[Publicación] La Distribuidora Anarquista Polaris edita «No les fallaremos… Historia y Lucha de Barry Horne»

La Distribuidora Anarquista Polaris compartió por e-mail la publicación que han sacado con un texto suyo sobre la lucha de Barry Horne y la solidaridad que se generó alrededor de ella, ahora que se han cumplido ayer, 5 de noviembre, 17 años desde su muerte.

A continuación va el texto recibido. Para leer online o descargar el material:

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Con motivo del 17º aniversario de la muerte de nuestro compañero Barry Horne, que falleció en una asquerosa enfermería carcelaria el 5 de noviembre de 2001 a causa del grave deterioro de su salud causado por las tres huelgas de hambre que el compañero llevó a cabo para presionar al gobierno británico de que retirase las ayudas y los fondos destinados a financiar la vivisección y los experimentos con animales no humanos, hemos escrito un texto sobre su lucha y sobre las principales acciones de solidaridad que tuvieron lugar por entonces, con el fin de ayudar a mantener viva y presente su memoria no con una finalidad martiriológica o idólatra, sino para recordar que la liberación animal debe ser sinónimo de lucha, de acción directa, de conflictividad con la dominación y sus valores, incluso en estos tiempos donde todo parece reducirse cada vez más a una moda vacía, un «estilo de vida» basado en el consumo alternativo, y donde muchas veces ni siquiera se da cuestionamiento alguno de la cultura especista ni de las relaciones de poder que la conforman.

Os dejamos con la introducción a la publicación y los enlaces de descarga.

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La lucha no es por nosotres, no es por nuestros caprichos o necesidades personales. Es por todo animal que alguna vez ha sufrido y muerto en un laboratorio de vivisección, y por todos aquellos animales que sufrirán y morirán en las mismas circunstancias a no ser que detengamos este cruel negocio ya. Las almas de los muertos torturados lloran pidiendo justicia, los que están vivos lloran pidiendo libertad. Podemos hacer esa justicia y proporcionarles esa libertad. Los demás animales solo nos tienen a nosotres, no les fallaremos…” – Barry Horne, septiembre de 1998.

La intención de escribir y editar el presente texto es dar a conocer la historia del compañero Barry Horne, a 17 años de su muerte durante una huelga de hambre que emprendió desde prisión para protestar contra la financiación que el gobierno británico daba a las prácticas de vivisección y experimentación con animales de otras especies.

La memoria de Barry Horne ha sido calumniada por sus enemigos, por las empresas y personas que hacen negocios con la vida de otras criaturas, traficando con su sufrimiento y lucrándose con su explotación. También han intentado recuperarla los sectores más reformistas, que le presentaron como un pobre mártir evitando en la medida de lo posible hablar sobre sus acciones incendiarias y sobre otros aspectos incómodos de su activismo.

Nosotres queremos recordar a Barry como se merece, como un guerrero que comprendió que en un mundo donde las leyes y la moralidad dominantes respaldan y favorecen la explotación diaria de miles de millones de individuos cuyo único crimen fue no nacer humanos, romper la ley es necesario para enfrentarse a esos explotadores y luchar de verdad por un mundo donde se respete a los animales (humanos o no) y a la vida salvaje, y donde las jaulas no sean más que un desagradable recuerdo.

Leyendo sobre las acciones de Barry, su coraje y determinación en cada uno de sus gestos, en sus textos, declaraciones y huelgas de hambre, así como también sobre las numerosas expresiones de solidaridad combativa surgidas de grupos de solidarias, sentimos latir nuestra propia rabia y otros sentimientos que nos alientan a continuar y a cuestionarnos nuestros miedos y responsabilidades en esta guerra. Porque no podemos hablar de otra cosa que no sea de guerra cuando recordamos que hay tantos animales hechos polvo en granjas, mataderos y laboratorios, o agonizando entre nuestras urbes superpobladas y sus hábitats destrozados, y tantes de les nuestres entre las rejas de las prisiones, aullando todes a la luna para poder ser libres otra vez.

Contra una cultura que ha olvidado el significado de un compromiso y que cada vez más entiende la lucha contra el especismo como una moda consumista basada en compartir recetas en Facebook y hacer reseñas a productos «veganos» de los supermercados, queremos recuperar la esencia del movimiento recordando a aquelles que llevaron sus compromisos hasta las últimas consecuencias. Porque antiespecismo siempre significará ataque y porque como dijo Tolstoi, «mientras existan mataderos habrá campos de batalla».

Este es un pequeño homenaje a Barry a 17 años de su muerte, pero también queremos dedicárselo a otres compañeres que perdieron la vida o la libertad luchando por un mundo sin esclavas de ninguna clase. Dedicamos esto a Jill Phipps, que fue atropellada y asesinada durante una protesta en el aeropuerto de Coventry (Reino Unido) al interponerse delante de un camión que transportaba animales vivos para ser enviados en avión a los mataderos de Holanda, y que decidió no frenar; también se lo dedicamos a Bill Rodgers “Avalon”, activista ecologista y antiespecista que fue a prisión por varios actos de sabotaje contra empresas que destruían los bosques nativos en Norteamérica y se suicidó al no soportar el encierro; a Anna Campbell, compañera de Bristol, anarquista, vegana y feminista saboteadora de la caza que murió asesinada por un bombardeo turco mientras luchaba por la revolución social y por el fin del imperialismo en Afrín (Kurdistán); y se lo dedicamos por supuesto a nuestres hermanes en las cárceles del mundo, a Marius Mason, a Walter Bond, a Joseph Dibee, a tantes otres.

Liberación animal significa ataque.
¡Por un mundo sin jaulas!

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