histórico de Génova, realizado en julio de 2013 en memoria de Carlo, a 12 años de su muerte. El mural dice: «Cada unx de nosotrxs debe dar algo, para asegurarse de que algunxs de nosotrxs no nos veamos obligadxs a darlo todo»

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