[Texto] «Deporte, fútbol, hooliganismo y dominación», por Negre i Verd (Cataluña)

Recojo de Indymedia Barcelona y traduzco el siguiente texto titulado «Deporte, fútbol, hooliganismo y dominación» con algunas anotaciones interesantes en torno a la construcción capitalista del cuerpo y del ejercicio físico y el deporte:

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No se trata de reeditar el menosprecio de los progres de años atrás contra el deporte alienador , ni de renovar los posicionamientos elitistas de injuriar el «pan y circo » del montaje espectacular / capitalista en que se ha convertido lo que se llamaba deporte, especialmente el fútbol. Antiguamente las actividades » deportivas» (actividades físicas mezcladas de competición, de juego, de celebración y hasta de ritual ) estaban estrictamente segregadas por clases, y hasta bien entrado el siglo XX esta segregación se mantuvo, hasta la » industrialización espectacular» de la actividad deportiva.

La hípica sólo la podía practicar quien tenía un caballo (los caballeros o sus sicarios ), la esgrima fina («la verdadera destreza» y sus antecesores) igual de clasista, aunque se entrenara con armas menos sofisticadas y sistemas más torpes (y mortales) a los esbirros de los «señores».

Las actividades de lucha a mano desnuda, que generaron diversas disciplinas ( la lucha canaria, el aluche…) se practicaban , originariamente , en los encuentros agrícolas, bien vigiladas de cerca por la autoridad, especialmente la autoridad religiosa y eran también una actividad popular alejada de las élites. En el siglo XX las luchas siguieron siendo una práctica popular, mientras que las élites se centraban sobre todo en ciertas disciplinas asiáticas con valores añadidos de equilibrio y «crecimiento personal» y han ido evolucionando hacia versiones de síntesis como el grappling o las MMA.

Entre las actividades de lucha una de las más significadas como clasista es el boxeo, nacido popularmente en Inglaterra, practicado profesionalmente por personas de la clase obrera, al igual que lo que podemos considerar «boxeo recreativo» sin combate al KO (aunque ahora algunos pijos también quieren una versión light como una variante del aeróbic). El boxeo se convirtió rápidamente en un espectáculo en manos de estructuras capitalistas (estructuras de promotores vampíricos y de espectadores «preferentes» clasistas). El «Potro de Vallecas», animado, hasta quedar gravemente dañado, por la jet set madrileña es un buen ejemplo.

Los juegos de pelota son otro ejemplo de la apropiación por parte de los ricos de una actividad física popular. Los practicaban todos, algunos ricos y muchos pobres, seguramente con reglas y modalidades diferentes. Los «jeux de palme» franceses son un ejemplo de la rápida mercantilización y de uso del «jeux» por parte de las élites (el juego se prohibió entre semana en 1397 , autorizándose sólo los domingos para no perturbar las actividades productivas) . En la Corona de Aragón la fuerte popularización de los juegos de pelota fue combatida por el Estado y la iglesia prohibiendo el juego en la calle y recluyendo a locales especializados (bando de 1391 del Consejo General de la Ciudad de Valencia), con la excusa de que durante el juego se blasfemaba mucho. Con la reclusión en locales especializados, llega el control social de quien tiene recursos económicos…

Un punto crucial en el control social de la actividad física será el «renacimiento» del olimpismo creación del noble francés Pierre de Coubertin, seguidor del «cristianismo muscular»: la búsqueda de la perfección espiritual a través del deporte y la higiene. Su modelo deportivo es elitista en la concepción del amateurismo, patriótico y finalmente (muchos años después pero basado en el modelo original) puramente espectacular y especulativo.

Quien pueda, recordará que, años atrás, deportes como el tenis, el esquí, el golf y otros eran deportes de ricos… ahora todos los deportes están al alcance de mindundis que tienen unos mínimos económicos para su práctica dentro del gueto «mindundi», o que pueden frecuentar alguna de las instalaciones públicas cuando están al alcance. En esta práctica masiva se abre una nueva mina de beneficios, que en muchos casos supera al espectáculo estricto, hay un mercado multimillonario de productos «deportivos» : ropa con materiales tecnológicos avanzados, cacharros electrónicos diversos para conectar el cuerpo a la nube de internet, equipamientos cada vez más sofisticados y costosos (desde raquetas de tenis a tablas de surf ), alimentos, complementos nutricionales… y toda la farmacopea , que ahora usan incluso los amateurs…

EL “FENÓMENO” HOOLIGAN

Algunos especialistas ingleses dicen que el hooliganismo formaba parte de la cultura futbolera inglesa tradicional, que con la irrupción de la clase media y alta en los estadios se radicalizó como seña de identidad frente a los intrusos.

En Sudamérica y en Italia los hooligans (y las barras bravas) aparecen pasada la posguerra (de la II Guerra Mundial) con la aparición del «fútbol industrial», con sus contratos millonarios y la mediatización comercial.

El hooliganismo es un monstruo vigoroso, que por motivos banales, puede provocar muchos dolores y sufrimientos (con la inestimable ayuda de las fuerzas de orden del Estado), desde la «Tragedia del Estadio Nacional» en Perú, en 1964, con 318 muertos, hasta los 75 muertos en Port Said, en Egipto en 2012, pasando por los 66 muertos del Estadio Lenin de Moscú o los 96 muertos en Hillsborough en el Reino Unido…

Los grupos de hooligans, en todo el mundo, son básicamente grupos masculinos, con un sentimiento extremo de pertenencia a un club, que les hace despreciar a cualquiera de fuera (podríamos decir que se trata de «estupidez» futbolística, actitud radicalmente diferente a la afición al fútbol). Se ha generado una supuesta ideología (coartada ideológica) de apoyo, de izquierdas o de derechas, aunque cada vez es más de extrema derecha.

El nazismo o fascismo de los hooligans es, mayoritariamente, ideológicamente muy débil (aunque hay minorías muy organizadas decididamente nazis y de supremacistas blancos) y se compone básicamente por machismo grosero y xenofobia aliñada con sustancias estupefacientes, desde las tradicionales como el alcohol (“Hemos venido a emborracharnos, el resultado nos da igual…”) hasta la química de síntesis.

En los incidentes de Francia de estos días y en otros sobre todo en los países del antiguo bloque de la URSS, vemos masas numerosísimas de jóvenes que más que enfrentarse a los seguidores rivales , se dedican a la destrucción de mobiliario urbano, coches, bares… y a enfrentarse violentamente con la policía. Son principalmente jóvenes trabajadores de baja cualificación o parados… los desposeídos de la sociedad globalizada.

Es una muestra de la impotencia de los movimientos anarquistas o antagonistas o como los queramos llamar, que el malestar, el resentimiento social, el odio de clase tenga como principales manifestaciones en Europa, el hooliganismo (siempre inclinado del lado de los dominadores) y el yihadismo .

En los suburbios de Europa, de Sudamérica, de África anida una revuelta, una revuelta en marcha. Hacia donde irá esta revuelta no se puede saber , pero si que se puede predecir … y temer.

EL CULTO AL CUERPO COMO ACTO FINANCIERO

El cuerpo siempre ha sido campo de maniobras de Estados, patrones y sacerdotes (de maniobras y generalmente de victorias) . Desde el cuerpo como receptáculo pecaminoso del cristianismo (se debe cansar para agotar la energía sexual), hasta el cuerpo como cliente de mercancías cada vez más tecnologizado, pasando por el cuerpo como fuerza de trabajo (trabajo físico o no).

El mercado del cuerpo marca hitos inalcanzables para la mayor parte de la humanidad, nos pone como ejemplos a Laia Diez o a Kilian Jornet, o al CR7 o a la tenista Selene… el afán de «emular» da buenos rendimientos en el entramado económico deportivo, pero al mismo tiempo deja una retahíla de insatisfacciones, lesiones, enfermedades de todo tipo y dolor.

Hay dos formas básicas de afrontar personalmente la «necesidad deportiva», una la instrumental, como esperanza de «salir de pobres», lo que en lenguaje más moderno sería ascender socialmente, al igual que los jóvenes obreros ingleses que boxeaban para prosperar económicamente. Del mismo modo que en la actualidad muchos quieren ser YouTubers o protagonistas de «realitys», otros tienen la triste esperanza (frustrada) de ser astros deportivos. Si cogemos a los profesionales de fútbol (de todas las categorías) quedará claro que hay una minoría de ricachones, muchos de supuesta «clase media» (cobran, no demasiado, casi con regularidad ) y muchísimos proletarios con dificultades de llegar a fin de mes.

La segunda y seguramente más productiva (en términos de euros) es la que lo asocia como autoconstrucción física, un acto meritorio de «voluntad». Se hace actividad física porque «me ayuda a sentirme bien», «me permite concentrarme mejor»… y ser realmente «más productivo». La actividad física mediatizada por el capital forma parte de la ideología del «innovador», del «emprendedor» , del trabajador productivo y moderno.

CONTRA LA FRAGMENTACIÓN DEL CUERPO.

Ya no es necesario ser explotado «físicamente» por un encargado de la patronal, el mismo explotado se auto-adjudica el papel de controlador. Estar en forma física forma parte del paradigma actual de ser productivo, innovador, competitivo, de formarse, de » reinventarse»… de ser una «buena pieza» sumisa de la megamáquina de la desdicha. Y también sirve para superar los inconvenientes del trabajo «sedentario» que parece que ha de convertirse en mayoritario, de trabajadores sentados delante de una pantalla… ¡¡ALERTA!!, sedentario no significa ni más ligero, ni más gratificante, ni naturalmente mejor pagado… al contrario, quiere decir más embrutecedor, más monótono, más alienante, peor pagado… y más insalubre, la enfermedad de la inmovilidad frente la pantalla debe superar el trabajador pagando, durante su «ocio», una actividad físico- terapéutica.

El capitalismo nos descuartiza el cuerpo: un cuarto para el trabajo físico, un cuarto para producir (lo que sea, objetos, procesos administrativos, de control…), un cuarto para el ocio (ocio que en realidad es consumo y reproducción de fuerza de trabajo, como es el caso de la actividad física), y un cuarto para dormir o ver la TV (otro negocio).

Si queremos ser realmente libres necesitamos reunificar el cuerpo descuartizado, que no se diferencie trabajo, deporte, ocio, negocio, esfuerzo… un único cuerpo, donde juego, actividad física, disfrute de todo tipo de placeres y soportar el dolor que corresponda, sea un hecho logrado personalmente y apoyado colectivamente… hay que superar la división entre lo que es la actividad física y lo que no es.

No se trata de ponerse a jugar al fútbol si no te gusta, ni de agotarte físicamente si no es soportable. Se trata de asumir la «corporalidad» como una parte de la autodeterminación individual, como un instrumento de autogestión de la autodefensa individual… como una manera de ser más sanos, libres… y más capaces de derribar el sistema, más capaces de destruir la megamáquina de la desdicha .

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