Antes de nada…
El comunicado al que hace referencia esta reflexión fue publicado por lxs compas de Instinto Salvaje en su blog, después de que lo recibiesen en el correo electrónico de parte de quienes lo escribieron, el así llamado «Colectivo Libre Observador». Lxs compas de Instinto Salvaje señalaban en una nota previa adjunta al comunicado que lo publicaban porque, aunque lo expuesto no fuese del agrado de todxs, podría servir para la reflexión, el análisis y el debate. Sin embargo, por razones que desconozco, decidieron borrar días después el comunicado, que ya no se encuentra disponible en su página web. No obstante, si alguien tiene interés en leerlo (y pese a que a mí no me gusta nada, creo que es importante leerlo para entender la crítica a continuación), aun se puede ver en la cuenta de la red «social» Facebook de lxs compañerxs de Contrainfórmate, aquí.
Lo que sigue a continuación es una reflexión propia sobre ese comunicado y las implicaciones que tiene. Otra respuesta que recomiendo revisar (pese a mis diferencias y distancias con algunas posturas de quienes lo redactaron) es la firmada por «Sureños incivilizados» bajo el título «Contra las calumnias del anarquismo civil», que se puede leer, por ejemplo, en el blog de lxs compas de Emboscada, aquí. Espero que la crítica a continuación sea interpretada correctamente. No se trata de un ataque a quienes puedan haber criticado desde el aporte fraterno a estos grupos, ni tampoco hacia lxs compas que han publicado el comunicado, sea Contrainfórmate, Instinto Salvaje o cualquier otra instancia contrainformativa. La intención, simplemente, es poner en común algunos puntos de vista e inquietudes personales sobre el tema.
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Recientemente, un comunicado firmado por un tal «Colectivo Libre Observador» circuló por la red, hallando acogida en algunas webs y espacios de contrainformación anarquistas. En dicho comunicado, se formulaba una crítica (en principio constructiva, o destructiva hacia los defectos y carencias de lo criticado, pero con una intención de aportar al debate) hacia la campaña del Diciembre Negro, cuyo llamado internacional emitido desde las prisiones griegas por los compañeros Panagiotis Argyrou, miembro de la Conspiración de las Células de Fuego, y Nikos Romanos, obtuvo numerosas respuestas por todo el planeta. En concreto, el comunicado de «Libre Observador» se centraba en las distintas acciones llevadas a cabo en respuesta a ese llamamiento dentro del territorio chileno.
De entrada, algunas de las críticas planteadas por el dichoso comunicado son (en mi opinión) certeras, como por ejemplo, entre otras, la crítica relativa a todas las personas que dieron rienda suelta a su retórica incendiaria en las redes sociales pero no así en la calle, donde tales palabras no se vieron reflejadas en actos consecuentes.
No obstante, el problema viene cuando las personas que redactan el comunicado, refiriéndose a incidentes y malas prácticas que se han dado entre compañerxs dentro de ámbitos antiautoritarios de Chile, dicen cosas como «no podemos entender el objetivo de compañeros que se alzan como representantes del anarquismo más combativo, disparando mierda contra otros compas que también pasaron a la acción» o como «lanzar ataques desde las sombras es una táctica que sólo se usa en combate y ante el enemigo» y acto seguido, señalan directamente a tres grupos de acción directa y guerrilla urbana anarquista, en concreto a Grupo Kapibara (FAI-FRI), Célula Anarquista de Ataque Incendiario “Fuego y Conciencia” (FAI-FRI) y Columnas Beligerantes y Antagonistas Spyros Drávilas (FAI-FRI), dando a entender que se trata de montajes de la inteligencia policial, o que, al menos, estarían infiltrados y siendo utilizados por ésta. Yo pregunto, ¿cómo puede alguien hacer sentencias como esa inmediatamente después de lanzar esas críticas contra quienes «disparan mierda contra otros compas que también pasaron a la acción» y de afirmar que «lanzar ataques desde las sombras es una táctica que sólo se usa en combate y ante el enemigo»?
El comunicado de «Colectivo Libre Observador» trata de solapar una crítica vil y en mi opinión muy mal planteada bajo una presunta intención constructiva, invitando a lxs anarquistas (a quienes se refieren como «entorno libertario», un término un poco ambiguo considerando las numerosas diferencias y distancias que en ocasiones separan las distintas posiciones a tomar dentro de la lucha anarquista) «a volver a criticar, a dudar». No obstante, a mí no me parece muy apropiado ni honesto invitar a alguien a volver a criticar, a dudar, en definitiva, a cuidar la perspicacia de su criterio y a permanecer alerta ante las equivocaciones propias y de otrxs compañerxs para poder señalarlas fraternalmente y con sinceridad, y así permitir un crecimiento mutuo de las ideas y las prácticas, y acto seguido señalar directamente a tres grupos armados que actuaron propagando las prácticas de revuelta y ataque aquí y ahora, contra esta triste y miserable realidad, con más o menos aciertos, o más o menos errores (y eso no me corresponde a mí el evaluarlo, desde luego que no, pues siempre es muy fácil criticar acciones ajenas de ese calibre desde la comodidad del sofá y el teclado del ordenador, sin correr ningún riesgo). Además, las acusaciones vertidas contra estos grupos no son algo ligero, sino que constituyen graves señalamientos, que sólo pueden traer consigo la inseguridad y la sospecha paranoica.
Es cierto que la distancia, tanto geográfica como a nivel de desarrollo y condiciones de ciertas prácticas o luchas, que separa el Estado español (en alguna parte del cual yo vivo y escribo esto) del territorio chileno es enorme, y eso dificulta mucho (por no decir directamente que lo vuelve imposible) el hacer consideraciones precisas en torno al actuar de estos grupos y su conexión más o menos real o imaginaria con la realidad global de las luchas. Por ello, no es mi intención, ni el objetivo de esta reflexión, el entrar a valorar, ni para bien ni para mal, si esos grupos han actuado de mejor o peor manera. Lo que se critica son las formas del «Colectivo Libre Observador», cuyos argumentos, en mi opinión, son bastante torpes, señalando que todos los intentos de estos grupos por atacar han fallado (algo que simplemente, es falso, pues se pueden encontrar comunicados recientes firmados por alguno de estos grupos donde reivindican acciones incendiarias con éxito), o acusándoles de adjudicarse como propios incendios que, en realidad, fueron accidentales (una acusación que, por otro lado, no respaldan con ningún ejemplo, quedando lo constructivo de la crítica en agua de borrajas). A mí me gustaría saber si «Colectivo Libre Observador» ha participado en muchos ataques al poder, pues de ser así tal vez sabrían que a veces, por la tensión del momento, o por las dificultades, errores técnicos imprevistos o simplemente, por seguridad para las personas envueltas en la acción, no es posible obtener fotografías u otros documentos gráficos que «prueben» o «demuestren» la acción. No obstante, si debemos empezar a dudar de toda acción de sabotaje que no se acompañe de un detallado reportaje fotográfico o de una minuciosa descripción del ataque en sí, ¿a dónde podríamos llegar? Con esta actitud y estos planteamientos, lo único que se puede conseguir es un aumento de la conspiranoya ante cada grupo o individualidad que con valor, determinación y asumiendo todos los riesgos que implica, decidan pasar al ataque y prender fuego a sus noches tranquilas.
El comunicado de «Colectivo Libre Observador» refiriéndose a las poco claras y polémicas acusaciones lanzadas contra el compañero preso Ignacio Muñoz por parte del también preso compañero Juan Flores (quien puso en entredicho la coherencia dentro de la prisión por parte de Ignacio, pero sin mayor explicación de su crítica o acusación), dice así:
«Nuestra crítica franca y directa hacia Juan Flores, por lanzarse contra el compa Ignacio Muñoz, sembrando de dudas su encarcelamiento. No costaba nada tener un poco de criterio en difundir ese comunicado, propiciando que más de alguno piense que Ignacio coopera con la yuta o algo semejante.»
Aquí el «Colectivo Libre Observador» dice que «no costaba nada tener un poco de criterio» a la hora de difundir el comunicado del compañero Juan Flores. Pasando por alto que fueron muchos los espacios de contrainformación que, según mi opinión y experiencia, tuvimos criterio a la hora de difundirlo (poniéndonos en contacto con nuestras fuentes y con compañerxs en Chile para intentar conocer mejor la situación, o aclarando con notas previas nuestras dudas, y pidiendo prudencia a la hora de valorar lo expresado a la espera de nuevos pronunciamientos al respecto que pudiesen arrojar algo más de luz sobre lo sucedido), yo pregunto, ¿cómo se atreven a insinuar una falta de criterio a la hora de difundir las palabras del compañero Juan Flores hacia el compañero Ignacio Muñoz, si después es éste el «criterio» que «Libre Observador» demuestra, acusando, señalando, desprestigiando a la ligera, de un modo a mi parecer poco serio, insensato e irresponsable, la práctica insurreccional de tres grupos de guerrilla urbana?
En este blog se han divulgado los comunicados de esos grupos, por considerarlos aportaciones válidas y positivas al desarrollo de la guerra social, y por sentir una cierta afinidad hacia lo expresado en sus comunicados de reivindicación, con más o menos matices según el caso, y porque creo que Internet está para dar difusión a esa clase de acciones, pero el debate entre compañerxs afines debe quedarse en la calle, en las okupas, los ateneos, cara a cara y responsabilizándose de lo que cada cual dice, para evitar espectáculos morbosos, y cizañas que sólo buscan sembrar la desconfianza.
Un saludo a quienes corren, golpean y desaparecen.
Un saludo a quienes aun no se atreven, pero que ya notan inquietas sus manos, y miran de reojo los martillos, la gasolina y los botes de pintura, trabajándose el miedo y superando poco a poco sus propias barreras personales, conscientes de sus ritmos y limitaciones.
A quienes calumnian y señalan, desde ambos lados de la pantalla, nada más que decir.