Nota: En este blog por norma general se omite el citado de aquellas fuentes que se correspondan con medios de comunicación burgueses o fuentes institucionales o policiales. La razón para esto es obvia, tratar de evitar, en lo posible, el filtrado de aquellas falsas informaciones que esas fuentes acostumbran a difundir, además de no dar publicidad a la escoria embustera de los mass-media que como anarquistas criticamos y combatimos. No obstante, en este caso haré una excepción, y la noticia a la que hago referencia en esta entrada se puede encontrar aquí.
Mientras revisaba la noticia de Chilevisión acerca del autobús incendiado por un grupo de encapuchadxs anarquistas en las inmediaciones de la USACH (Santiago de Chile), hallé otra noticia que he decidido difundir por su contenido.
Según informó la prensa burguesa chilena, un bastardo de la PDI (Policía De Investigaciones), el subcomisario Héctor Palma, fue detenido por haber extorsionado y violado a tres mujeres dedicadas a la prostitución, con las cuales el madero habría contactado vía Internet, para luego, una vez se encontraba con ellas, exigirles que le ofreciesen sus servicios sin pagar, amenazándolas con que si insistían en cobrarle, él iniciaría un procedimiento legal falso contra ellas, aprovechando su detestable función de subcomisario dentro de los cuerpos represores.
El madero habría sido dado de baja en la despreciable institución y enviado a prisión preventiva durante el plazo que dure la investigación, dirigida por la Fiscalía Oriente.
El objetivo de difundir aquí esta noticia no es en ningún caso la de demostrar que la policía también reprime a los suyos, ni insinuar que hay «policías buenos» que también persiguen a los «policías malos» que tienen conductas inapropiadas, ni nada semejante. Por el contrario, la intención es la de poner de relieve que aquellas «personas» que dicen proteger al pueblo, sea en Chile, en el Estado español o en cualquier otra región o territorio del planeta, son aquellas que constantemente abusan de su poder para imponer su voluntad y sus deseos, y que la policía no es ese «cuerpo de seguridad defensor de la sociedad» que quieren vendernos, sino un mero cuerpo de mercenarios, torturadores y asesinos cobardes que imponen a golpe de porra, multa y condena unas leyes que, en muchos casos, ni siquiera ellxs cumplen (aunque gocen, en la mayoría de los casos, de total impunidad).
