Quien escribe y publica en este blog no somos muy de fútbol. Nos aburre un poco y también nos repele el alto porcentaje de depósitos de testosterona y egos supermasculinizados que rodea a tal negocio y a sus respectivas aficiones. Sin embargo, entendemos que el problema no está en el deporte, sino, como siempre, en el negocio repulsivo y los valores de mierda que generan alrededor de él la industria y el capital. Y es de esa industria del fútbol profesional de la que venimos a hablar hoy.
Es vox populi que el señor Tebas, presidente de la Liga de Fútbol Profesional, es simpatizante confeso de VOX y de otras organizaciones de extrema derecha, además de ser ex-militante de Fuerza Nueva, partido político fascista que durante el tardofranquismo y los primeros años de democracia estuvo relacionado con asesinatos, agresiones y amenazas a militantes y activistas marxistas y anarquistas y que mantuvo estrechos vínculos con organizaciones terroristas de extrema derecha. Por eso, desde que el señor Tebas es presi de la LFP, sus medidas restrictivas para permitir el acceso así como la exhibición de simbología dentro de los estadios de fútbol han sido cada vez más estrictas, con un claro sesgo político.
Mientras grupos ultras neonazis como Ultrassur, Frente Atlético y Suburbios Firm, Yomus o los Supporters Gol Sur, exhiben sin ningún tipo de inconveniente cruces célticas, esvásticas y frases honrando a genocidas, cantan el «Cara al Sol» y agreden a personas racializadas o con alguna característica que indique diversidad de género o ideas políticas adversarias, cualquier señal que indique simpatía con la izquierda política o el anarquismo, o que simplemente se encuentre estigmatizada por la industria mediática, es vetada inmediatamente y sus portadores sancionades.
El último incidente, que ya sobrepasa con creces la línea de lo absurdo, ocurrió ayer en el estadio del Villarreal, donde se disputaba un encuentro entre el Athletic de Bilbao y el citado club valenciano. Un aficionado al equipo bilbaíno portaba consigo una bandera con el logo del club, ajena a cualquier marcaje o identificación política. Sin embargo, como el logo del Athletic representa una A dentro de una C que se solapan en un lado (siendo que la C casi circula por completo la A), ésto fue considerado por Tebas y su cuadrilla de maderos fascistas como simbología «casi anarquista» (sic), ordenándose la retirada de dicha bandera. En el descanso, según relató el propio aficionado en su cuenta de Twitter, miembros de seguridad del estadio acudieron al lugar en el que la bandera fue colocada para retirarla y al protestar, le explicaron que lo hacían porque la policía española entendía que tenía un símbolo «casi anarquista». Al tratar de razonar con ellos, le amenazaron con una sanción de 3.000 euros.
Esto es una simple anécdota que, a decir verdad, comentamos desde el humor. Nos hemos reído porque aunque entendemos que es solo una parte de un recrudecimiento represivo mucho más grave y peligroso (y que no conviene subestimar), no podemos tomarnos en serio esta noticia. Igualmente, sí pensamos que algo estamos haciendo bien cuando los miserables mercenarios del Estado y las directivas fascistas de la industria futbolera se toman tantas molestias por silenciar cualquier elemento que pueda recordar aunque sea mínimamente y de rebote a las ideas que enfrentan su mundo.
Nosotres nos preguntamos, a este paso ¿vetarán también el CNP (Cuerpo Nacional de Policía, aunque nosotres preferimos llamarles Cuerpo de Nazis con Placa), Tebas y su cuadrilla de fascistas llevar una camiseta con el logo de los Cuatro Fantásticos (el conjunto de superhéroes de Marvel) por simbología «casi anarquista»? No vamos a decir que hagan sus apuestas porque las casas de apuestas son el mal, pero…