Hace unos días, a sus 26 años fallecía de un repentino ataque al corazón Ana Isabel García, artista, poesía y cantante de rap, o como ella misma se definía, «rapeadora de noche, poetisa de día y politóloga a ratos». Ana, de origen en un pequeño pueblo cordobés pero viviendo en Madrid, era más conocida por su nombre de guerra, Gata Cattana, bajo el cual introdujo su rap en la escena del hip hop con ganas y sin pedir permiso, un rap macarra pero cargado de mensajes políticos y múltiples y variadas referencias bibliográficas tanto a la mitología, la historia, la poesía o la cultura clásica como al feminismo y la lucha de las mujeres, aunque tal y como ella aclaró más de una vez, para ella el rap nunca debía confundir su carga de mensaje con reducirse a un panfleto político, sin que eso le impidiese dejar claras sus intenciones en sus letras.
Aunque nunca supe realmente (ni falta que hizo) cuáles eran sus posturas políticas, en sus letras se podía oír la afinidad, y por eso muches compañeres la escuchábamos desde hacía tiempo, siguiendo su fugaz carrera, finalizada de forma tan abrupta como inesperada, y convirtiéndola en parte imprescindible de nuestras horas musicales. Por eso, he querido cederle este pequeño espacio aunque, en un principio, la finalidad de un blog de comunicación y contrainformación anarquista se suponga otra. Os dejo a continuación con una entrevista a Gata Cattana y con una de sus canciones que más me gustan.
Poetisa de guerra, compañera y luchadora, allá donde estés que no se olviden tus aportes ni tus rimas, ni tu amor ni tu rabia.
Entrevista a Gata Cattana
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Gata Cattana – Lisístrata
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Yo no camelo perfumes de Nina Ricci,
soy más de libros de la Silvia Federicci,
será mejor que trates mejor a esas bitches,
no sea que de repente me escuchen y se compinchen…
Os lo tengo dicho, os lo dejo hecho,
al punto, la teoría King-Kong ¿no? apunta.
Facilito tronco, deja de poner impedimentos,
deja de ser un experimento.
Déjame ser otra cosa que no sea un cuerpo.
Deja de follarme con los ojos ya de paso
cuando paso por la calle sola en todo momento,
porque me cago en tó’.
En pleno siglo veintiuno,
que tenga que venir la Ana a rebatir a Froid,
la tradición es larga desde Nietzsche hasta Unamuno,
de Aristóteles a Darwin, desde Franco hasta Rajoy.
De aquellos barros, estos lodos, sé por dónde voy,
que las cosas no han cambiao demasiado a día de hoy.
Haciendo make it rain a lo hard candy,
modus operandi, rayaos, estampaos rollo punky.
«Eres la puerta del demonio,
eres la que quebró el sello de aquel árbol prohibido,
eres la primera desertora de la ley divina.
Eres la que condenó a aquel a quien el diablo no fue suficiente para atacar,
así de fácil destruiste la imagen de Dios y el hombre,
a causa de tu decepción, mujer.»
Que venga Dios y lo vea,
como a Gea se la marginó,
ardió en la hoguera con tres brujas durante la inquisición,
vale, que monten sus ministros festivales feministas contra la segregación,
alimentando el tópico con discriminación positiva
que es mentira, no es ninguna solución,
yo hago lo que quiero bajo el «Niña no andes sola»,
mujer en toda regla, poetisa con mayúscula.
Descontrolá por la ciudad cantando hardcore,
con camisa y tacones altos.
Con la moral muy por encima de sus cuentos,
como la de otras tantas putas que mueren callando.
Y ando cayendo ya, encallándome en mi
propia guerra civil como Lisístrata.
Sin más que decir, que aportar a la causa.
Rosa Luxemburgo, Campoamor, guerra amazona,
vestal romana, sendero impío hacia la vida humana,
Keny Arkana (…)
Yo os invoco hijas de Eva buscando una luz,
buscando una luz, buscando una luz,
Yo os invoco hijas de Eva buscando una luz,
buscando una luz, buscando una luz.
Yo os invoco hijas de Eva…
Desde que Prometeo les mostró el truco del fuego
sometieron nuestro ego deste Atenas a Estambul.
Tú y cuántos cómo tú contra estas dos titánides
corre ve y dile a aquel que no vamos a ser tan dóciles
Imbéciles se creen que son la élite y caerán
por su propio peso cuando rescate a Eurídice
Lapídame, humíllame, si quieres ponme un burka
arráncame la voz y el clítoris pa’ ser más pulcra.
Escóndeme, tápame bien ese escote impuro,
no sea que te pervierta o te transporte al lado oscuro,
no sea que te intoxique con mi psique de cianuro.
La mujer es el diablo, eso seguro, ten cuidao.
Y ando cayendo ya, encallándome en mi
propia guerra cívil como Lisístrata.
Sin más que decir, que apuntar a la causa
un tributo a mis musas que luchan…
«Diciendo que la mujer, si no es prostituta es que es tonta,
pero si es que no es ninguna de las dos, lo que sí es seguro es que es mala.
Las mujeres no somos ni malévolas, ni malignas,
no enjendramos el demonio, y tampoco somos santas
porque nos santificamos cuando llegamos a ser madres.
Las mujeres somos mujeres.»