Sigue a continuación un comunicado de les compañeres del Grupo Anarquista Cencellada (Valladolid) sobre la huelga que se ha iniciado en FASA Renault, haciendo un interesante análisis que supera las barreras habituales en este tipo de discursos y articula una crítica integral al problema que contempla diferentes consecuencias y causas del mismo.
Para encontrar una versión imprimible del presente comunicado, click aquí.
Solidaridad con les trabajadores sublevades.
—————————————-
En los últimos meses ha habido un conflicto laboral en Renault que no ha tenido el impacto social que debería. Una empresa que emplea a más de 11.000 personas de manera directa entre las fábricas de Valladolid y Villamuriel de Cerrato (1) quiere despedir a 1.400. Ante esto, se ha producido una convocatoria de huelga y a finales del mes de julio, la empresa reducía los despidos a cerca de 900. Tras estos números, tenemos que hacer varias consideraciones:
LA EMPRESA PRIVADA ES EL DÉSPOTA PERFECTO
Lo primero, poner sobre la mesa el tremendo desagarro que supone que la empresa anuncie con dos meses de antelación la eliminación de un turno, lo que se traduce en un trastorno para miles de vidas. Todas estas personas han renunciado a otras oportunidades, se han trasladado aquí y han asumido un sacrificio personal por un puesto de trabajo. La vida de estas personas se ve atravesada por otras tantas circunstancias que también se van a ver afectadas: familias, comunidades, personas dependientes, proyectos personales… Estar a merced de una decisión empresarial genera un estado vital que se resume en una palabra: inseguridad.
La arbitrariedad de la empresa privada, las decisiones unilaterales de un despacho, se impone sobre las vidas de las personas, sin que tenga que rendir cuentas ante nadie. El despotismo de épocas pasadas no ha muerto, sólo se ha adaptado a los tiempos.
MÁS ALLÁ DE LA FÁBRICA
Lo segundo, señalar el impacto que estos despidos tienen para nuestro territorio. Las empresas industriales como Renault necesitan tener a la población fijada cerca de sus fábricas para disponer de mano de obra fácil. Esta atracción de población hacia las ciudades es parte de un proceso que destruye el medio rural y a la vez convierte a las ciudades en megápolis saturadas de población, lo que se torna en un buen negocio para quien se enriquece de la circulación acelerada del capital. Por poner un ejemplo de lo más evidente, la constante circulación de personal eventual beneficia la especulación del mercado de alquiler de viviendas, lo que se traduce en un aumento de las rentas que percibe una clase social rentista. En los últimos 5 años el precio del alquiler en Valladolid ha aumentado un 13% según la propia prensa burguesa (2).
Esta circulación de capital explica el buen grado con el que la administración de este sistema apuntala y apoya la implantación de este tipo de procesos. El Estado, mediante sus administraciones autonómicas y locales, pone en bandeja que estas empresas se impongan sobre el territorio, haciendo que sus decisiones arbitrarias se conviertan en trascendentales para toda la población a cambio de que una pequeña parte de las rentas que la compañía extrae de nuestra población y nuestros recursos se queden en sus manos. Una situación aún más escandalosa se da cuando estas administraciones utilizan esas rentas para regalárselas de nuevo a la empresa. ¿O no está construyendo la Junta de Castilla y León una fundición de millones de euros de aluminio para Renault en Valladolid?
En teoría, una de las funciones de la administración pública es utilizar esos recursos para redistribuirlos entre la población amortiguando los efectos perjudiciales de la existencia de grandes núcleos industriales: contaminación, tráfico, siniestralidad, desatención de cuidados… Pero no solo eso. Hay otros mecanismos del Estado que tampoco responden ante las vulneraciones de la legalidad del Grupo Renault. Durante años, la autoridad laboral y la jurisdicción social han mirado para otro lado ante la contratación en fraude y la cesión ilegal de trabajadoras subcontratadas, que ha sido la política del grupo empresarial de la última década. Sabemos que no han faltado denuncias, sólo resoluciones. Es evidente que algo falla.
Teniendo a las instituciones de su parte hasta este nivel, no es de extrañar a estas alturas que las decisiones unilaterales de esta empresa no tengan ninguna oposición por parte de los poderes del Estado.
DIGNIDAD EN CADENA
Lo tercero a señalar es la trascendencia del conflicto laboral en nuestros tiempos frente a otras formas de conflicto social, mediático y espectacular, como son las contiendas electorales o las polémicas de corte cultural. Hay una tendencia a hacer que los conflictos laborales se vuelvan amables y mediáticos de forma que entren en el circuito de las informaciones de consumo rápido a la que nos someten las empresas de comunicación. Sin embargo, el conflicto laboral deriva de una decisión consciente de defender unos intereses que son colectivos, por parte de unas personas que se consideran entre sí como iguales. Esa decisión es trascendental para las personas que se ven en una situación difícil y deciden responder. Apoyarles a que se organicen favoreciendo que unan sus fuerzas tiene un valor que va más allá del conflicto laboral puntual. Que quienes nos rebelamos contra el poder que nos somete nos unamos y organicemos es organizar la fuerza que provoca cambios en la historia de la humanidad.
En lo que concierne a este conflicto no deja de ser contradictorio que pese a la mala fama que tiene la política de la compañía entre sus trabajadoras (condiciones laborales pésimas, ritmos de trabajo extenuantes, despotismo de los mandos intermedios…) el seguimiento de la huelga no haya llegado a ser mayoritario. Si bien las causas son múltiples y derivan sobre todo de la desmovilización generalizada, del miedo a perder el empleo (por precario que este sea) y de la falta de conciencia y solidaridad de clase, queremos confrontar una idea que tiene mucho peso entre la clase trabajadora en la actualidad. Es la idea de que los sindicatos tienen que velar por nuestros intereses. Los sindicatos pueden ser una herramienta que nos valga para organizarnos siempre y cuando seamos nosotras las que los integremos y dirijamos. De nada sirve quejarnos de que “los sindicatos” no hacen nada por nosotras. ¡Pues claro! las élites sindicales luchan por su propio beneficio en cuanto élites. Por nuestros intereses como trabajadoras somos nosotras mismas las que tenemos que luchar ya sea organizadas en sindicatos de clase, en asambleas autónomas, en cajas de resistencia o de la forma más eficaz que consideremos en cada momento y situación.
La decidida acción de la plantilla de Renault en épocas pasadas fue lo que instauró derechos que aún hoy continúan vigentes. Este recuerdo nos hace ser severamente críticos con quienes han dejado de lado la acción sindical y la conflictividad laboral a cambio del diálogo social y la negociación permanente, y también con quienes nos prometen delegar en las instituciones y la prensa la solución de los conflictos laborales. Ha habido una permanente degradación del clima entre la plantilla de la empresa en las últimas décadas, con muchas causas que no cabe describir en estas líneas. Es precisamente el abandono del compañerismo y de la confrontación legítima contra la empresa lo que ha llevado a una situación insostenible de trabajo temporal, precario, inseguro y en algunos casos, gratuito. También es lo que da alas a la compañía para tomar decisiones aberrantes como pueden ser los despidos masivos que ahora se plantean. Pero esta senda tiene retorno y siempre puede retomarse el camino de la solidaridad entre trabajadoras y trabajadores, fijas o eventuales, de la empresa principal o de las subcontratas y ETTs. Sin eso no hay más que hacer, independientemente de siglas sindicales y sus acertadas o erradas estrategias. Vemos a mucha gente quejarse de la empresas y de la situación, pero lamentarse no vale de nada si luego cada cual no se preocupa por lo que le pase a quien está al lado en la cadena.
No vamos a pasar por alto el papel de las estructuras sindicales en esta degradación en el caso de Renault. La fragmentación y el sectarismo sindical son sin duda la primera impresión que queda tras conocer el mapa sindical. Por supuesto, no esperamos que ante la decisión de someterse o responder haya armonía y eso delimita indudablemente los campos entre CCOO, UGT y SCP por un lado y CGT y TU por otro. Lo que pasa es que plantilla solo hay una. Cuando se convoca la huelga por parte de CGT con apoyo de TU, esta se hace para toda la plantilla y no solo para quienes ya están convencidos. El impacto de la huelga ha sido desigual, pero independientemente de ello creemos muy positivo que se haya vuelto a poner sobre la mesa una herramienta imprescindible para la defensa de los derechos que, como hemos expuesto hasta ahora, no solo afectan a quienes van a ser despedidos.
A partir de ahora, vemos muy necesario dar a conocer lo ocurrido al resto de la vecindad y que todo el mundo tome nota de lo ocurrido, de los aciertos y de los errores. Que se tome nota de qué siglas tomaron partido por qué estrategia. Que se superen los límites que nos impone la falsa división entre empresas y seamos conscientes de que el compañerismo debe extenderse entre trabajadoras de todo centro de trabajo bajo el concepto, inequívoco, de la Solidaridad De Clase.
No queríamos acabar sin nombrar los rumores derrotistas que dicen que no hay nada que hacer, que el trabajo va a desaparecer y nosotras con él. Que todo lo harán robots en unos años y que ante esa situación no va a haber vuelta atrás. Pues bien, cuando ese día llegue, el negocio de empresas como Renault también llegará a su fin. Porque el negocio de Renault no es fabricar y vender coches, es explotar a trabajadores y trabajadoras que fabrican y venden coches. Que el trabajo desaparezca, pero que desaparezca el capital con él, no los trabajadores.
Por ultimo, hacemos un llamamiento a toda la población afectada directa o indirectamente por este conflicto, que va más allá de lo laboral, para tomar partido por la defensa de nuestros intereses comunes.
Seguridad vital mediante la estabilidad laboral.
Unidad entre trabajadoras más allá de siglas sindicales y de empresas.
Ninguna concesión con las empresas, sus beneficios salen de nuestras vidas.
(1) elnortedecastilla.es/economia/empre...
(2) https://www.tribunavalladolid.com/noticias/el-precio-medio-del-alquiler-en-valladolid-alcanza-ya-los-613-euros-un-1310-percent-%20mas-que-hace-cinco-anos
Valladolid, agosto de 2018
www.cencellada.noblogs.org
grupoanarquistacencellada@riseup.net