Reflexión sobre los preparativos para el 8M en Ciudad Real

Recogemos y difundimos esta reflexión publicada por les compas de Aleva en su blog (y que compartimos en gran medida y consideramos, por desgracia, muy extrapolable a cualquier otro territorio del estado español, incluido aquel donde nosotres nos encontramos), acerca de los preparativos que se están llevando a cabo en Ciudad Real para el 8-M, y una crítica al «feminismo» burgués, hegemónico, transfóbico, racista, clasista y putófobo, que se junta con sindicatos traidores, partidos políticos oportunistas, grupos racistas u organizaciones policiales supuestamente «buenas» y «feministas».

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Desde hace unos días han empezado las reuniones y coordinación de cara a la organización del 8M en Ciudad Real y otras localidades de La Mancha, donde hay gente organizándose para volver a llenar de lucha las calles ese día.

Pero lo que nos encontramos en muchas de estas reuniones es la consolidación de unos roles penosos, contra los que día a día luchamos y de los que intentamos alejarnos todo lo que podemos y que sin embargo, aquí parece que tenemos que tolerar sin más. En estas coordinaciones surgidas alrededor de esta fecha (no solo pasa con el 8M ni la lucha feminista) la crítica también desaparece.

Hay una serie de cosas que se suelen dar por hecho en estas quedadas, que no son asambleas por mucho que quieran llamarlo así, y que cuesta muchísimo combatir. Una serie de colectivos y dentro de ellos una serie de personas, tienen mucha más capacidad de decisión que otras. Esto es así por varios motivos: edad, visibilidad anterior y trayectoria, exposición mediática, relación con instituciones, etc. Forzando así a la consolidación de un feminismo, que se quiere único.

Si solo unas pocas dicen que el feminismo debe ser el de las instituciones, pactista y negociador, blanco, «abolicionista», nada combativo, que hable con los medios de comunciación y que colabore o esté directamente integrado en partidos políticos y sindicatos, y solo esas pocas lo cumplen porque tienen ese privilegio, manejan todos los hilos que lo permiten, niegan otros discursos y realidades y se aprovechan además que otras compañeras rechazan ser partícipe de esas prácticas por no considerarlas legítimas o afines, consiguen la imposición de un discurso y la criminalización y exclusión de ideas, prácticas y sujetas políticas.

Eso es su intención, pero de esas sujetas políticas excluidas de una lucha que debería de arroparlas, cuidarlas, apoyarlas y reinvindacarlas surge una lucha feminista que combate toda autoridad.

No sabemos en qué momento se perdió la crítica a organizarse con partidos políticos, cuáles sean, o sindicatos vende obreras, carceleros y policiales, pero ahora mismo es una realidad constante no solo en la lucha feminsita, sino en otras muchas.

Tampoco podemos olvidar los ataques sufridos por la peña que el 25N apoyó en las movilizaciones que hubo en C-Real a las trabajadoras sexuales, donde ese feminismo que se dice pacífico y amable demostró que se sostiene en la violencia contra todxs aquellxs que se salen de su norma.

Contra toda autoridad, por la libertad.

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