Recibimos en el correo electrónico y difundimos estos materiales antielectorales, de cara a las elecciones de la semana que viene.
¡Guerra al Estado!
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Compartimos este llamado a la abstención activa, ante el circo eufórico de los procesos electorales que ya están aquí de nuevo. Con esto no sólo incitamos a la abstención, sino al ataque directo contra cualquier máquina, institución, Estado o colaborador de éstos.
Es un Cartel para colgar en la calle, y una Octavilla para buzonear. El Cartel es Din A3. La Octavilla se imprime en Din A4 por las dos caras, y se recorta en 3, y se dobla el papel por donde está la imagen del gato, y se deja en el buzón dejando que sobresalga del buzón sólo la parte del gato y el “no votes nunca” para llamar la atención del vecino de turno.
No es un llamado “ciudadanista”, es un llamado a deslegitimar y atacar todas las estructuras de dominación que se ciernen sobre nosotros a diario.
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Dejamos aquí también el texto del cartel:
Nuestras vidas no nos pertenecen y votar nos aleja de recuperarlas. El voto nos hace cómplices de la tiranía a la que obedecemos. Nos gustaría considerarnos libres, pero sólo es una ilusión. Ser libre significaría poder determinar las condiciones en las que uno quiere vivir. Hoy día vivimos en unas condiciones que nos son impuestas. El Estado, las empresas, las instituciones, el ejército, la policía, los bancos, etc., son parte de un mismo sistema, y utilizan la violencia (a veces indirecta y sutil, y otras veces física y directa) para mantener estas condiciones: todo está pensado para imponernos una vida de esclavitud permanente.
-En las escuelas e institutos se domestican y se reprimen los impulsos naturales de los niños y adolescentes, adiestrándoles para que obedezcan y se sometan, se les prepara para que sean unos adaptados a la sociedad. Las universidades están manipuladas y controladas por el sistema, y adoctrinan con un falso “conocimiento” que sólo sirve a los intereses del sistema y las empresas. Si te gustó el colegio… ¡te encantará el trabajo!
-El trabajo es la forma moderna de la esclavitud. El esclavo moderno trabaja por miedo, y como está desposeído de su propia vida se convierte él mismo en una pieza del engranaje: producir y consumir es una vida miserable.
-La industria alimentaria mercantiliza la comida, haciendo que la gente se alimente de comida contaminada y desnaturalizada (pesticidas, conservantes, colorantes, hormonas, transgénicos, etc.), y que se produce a costa del sufrimiento de otros animales y de la destrucción de la tierra. El sistema sanitario está totalmente subordinado a la industria farmacéutica, la cual necesita enfermos crónicos para tenerlos siempre medicados. La ciencia, la creencia en el “progreso” y las fantasías tecnológicas sólo son mentiras y falsas promesas que buscan justificar el orden actual de las cosas y el control social.
-La gente se traga la publicidad de los medios de comunicación y los prototipos de vida y de belleza, y se vuelven inseguros y sin autoestima, y eso les hace ser perfectos consumidores. La gente no aguanta su día a día y están enganchados a las drogas, unos a las legales y otros a las ilegales. Hipnotizados por las pantallas de un mundo virtual, los móviles, las redes sociales, los videojuegos, internet, la televisión… nos están alejando de una vida real vivida por nosotros mismos, y hacen que nuestras relaciones sean cada vez más falsas. Si vivimos en una ficción seremos incapaces de enfrentarnos a la realidad.
Si esto es democracia, entonces la democracia es un asco y merece todo nuestro desprecio.
El problema no es sólo que ellos nos vendan todo esto, el problema también es que nosotros les compramos todas sus mentiras, por miedo y obediencia. Tenemos que rebelarnos contra esta vida de miseria a la que nos quieren someter. Rechazar este modo de vida cada día y sublevarnos contra la forma de vida actual, y aprender a construir nuestras propias formas de relacionarnos y de vivir, esto es lo único que nos hará ser más libres.
¿Pero, sinceramente, quién es tan ingenuo como para ir a votar creyendo que su voto cambiará algo?
Muchos van a votar porque temen que gane el partido contrario, otros piensan que el partido al que votan cambiará sus vidas. Algunos candidatos son representantes de los ricos, otros dicen ser representantes de los pobres, pero nada se parece más a un representante de los ricos que un representante de los pobres. Ningún candidato va a poder representar nuestro deseo de no querer ser representados. En estas elecciones, como en todas las anteriores, nos abstendremos de votar e incitamos a todo el mundo a hacer lo mismo, a no participar de su propia esclavitud. Es su farsa, no la nuestra.
La lucha está en las calles, no en las urnas.
Con cariño, algunos anarquistas.