Recibo en el correo electrónico el siguiente comunicado del compañero Kevin Garrido, anarquista encarcelado en la sección de máxima seguridad de la CAS (Cárcel de Alta Seguridad) en Santiago de Chile, declarando su solidaridad con lxs compas que sufrieron la paliza cobarde de los carceleros en la cárcel de Santiago 1, mediante un ayuno solidario de una semana, que podría extenderse en función a cómo evolucione la situación de lxs compas golpeadxs:
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Por la Solidaridad entre Prisionerxs en Guerra
Asumir y vivir mi vida en constante enfrentamiento con el mundo del Poder y todx miserable bastardx que emane algún indicio de autoridad es saber estar junto a cada hermanx que hoy se encuentre cautivx en los diferentes pero siempre horribles mataderos de Chile y el mundo entero.
En la calle –y donde quiera que me encuentre- soy un amotinado cómplice de todo lo criminal y en la cárcel no me acobardo ni tengo una actitud sumisa ante los carceleros y todo bastardo autoritario que por aquí transite. No me atraganto de lindos discursos ni frases como: “Muerte a toda autoridad” y al rato me victimizo por unos cuantos palos venideros de la Autoridad, autoridad que con mis manos pretendo asesinar. Asumo las “consecuencias” de mis actos que nunca van de la mano con la pasividad. Porque esta es mi Guerra, AQUÍ Y AHORA.
Desprecio y odio a los carceleros tanto como ellos me desprecian y odian a mí. Somos eternos enemigos y eso bien lo saben y se lo he hecho saber, no empatizamos en nada más que ver al otro prontamente caer.
La victimización está presente, pero por parte de ellos, de mí jamás oirán un suspiro o lamento de compasión. La cobardía está pero emerge de ellos, pretenden hacerse respetar utilizando los medios “legales” que les otorga la cárcel y te envían, aparte de ya estar en la mierda misma, a jaulas de castigo. Son cobardes, y sus acciones así lo demuestran. Entre varios tienen la “valentía” de enfrentarte, de a uno les tiemblan los puños, pese a tener protección física. Esta es su “casa”, “casa” que jamás respetaré ni desarrollaré alguna sensación de comodidad estando aquí dentro, pese a los alucinados años que pretenden acribillarme.
No digo que soy el más valiente de todxs o algo parecido. El miedo: sí, puede que sea miedo, está cuando me he visto superado en número y ya no son sólo puños los que pretenden someterme y adaptarme, sino armas, que apuntan directo a la cabeza. Pero a pesar de todo, el “miedo” no consigue dominarme, lo logro controlar, difícilmente pero lo controlo.
En todos los bastardos años que he vivido, aprendí por experiencias personales a jamás guardar silencio, siempre debo responder, aunque más de algún golpe me caiga encima. No aguanto los salivazos venenosos y bofetadas del Poder así sin más ni más. En la calle, la cárcel y donde quiera que me encuentre tengo una identidad y debo ser acorde a lo que pienso, hago y quiero.
Con todo lo anteriormente escrito sólo quiero dejar en claro el cómo enfrento y detesto la cárcel. Cada cual enfrenta la cárcel como quiera, pacíficamente o violentamente. Lo que es yo, daré toda una vida por explosarla desde sus cimientos.
Hoy limitado a mis acciones urbanas, es que me he visto en la urgencia de escribir estas primeras palabras públicas –pero no las últimas- con objetivos y decisiones inquebrantables. Frente a los últimos hechos que han acontecido en la cárcel Santiago 1 y en los cuales se han visto involucrados varios hermanos que han sido hostigados y golpeados por los siempre bastardos carceleros –aunque no son hechos nuevos, sino de hace incontables años- con mi hermanito Joaquín nos hemos organizado pese al duro aislamiento que pretenden imponernos y la precaria y paulatina información que recibimos, utilizando nuestros cuerpos como armas percutando un ayuno solidario de una semana a contar desde el sábado 13 de febrero. Ayuno que no dudaremos en extender o agudizar.
Que los carceleros y el Poder sepan que cada golpe que osen dar a alguno de mis hermanxs les va a caer 10, 100, 1000 veces más fuerte, hoy ya estoy dando el mío.
Ignacio Muñoz, Amaru Zúñiga, Manuel Espinosa, Felipe Román, Enrique Guzmán, Javier Pino, Nicolás Rojas, Claudio Valenzuela, Sergio Álvarez y Fabián Durán: cada segundo estoy con todos ustedes, los acompaño en cada movimiento que decidan ejecutar.
A Juan Flores en Santiago 1, en el Módulo Uno de Máxima Seguridad: un gran y cómplice abrazo, hermano. Porque la actitud en la cárcel no debe cambiar ni apaciguar.
Natalia Alvarado, Nataly Casanova, Natalia Collado, Tamara Sol Vergara, Camila Sanhueza y María Paz Vera: harta fuerza y energía. Las toneladas de hormigón y frías rejas no pueden contra toda su belleza.
A Juan Aliste, Marcelo Villarroel, Freddy Fuentevilla, Hans Niemeyer, Alfredo Canales y Alejandro Astorga en la cárcel de Alta Seguridad: un enorme saludo a la corta distancia. Que los años de combate que llevan en sus cuerpos siga siendo la resistencia del día a día.
Que las esquirlas de libertad de cada explosión lleguen a bombear el corazón de cada presx que enfrenta dignamente la cárcel en cada rincón del mundo.
Sarnosos carceleros su respirar sólo alimenta las ansias de seguir vengándome de ustedes y sus familias. Por lxs caídxs, presxs y prófugxs… Porque hay todo un mundo por destruir.
¡¡ABAJO LAS JAULAS DE LA SOCIEDAD CIVILIZADA!!
¡¡GUERRA A MUERTE CONTRA TODA BASTARDA AUTORIDAD!!
Kevín Garrido Fernández.
Cautivo en Guerra.
Matadero/Cárcel de Máxima Seguridad.
Santiago de Chile.