Comunicado de «Individualidades» sobre la situación de violencia vivida por algunas mujeres expulsadas de la manifestación del 25N en Ciudad Real

Recibimos y difundimos este comunicado (publicado en el blog de les compas de Aleva) firmado por «individualidades» sobre la situación de violencia que vivieron por parte del «feminismo» burgués hegemónico en la manifestación del pasado lunes 25 de noviembre en Ciudad Real.

¡Contra el Patriarcado y sus falsas críticas! ¡Un movimiento sin interseccionalidad es un movimiento muerto!

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Ante la violenta situación vivida el pasado lunes 25 de Noviembre, durante la manifestación contra las violencias machistas, el grupo de personas que portaba la pancarta a la que se pidió la expulsión del acto, queremos manifestar las posturas que quisieron ser calladas, a través de este comunicado:

El pasado 25 de Noviembre, durante la manifestación convocada en Ciudad Real en contra de las violencias de género, un grupo de mujeres (no mixto) a nivel individual (no como colectivo) nos juntamos para visibilizar una violencia que sufren las mujeres y personas trans y que entendemos poco visible en esta ciudad, a través de una pancarta que alegaba “Basta de perseguir a las trabajadoras sexuales”.Tras hacer visible la pancarta una de las personas con acceso a la megafonía, se dirigió al público asistente alegando que había personas defensoras de la trata en la manifestación y animó al público a expulsarnos del espacio al grito de “fuera de aquí”, a lo que este respondió con un grito unánime, en contra de la trata, entendemos.

Consideramos lo que ocurrió como un acto violento, de enfrentamiento y tergiversación, por lo que queremos exponer con este comunicado nuestras posturas:

Nos unimos a la manifestación con la intención de: a través del mensaje en la pancarta visibilizar una violencia dirigida a las mujeres que trabajan a través del sexo, ofreciendo su fuerza de trabajo desde su cuerpo, y NO vendiendo su cuerpo porque el cuerpo no se vende; exigir que disminuya la violencia ejercida hacia las trabajadoras sexuales (jamás hablamos de regulación, de apoyo a puteros o proxenetas, ni expresiones u objetivos similares).

Usamos nuestro derecho a manifestarnos, participando unidas y sororas en la lucha contra la violencia de género, sin otra intención que unir fuerzas con el resto de manifestantes y con un mensaje común: erradicar la violencia machista.

Decidimos hacerlo encapuchadas, puesto que, como nos mostró la experiencia, temíamos ser increpadas o agredidas por defender una opinión menos popular, pero jamás esperábamos lo que finalmente pasó. Al contrario de lo que se haya podido entender o interpretar en ciertos sectores, nuestra postura se aleja por completo del proxenetismo y trata de personas, de hecho, consideramos debe ser erradicada como cualquier otra forma de esclavitud.

Nuestro fin último, en materia de derechos laborales, es la abolición, sin duda, pero no la abolición única del trabajo sexual, sino la eliminación completa de cualquier trabajo asalariado, puesto que tenemos una visión crítica hacia el mismo, porque es violencia que sustenta y mantiene las bases del sistema capitalista.

La libertad y la libre elección son falacias en un sistema precario que controla, a través del trabajo, el tiempo y vida de las miembras de su sociedad. Asumir que existen puestos de trabajo mejores que otros, o que nos realizan y dignifican más que otros, es estar sucumbiendo al yugo de una realidad construida por y para perpetuar los deseos y pilares del neoliberalismo capitalista.

Sí, hay sesgo laboral por cuestión de género; sí, hay violencia laboral dentro del trabajo; y no, ésta no se limita al trabajo sexual, por lo que instamos a una crítica más profunda y menos moralista. Conocemos de primera mano cuales son los pasos a seguir para llevar a cabo una convocatoria de manifestación en conjunto con el Ayuntamiento y la policía, los motivos por los que no se ha acudido a la organización de dicha actividad han sido: el carácter de individualidades y no de colectivo que nos define y la creencia en una lucha autónoma y autogestionada, desvinculada de las instituciones del sistema y sus cuerpos de seguridad, así como el considerar legítimo salir a la calle sin previo aviso ni permiso.

Aunque comprendemos la necesidad de hacerlo si las circunstancias lo requieren. Entendemos que no existe una única corriente del feminismo y que la diversidad de posturas en temas especialmente controvertidos es una realidad. Sabemos que las líneas de trabajo y actuación de cada colectivo son diferentes y que esta diversidad suma permitiendo cubrir más campos.

Habíamos entendido que había una lucha común y que el enemigo no era la de al lado, sino el binomio capitalismo/patriarcado que coarta nuestra libertad, dicta nuestros caminos e impone unos roles que ahogan la capacidad de decisión y emancipación de las mujeres y personas no binarias.

Cuando en una manifestación para la eliminación de la violencia machista hay compañeras que no se sienten seguras, son increpadas y rechazadas por las que deberían ser un apoyo sororo, algo está pasando, algo estamos haciendo mal. Cuando desde un lugar de privilegio y poder se toma la voz señalando, insultando, acusando y estigmatizando a otras mujeres, echándolas del espacio, se rompe la sororidad y, además, se ejerce violencia.

Incluso situándonos en una posición de victimización paternalista y pensando en la bienintencionada idea de “salvarlas/nos” del trabajo sexual, la respuesta a la visibilización es putofóbica, acusatoria, y estigmatizante, ¿qué alternativas estamos ofreciendo para cambiar dicha realidad, para romper con esta opresión? ¿Qué seguridad les otorgamos? Esto solo confirma una cosa: estamos reforzando la violencia, invisibilizándolas, culpabilizándolas y lanzando un mensaje claro: “no os queremos en nuestro feminismo”. Y eso, “compañeras”, no es sororidad.

Creíamos que habíamos entendido e interiorizado todo esto, pero el lunes la realidad nos dio de bruces. Volviendo a referirnos a las diferentes posturas que convergen en el feminismo, pedimos un acto de reflexión, pues nuestra actuación no fue en pos de la apología a la prostitución, sino a una demanda a entender que el feminismo no es despotismo ilustrado en el que podamos vitorear un “todo para las putas, pero sin las putas” y en el que no podemos decir defender a quienes después ignoramos, insultamos o amenazamos, porque entre nuestras compañeras sabemos la realidad de ser trabajadoras sexuales y este lunes el feminismo abolicionista nos dio la espalda, nos calló la voz y nos señaló como culpables de la violencia que sufrimos.

Por todos estos motivos queríamos aclarar los puntos que podemos entender quedaron difusos o distorsionados por el momento y llamamos a todas las personas que trabajan a nivel individual y colectivo por la igualdad a que reflexionen sobre la lamentable situación vivida el pasado 25 en Ciudad Real que en vez de unirnos en un momento de lucha, dividió a las asistentes generando un entorno hostil que no debería repetirse.

Con todo ello, instamos a todas las compañeras a seguir luchando por la abolición de cualquier opresión y violencia de la que seamos conscientes y trabajando nuestro racismo, machismo, clasismo, homofobia, transfobia, capacitismo y especismo, entre otros ejes opresivos que interseccionan.

Por una lucha transversal y crítica. ¡Nos vemos en las calles!

Ciudad Real, 27 de noviembre de 2019

Individualidades

Video del momento de la agresión. Minutos 3:25 y 5:20.

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