«Desde que tengo memoria veo siempre a los animales
ser tratados como objetos a nuestra disposición;
yo no quiero obedecer ni que nadie me obedezca,
eso marca mis principios, mi más firme convicción.
Ver que es nuestra posición, que somos uno más,
que no tiene sentido subirse a un altar,
que por honestidad hay que reconocer
que no somos los únicos en querer…
Querer la libertad, querer la libertad,
una vida y vivir en libertad.
Querer la libertad, querer la libertad,
una vida y morir en libertad.»
– Extracto de la letra de la canción «Querer la libertad» de la banda madrileña de hardcore-punk melódico Duelo.
Según informaban hoy algunos falsimedios de la prensa comercial (yo encontré la noticia en La Coz), un ganadero de 31 años murió embestido esta mañana por un toro en su granja de la localidad de Cospeito, en Lugo. El ganadero estaría con los terneros (haciendo vete tú a saber qué) y el toro, el único ejemplar macho adulto de la granja, embistió por detrás, estampando al ganadero contra la pared y causándole graves heridas. Debido la que, afortunadamente, los servicios médicos tardaron en llegar, el ganadero no pudo salvarse y moría pasadas las 12:00 de la mañana.
El ganadero muerto pensaba, según su padre, comprar pronto otra granja con otras 40 vacas (que se sumarían a las 30 que ya tenía esclavizadas en la granja donde sufrió el ataque). Una lástima que ahora el dinero tenga que ir para pagar el funeral.
El padre del fallecido, también ganadero, ya informó de que piensa «sacrificar» (asesinar) al toro. Una revancha típica en estos casos, como cuando, después de sufrir maltratos, un perro decide morder a su «amo», y el condenado a muerte es él. Por lo menos, el toro morirá habiéndose llevado por delante a uno de los responsables que le arrancó la felicidad de una vida libre a él y a su familia.
Por mi parte, sólo puedo alegrarme de esta noticia y celebrar que por una vez, uno de los muchos asesinos especistas que se refugian en la moral y la cultura antropocentristas para continuar aprovechándose de la explotación y sufrimiento de individuos de otras especies probara un pedazo de su propia medicina. Ya era hora…
Quién sabe, a lo mejor ahora el padre del fallecido se replantea su profesión. Y si no lo hace, sólo puedo desear sinceramente que otros toros tomen ejemplo.
Ahora habrá quien continúe afirmando que los animales no-humanos no pueden valorar su libertad y su vida y luchar por vengarse de aquellos que les hacen daño o que identifican como responsables de su no-vida de encierro y lamento. Dirán que «todo es instinto», que es «una reacción inconsciente», que los animales «no pueden pensar o razonar». Sin embargo, lo cierto es que son muchos los casos en que animales no-humanos lucharon. Animales que se fugan de circos y zoológicos, granjas y criaderos; animales que atacan a domadores, ganaderos, «cuidadores», matarifes y vigilantes; animales que trabajan juntos para liberarse. De hecho, al respecto de esto aconsejo la lectura del fanzine «Querer la libertad: De fugas y otras negaciones no humanas contra el encierro» editado por la Distribuidora Anarquista Polaris y que contiene una transcripción de la última parte de un trabajo más amplio, el libro «En ese sitio maldito donde reina la tristeza… Reflexiones sobre las cárceles de animales humanos y no-humanos», escrito y publicado por la Asamblea Antiespecista de Madrid, y que en su capítulo final recoge varios episodios reales de autodefensa de los animales contra sus captores. También aconsejo echar un ojo al blog «Querer la libertad» que precisamente hace un gran trabajo recopilando y dando difusión a este tipo de acontecimientos.
Por los que huyeron y ahora son libres. Por los que huyeron y fueron recapturados, castigados, asesinados. Por los que se vengaron, por los que mordieron, atacaron, golpearon antes de dejarse matar y reducir dócilmente. Por los que dejaron de ser bestias de carga e hicieron de su rabia una amenaza.
¡Ninguna lágrima por la muerte de los explotadores!