Nuevamente, las fuerzas del «orden público», «la ley y la justicia» y la «seguridad ciudadana» han ejecutado una orden que bajo el eufemismo de «desalojo» esconde la defensa de los intereses especulativos más miserables e injustos, vinculados al ejercicio represivo contra cualquier proyecto o iniciativa antagonista que cuestione el orden dominante y exponga sus contradicciones, evidenciando su absurdo y perfilando, y llevando a la práctica, alternativas viables donde la autogestión y las relaciones libres de autoridad, dogmatismo y mercantilismo son el verdadero motor de la vida, lejos del triste y descolorido catálogo de sucedáneos y monotonía que nos ofrecen a cambio de sumisión y obediencia.
Hoy, martes 8 de abril de 2014, la policía nacional ha desalojado el Centro Social Okupado Eskuela Taller en Alcorcón, Madrid. Un espacio que había sido identificado ya por muchxs activistas de infinidad de lugares como referente de la okupación en la capital y sus alrededores, y en el Estado español, puesto que llevaban más de 10 años tejiendo redes y recuperando lo comunitario frente a la soledad masificada de sus urbes, donde prima un modelo urbanístico de pelotazo y centro comercial, de chanchullo, de falsedad, hipocresía y escasez.
Entre sus paredes, múltiples actividades y proyectos vieron la luz al calor de las dinámicas asamblearias, nacidas de las ilusiones de todxs. Talleres gratuitos de serigrafía, escultura, danza, pintura, soldadura y cocina. Huertos ecológicos, gimnasio con clases gratuitas de artes marciales y otras disciplinas y materias deportivas, obras de teatro, circo, títeres para niñxs y mayores, proyecciones de cine, conciertos de todo tipo de música pero siempre fuera de circuítos comerciales, dando oportunidades a los grupos que no encajan en los estándares de la industria musical, comedores populares, biblioteca anarquista, charlas y debates sobre conflictos sociales a nivel local y global… en definitiva, una prolífica oferta contracultural y subversiva que reemplazó al estado de abandono que marcaba al edificio antes de su okupación, cuando lo habitaban yonkis y otras personas marginadas de las cínicas promesas de éxito y ascenso social, cuando el edificio estaba vacío y muerto, lleno de escombros, suciedad y jeringas, reflejo de una realidad que, como las de muchos otros lugares, fue consumida por la avaricia e insensatez de este sistema asqueroso.
Apenas un año después de su okupación, se pasaron por allí unos tipos trajeados que afirmaron ser representantes del propietario, el cual, tras enterarse de lo que estaban haciendo lxs activistas con el edificio, afirmó que, mientras éste no le hiciese falta, no tenía inconveniente con que se mantuviese allí el proyecto, e incluso llegó a afirmar que le agradaba ver en qué lo habían convertido.
Sin embargo, poco a poco por parte de la policía fueron aumentando las presiones. Empezó con identificaciones en «controles rutinarios» (ya, rutinarios, claro, y nosotrxs nos chupamos el dedo…), continuó con seguimientos e incluso llegó a traer consigo maderos asaltando la okupa con una sierra radical, destrozando la puerta y amenazando a lxs presentes entrando de forma ilegal y con semejante despliegue para unas simples identificaciones a las que lxs activistas, en su derecho, se negaban a exponerse (no olvidemos que salvo que tengan una orden firmada por un juez, el edificio que okupas es a efectos legales tu domicilio si así lo expresas, y nadie, ni siquiera un madero, puede entrar ni identificarte sin tu permiso si no lleva consigo un documento acreditado por una autoridad judicial con competencia en el caso).
A pesar de todo ésto, lxs compas resistieron y durante más de una década dieron vida a un espacio antes envuelto en el silencio y el abandono, a juego con el resto del decorado de esta farsa que nos venden como el menos malo de los mundos posibles.
Ahora, sin embargo, parece que ahora aquel empresario bondadoso y dialogante, seguramente presionado e influenciado por las autoridades municipales (que no pueden aceptar que un espacio de estas características nazca en el corazón de Alcorcón demostrando que sólo hace falta voluntad y compromiso para alcanzar una mejor gestión de los recursos y las necesidades de todxs, pero sobre todo, que no necesitamos amos porque estamos aprendiendo día a día a vivir sin ellos) ha pedido un desalojo cautelar, el cual fue efectuado de buen grado por sus fieles lacayos, quienes entraron hoy a las 5:00 de la madrugada en el espacio con su típica actitud prepotente y agresiva, deteniendo a 4 personas por supuestos cargos de resistencia y desobediencia a la autoridad (lxs compas fueron puestxs en libertad pasado el mediodía, a las 14:45).
No comprenden que más allá de la inercia que impulsa entre cementerios de deseos sus rutinas antropófagas, lo que mueve a las personas comprometidas con un proyecto de este tipo no se puede desalojar, ni convertir en un fenómeno social asimilable y vendible por industria alguna. No comprenden lo valioso de las relaciones que se transforman y convierten los sueños en algo más que 4 paredes liberadas de las lógicas comerciales y de los planes de constructores y consistorio, pasando a ser realidades vivas, fluyendo entre conciencias, saltando de una a otra y destrozándolo todo, para volver a sembrar y construir sobre los escombros una vida que merezca la pena.
Como decía una pintada en otro espacio okupado al que un día también le llegó su hora… «Podéis quitarnos los instrumentos, pero jamás callaréis la música».
Por cierto, a pesar de las características distintas (y no tan distintas en algunos casos) de ambos proyectos, no podemos olvidarnos de la Corrala La Utopía, bloques de viviendas okupados en Sevilla por varias familias sin recursos que habían sido desahuciadas, y que fue también desalojada recientemente. A las personas que allí habitaban y que ahora están en la calle, un mensaje: No temáis, y sobre todo, no continuéis aceptando jugar en su tablero, donde pase lo que pase durante la partida siempre gana la banca. Hay muchas casas vacías, y no pueden vigilarlas todas a la vez. Romped el diálogo con las mismas instituciones que hicieron caso omiso a vuestras lágrimas, y convertid la desesperación en rabia y en fuerza para empezar otra vez.
Cada vez más personas abandonan la sumisión al chantaje inmobiliario de la hipoteca y los alquileres fraudulentos y toman por sí mismxs lo que según la tan cacareada constitución (que a mí personalmente me trae sin el menor cuidado) les corresponde por derecho. A vosotrxs se os caen las caretas y se os ve el plumero, y nosotrxs mientras reímos enseñando bien los dientes, mientras vemos cómo se desmoronan todos los frágiles castillos de naipes sobre los que habéis construído vuestra efímera eternidad.
Las casas se van, pero las experiencias permanecen.
Por cada desalojo abre mil cerrojos.
[vsw id=»p2vIRo8eXCs» source=»youtube» width=»425″ height=»344″ autoplay=0]