Este blog no suele acoger noticias relativas a luchas sindicales, pues considero que los sindicatos como estructura han perdido su función pasando a tener un papel recuperador, aunque igualmente me parece importante crear lazos solidarios y comunidades de resistencia entre trabajadoras para poder afrontar la lucha contra los abusos laborales desde una perspectiva autónoma y radical, sin negociaciones ni diálogos, devolviendo golpe por golpe.
No obstante, hoy he querido hacer una excepción, teniendo en cuenta la gravedad de los sucesos que nos conciernen. Recojo de Contrainfo esta crónica de un acto de solidaridad realizado en Atenas el 22 de febrero para apoyar a un trabajador migrante cuya situación de explotación y maltrato en el trabajo superó los límites habituales del esclavismo asalariado cuando el patrón dueño del club donde trabajaba, no contento con tenerle currando media jornada 30 días al mes por apenas 10 € al día y utilizarle además de recadero gratuito para sus asuntos personales bajo amenazas de despido, le pegó recientemente una brutal paliza simplemente por haberle reclamado el dinero que le debía. Esto, contrariamente al victimismo patético, demagogo e hipócrita de lxs neonazis de Amanecer Dorado (que se quejan de que lxs migrantes tienen buenos trabajos y por su culpa lxs griegxs están en el paro), pone una vez más de manifiesto el hecho de que en Grecia, aquí en el Estado español y, en definitiva, en el resto de éste nuestro «mundo desarrollado», las personas migrantes se encuentran expuestas a una doble violencia. Por un lado, la que todas sufrimos, la que nos chantajea para hacernos vender nuestra fuerza de trabajo y nuestro tiempo para poder sobrevivir produciendo cosas que ni necesitamos ni nos pertenecen porque son simple quincallería para mantenernos encadenadas al curro hipnótico y al consumismo, y por el otro, la que provoca su permanente situación de vulnerabilidad, su indefensión ante la represión especialmente dura que reciben de parte de patrones, políticos, policía, grupos neonazis o fascistas y demás bastardos.
Lo ideal habría sido reventarle el club (y los dientes) al miserable racista y explotador responsable de ésto, pero de todos modos estas respuestas ayudan a colectivizar los conflictos y a fortalecer los medios de resistencia. Por este motivo he decidido publicarla aquí, pese a mis diferencias con las estrategias utilizadas y con las estructuras que llevaron a cabo la protesta.
Huelga salvaje, solidaridad y sabotaje contra el mundo de los patrones y sus privilegios.
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El sábado, 22 de febrero de 2014, tras una convocatoria del sindicato de base de camarerxs, cocinerxs y demás trabajadorxs en el sector alimentario, y contando con la participación de colectividades y sindicatos solidarios, se llevó a cabo una intervención delante del club SCHERZO, ubicado en la calle Vorea 8, en el barrio de Marousi, en el norte de Atenas. La protesta fue en solidaridad con el migrante trabajador de este negocio y miembro del sindicato, que fue recientemente apaleado por el patrón porque demandó el dinero que él le debía por su trabajo. Durante casi 2 horas, más de 200 personas gritaron consignas, repartieron textos y octavillas e informaron a lxs peatonxs y negocios vecinales. Una vez acabada la intervención, se realizó una breve marcha.
El migrante trabajaba en este club desde los últimos 5 meses, hasta 12 horas al día, 30 días al mes, y se le pagaban sólo 10 euros al día. Aparte de las tareas de la limpieza, tenía que encargarse también de asuntos varios del club y también personales del patrón. Como si no fuera suficiente todo eso, además le debían dinero. Durante el proceso de pago de algunas de las deudas, el patron Dimitris Tyrologos le propinó una paliza y le robó su mochila con documentos personales y dinero. El migrante tuvo que ingresar en un hospital, donde permaneció durante 3 días. A pesar de la ferocidad de su cotidianeidad laboral, el trabajador se mobilizó desde el primer momento y denunció al patron en la Inspección Laboral. Tras la paliza que recibió exigió y sigue exigiendo su dignidad obrera, entrando en contacto con espacios sociales solidarios y el propio sindicato de base de la gente que trabaja en el sector de alimentación.
Cada mano de patrón que es levantada contra migrantes obreros debe ser cortada…
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A continuación, una foto de la intervención solidaria de Atenas. La pancarta dice «Con solidaridad de clase y organización hacemos la guerra a los patrones y los fascistas».