A continuación, sigue una carta, recibida en el correo electrónico, del compañero Juan, quien escribe desde la clandestinidad:
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¡Hola compañeros!
Finalmente estoy en busca y captura, para aplicarme un año de cárcel tras una condena por falsa identificación del 2012, más o menos, en Val Clarea [Val Susa, Italia], durante uno de los muchos controles del cuerpo militar Cazadores de Cerdeña y de la Digos [policía política]. Tengo varios otros juicios que están a punto de terminar (interrupción de un retén para un TSO [tratamiento sanitario obligatorio] en Bolonia en el lejano 2007, el gran juicio NO TAV para los hechos del 3 de julio de 2011…) que añadirán algunos años a mi curriculum vitae.
En un primer momento no he querido escribir nada a nivel público, quería dejarlo todo bajo «silencio», aquel silencio en el cual no se sabe qué decir ni qué hacer…
Pero pensándolo bien, ¡es mejor que no sea así!
He decidido que quiero seguir siendo «libre» y hasta que pueda escapar, ¡bien!
Pues, «lo que emerge llévalo en tu camino», positivo o negativo que sea voy a tratar de vivirlo tan intensamente como pueda.
No me quedaré parado, no hace parte de mi naturaleza adaptarme a la sociedad, medité mucho sobre ello: no está en mi ser y voy a seguir sacando (con mis limitaciones) mis pensamientos y críticas sin gramática, seguiré contribuyendo a la lucha con mi concepción personal del anarquismo, seguiré luchando en cada situación que encuentre adecuada a mis condiciones.
Estoy bien, a pesar de los muchos cambios en todos los aspectos de la vida, es difícil dejar tus queridos, pero estoy decidido, la soledad cuando no estás entrenado se nota, pero la soledad no es estar solo y soy consciente de esto; cuando aflora el recuerdo de un amigo o amiga, cuando leo un libro, cuando se enfrentan las dificultades de cada día, cuando surge la tristeza, cuando miro el Himalaya o el mar de Groenlandia o cuando camino en el desierto de casa…
Una buena amiga me dijo «ríete de lo nuevo que encontrarás por el camino”. Ha sido profética porque a menudo cuando contemplo las pequeñas grandes cosas de la vida, ¡sin darme cuenta me encuentro con una sonrisa! Entonces respiro, respiro, respiro…
Envío un saludo a Mónica con la que me he escrito en la cárcel, me alegro por vuestra liberación; a los compañeros en España que han decidido rechazar las medidas cautelares con la campaña «codo a codo», ¡me uno a vosotros!
Para Alfredo en huelga de hambre;
Para los últimos detenidos en Turín;
Para Scripta Manent, ¡ánimos!
Para todos los amigos y compañeros de los cuales no pude despedirme.
A cresta alta. Por la anarquía. Juan.