[Cartel] «¿Tienes un terrorista al lado?» Definiendo el concepto de «terrorismo» y sus usos represivos

Recibo en el correo electrónico, traduzco del catalán a castellano y difundo el siguiente cartel y escrito, sobre el terrorismo y su concepto dentro del imaginario y la retórica del sistema. También un llamado en solidaridad con las personas detenidas esta mañana en Barcelona y Manresa, en el marco de una nueva operación-pantomima represiva por parte de los Mossos D’ Esquadra y la Audiencia Nacional (se puede consultar más información de la operación represiva de esta mañana haciendo click aquí).

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¿Tienes un terrorista al lado?

Caso «Mateo Morral», «Operación Pandora», «Operación Piñata» y «Operación Pandora II».

Dos años, cuatro golpes represivos perfectamente espaciados en el tiempo y que responden a los mismos patrones (intoxicación mediática siguiendo los informes policiales al pie de la letra, creación de un nuevo y «peligroso» enemigo interno, operativos policiales completamente desproporcionados y espectaculares).

Dos años, cuatro golpes represivos que responden a los mismos objetivos de castigo a la disidencia y legitimación del control social. El antiterrorismo y sus múltiples engranajes no pueden seguir existiendo sin el «terrorismo». Y si no está, se lo inventan.

El mensaje que quieren transmitir está claro: «si luchas contra la miseria de este sistema, serás perseguida y castigada».

De nosotras depende responder. Y lo haremos juntas y sin miedo, porque sabemos que la represión nunca ha conseguido ni conseguirá parar los deseos de libertad.

¡Libertad anarquistas detenidas!

Manifestación unitaria hoy miércoles 28/10/15 a las 20:00 en la Plaça del Diamant

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Terrorismo
m. SOCIOL. / POLIT.
Utilización de la violencia, de una forma sistemática y a menudo indiscriminada, en la lucha social y política.

¿TIENES UN TERRORISTA AL LADO?

El terrorismo es difícil de definir jurídicamente, tiene más de 100 definiciones diferentes en el mundo. Sin embargo, cuando hablamos de terrorismo, todo el mundo parece tener claro a qué nos referimos. Esto es debido, sobre todo, a que se trata de un concepto político, que se utiliza para definir al enemigo, «al malo».

Definiendo el terrorismo

Si observamos la historia, encontramos múltiples ejemplos de cómo aquellos que fueron tildados de «terroristas» se han convertido después en «libertadores», una vez desbancado el poder contra el cual luchaban. En las Primaveras Árabes, las personas que tomaron las calles para hacer caer dictaduras pasaron de ser «bandas de terroristas» a ser «héroes de la revolución». El hoy mitificado Nelson Mandela era el líder de una «organización terrorista», según el Apartheid, hasta que se convirtió en presidente. En el actual conflicto de Ucrania, los dos bandos se acusan mutuamente de terroristas. El terrorismo, como concepto político del enemigo, es utilizado para deslegitimar, marginar y aplastar socialmente a los adversarios y poder justificar así cualquier acción, condena o violencia al margen de un supuesto sistema garantista.

Utilizando el terrorismo

En el caso de los movimientos sociales, la criminalización no es reciente: En los ochenta, Margaret Tatcher intentó aplicar la Ley Antiterrorista durante las huelgas de la minería; el movimiento antiglobalización también fue tratado de terrorista por diferentes gobiernos, como declararía el general Fabio Mini después de la cumbre del G-8 en Génova, en 2001: «La protesta violenta contra el sistema mundial es equivalente, en este caso, al terrorismo». Durante las movilizaciones, un chico de 23 años fue asesinado de un tiro en la cabeza por un Carabiniere y luego atropellado por un vehículo policial.

En casa tenemos ejemplos como el caso de los indignados: una vez dejaron de ser «jóvenes que reclamaban más y mejor democracia» y comenzaron a ser un problema para el gobierno, fueron tildados de violentos y terroristas -sobre todo después del desalojo de Plaza Cataluña o de la acción de Aturem el Parlament.

En el caso concreto del anarquismo, nos encontramos con un movimiento que ha impulsado infinidad de iniciativas positivas de organización popular, como las mutuas, la educación racional, las cooperativas o los ateneos, que hoy forman parte de nuestro bagaje histórico y presente. Pero el subconsciente popular tiende a identificar el anarquismo exclusivamente con el «joven vestido de negro que rompe escaparates», con el caos o las bombas. El poder y sus medios se han encargado, durante siglos, de que cualquier amenaza a su orden social pueda ser neutralizada; el término «terrorista» es uno de los mecanismos empleados para esa función.

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