Hace unos días, a través de su cuenta en la red social Twitter, el Santuario de animales Gaia publicaba un tweet donde alegremente celebraban que una asociación de policías presuntos «defensores de los animales» les habían visitado. Ante eso, diferentes colectivos decidieron responder con comunicados y escritos donde pretendían incitar al personal del Santuario a hacer una seria autocrítica.
Personalmente, creo que no hace falta aclarar qué pienso yo de todo esto, y de la supuesta «defensa» que un puñado de maderos puedan realizar de lxs animales no-humanxs. Tweets tan hipócritas, contradictorios y especistas como este mismo (publicado también recientemente en la cuenta oficial de Twitter de la Policía Nacional) dejan bien claro cuál es el concepto que este puñado de mercenarios tienen del «respeto a los animales», posicionándose contra el «maltrato de animales» (es decir, de perritos y gatitos) mientras incitan al mismo tiempo y en la misma frase a explotar perros como ayudantes en la caza (es decir, en el asesinato innecesario y por capricho) de otras especies:
No obstante, y a pesar de que creo que la contradicción por parte del Santuario Gaia en este caso es más que obvia, y a pesar de que no comparto determinados conceptos utilizados en los escritos (por ejemplo, no creo que exista nada homogéneo que se pueda denominar «movimiento de derechos animales») me gustaría difundir a continuación los dos textos que he recibido en el correo electrónico de la mano de compañerxs afines que los enviaron junto a sus fuentes (ambos fueron tomados de redes sociales), y que plantean la necesidad de una reflexión crítica al respecto.
El primero fue tomado de la cuenta de Twitter «The Vegan Mood»:
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La falta de politización en el movimiento de derechos animales.
«La policía amiga de los animales»
Por todxs es sabido que el movimiento por los derechos de los animales está conformado por diversidad de enfoques y tácticas, llegando a ser incluso contradictorias entre sí. Si bien todxs luchamos por lxs animales no lo hacemos desde una misma base. Reconocer la existencia de una opresión -especista en este caso- es fundamental para desarrollar una línea política en el movimiento.
Las personas antiespecistas reconocemos esta opresión y luchamos para que se reconozcan unas dinámicas, estructuras e ideología que oprimen sistemáticamente a los animales en diferentes ámbitos y a diferentes niveles.
Precisamente es en la lucha -por la liberación animal en este caso- donde la represión tiene una clara presencia, represión llevada a cabo por los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, cuerpos represivos que no pocas veces aparecen junto a sectores animalistas, en una clara muestra de simpatía y admiración mutuas.
Queda patente la absoluta falta de coherencia y profundidad de estos sectores que se muestran complacidos con el servicio que presta la policía, pues es ésta misma la que reprime y encarcela a activistas que luchan por los animales, es la policía quien asegura la celebración de cualquier espectáculo o fiesta donde se ejerce violencia extrema sobre los animales.
Este papel es, por naturaleza, antagónico a nuestra lucha, pues pretendemos que cambien las cosas, pretendemos que cambie la estructura e ideología especista que permite y legitima la dominación, explotación, tortura y asesinato de millones de animales. La policía, además, se infiltra en el movimiento para obtener información, involucrándose si es necesario en relaciones sentimentales con activistas del movimiento.
La represión al movimiento de derechos animales no es algo exclusivo de nuestro país, sino que responde a una criminalización y persecución internacional. Basta recordar la operación contra activistas de Equanimal e Igualdad Animal que tuvo lugar en 2011, operación sustentada en el montaje policial con el único objetivo de criminalizar y escarmentar al movimiento -los tildan de ecoterroristas-, llegándose incluso a producir múltiples intervenciones telefónicas por el SEPRONA -ese cuerpo de la Guardia Civil tan amigo y protector de los animales y la naturaleza- a varios activistas del movimiento.
Los cuerpos de seguridad se acercan a nuestro movimiento con una finalidad clara y es nada menos que un lavado de cara ante la sociedad, un lavado de cara necesario pues son ellos mismos los que usan y explotan animales indiscriminadamente, teniéndolos en condiciones pésimas -como se descubrió en 2014, en el caso de los perros policía de la unidad de Sevilla- lavado de cara también, pues necesita que la sociedad dé el visto bueno a unos cuerpos que han recibido denuncias internacionales de forma reiterada, por las torturas y vejaciones a las que someten a presxs y detenidxs, lavado de cara ante los montajes policiales, el lavado de cara, en definitiva, que necesitan para legitimar el sistema en su conjunto.
Queda claro que la policía NO es amiga de lxs animales, ni de lxs que luchamos por ellxs.
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En cuanto al segundo comunicado, a continuación, fue tomado de la cuenta de Facebook Represión al Movimiento de Derechos Animales / Liberación Animal:
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Independientemente del buen trabajo que se pueda hacer en un sentido, como en el caso del Santuario Gaia, hay cosas que como movimiento no podemos permitirnos. Así que, con afán de poner sobre la mesa un asunto que consideramos de mucha gravedad —lo ocurrido en el Santuario Gaia hace unos días—, compartimos esta reflexión que está difundiéndose en Twitter.
No podemos abrir las puertas de espacios, supuestamente liberados de toda opresión y de igualdad, a quienes han vigilado mediante seguimientos y escuchas telefónicas —la policía como estamento— a compañeros y compañeras.
La ingenuidad o la diferencia de posiciones —sea una u otra la causa que origina hechos de esta naturaleza— no pueden pasar de largo como si se tratara de sucesos sin importancia.
Es nuestra responsabilidad como compañeros/as hacer frente a quienes han usado, usaron y usarán su fuerza para perpetuar los sistemas de dominación y de poder.
Convertir a policías por velar ciertas leyes de protección animal, por prevenir ciertos maltratos, o por prevenir ciertas agresiones en algunas manifestaciones, en aliados son ingenuidades propias de un movimiento que no ha profundizado en su naturaleza política y que no ha entendido su posición en la historia.
Además, nos parece que hechos así, echan por tierra el trabajo que otros compañeros/as estamos llevando a cabo con análisis, experiencias en primera persona y con una gran apertura al debate crítico.
Tener más seguidores en las redes sociales no implica tener más razón sin embargo sí implica tener una responsabilidad mayor, con lo que se dice y con lo que se hace.
Conste que nos parece fundamental el trabajo que se realiza desde ese Santuario, liberando a animales no humanos de una opresión brutal. Pero hacer algo bien no significa hacer todo bien y ante la represión la oposición debe ser frontal e incuestionable. Asumir nuestra responsabilidad como militantes y como compañeros/as pasa por llamar la atención ante hechos de esta índole.
Difunde si lo consideras de interés.
Salud, libertad y solidaridad.
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También me parece muy aconsejable y oportuna la lectura del texto «Reflexiones sobre las posturas apolíticas, la irrupción del fascismo, y el “todo vale” en los movimientos animalistas» de lxs compañerxs de la Asamblea Antiespecista de Madrid (disponible aquí).
Llegado a este punto, es poco lo que por mi parte puedo añadir a lo ya expresado en sendos escritos por parte de otrxs compañerxs, salvo reiterar que la policía es la fuerza de seguridad y de choque de un Estado que, a su vez, se encuentra al servicio de los intereses económicos y los deseos de una minoría privilegiada, propietaria y explotadora que no duda en esclavizar animales (humanos o no-humanos) para seguir aumentando sus beneficios a costa del resto, asignándole a cada individux un valor determinado, siempre relacionado con el beneficio que se puede extraer de su explotación, la cual también varía dependiendo de diferentes factores arbitrarios como la especie, la etnia y el color de piel, el género y sexo de la persona, su orientación sexual, su estratificación social o su funcionalidad dentro de los parámetros oficiales de salud y «normalidad» física o psicológica. Por lo tanto, la policía nunca va a velar por los intereses y necesidades de lxs individuxs explotadxs.
En el Estado español la represión contra las luchas en defensa de lxs animales no-humanxs todavía no ha adquirido un cariz realmente duro como por ejemplo el que adquirió en Reino Unido o en EE.UU. durante el llamado Green Scare (las campañas de represión del FBI contra activistas que luchaban en defensa de lxs animales o de la naturaleza) donde chivatos y hasta agentes policiales llegaron a infiltrarse en círculos antiespecistas llegando incluso a mantener relaciones íntimas duraderas con activistas llegando a tener hijxs con ellxs, engañándolxs por completo, jugando con sus sentimientos y manipulándolxs durante años sólo para obtener la información que necesitaban para continuar encarcelando compañerxs. Al mismo tiempo, aquí en el Estado español como ya se ha apuntado en los comunicados de más arriba, las escuchas telefónicas, los seguimientos, el acoso y finalmente un golpe represivo basado en un burdo montaje policial sacudieron los ámbitos animalistas, llevando a muchas personas a replantearse cuál es su posición, y a darle a su lucha por los animales una dimensión mucho más amplia contra cualquier forma de explotación, dominación o autoridad. Eso sin contar todos los casos que hemos visto o escuchado en los que la policía ha actuado para golpear, detener y enmarronar a activistas por realizar acciones contra negocios especistas, por realizar pintadas o por hacer concentraciones y protestas frente a circos con animales o plazas de toros, por ejemplo, optando por proteger los beneficios y la seguridad de quienes viven torturando y asesinando animales.
Sin embargo, todavía vemos cómo hay personas (no sabemos si ingenuas o directamente estúpidas) que prefieren «caerle bien a la sociedad» a cualquier precio, incluso entablando «enternecedoras» amistades con la policía, es decir, con los mercenarios de los enemigos de cualquier forma de libertad, que han hecho del mundo una jaula gigantesca. Nos preguntamos qué opinarán de esto compañerxs que están o han estado encarceladxs por llevar su lucha por la liberación animal hasta las últimas consecuencias, personas como Marius Mason en EE.UU., Debbie Vincent en Reino Unido, Gianluca Iacovacci y Adriano Antonacci en Italia (ya excarcelados y bajo arresto domiciliario tras pasar años en prisión por acciones de sabotaje contra empresas y negocios de explotación animal y de la naturaleza), el compañero ya liberado Eric McDavid (compañero de EE.UU. que pasó varios años preso tras ser objeto de un montaje orquestado por una agente del FBI infiltrada) y otrxs. También nos preguntamos qué pensarán compañerxs presxs que si bien no entraron a la cárcel por acciones relacionadas con la liberación animal, han tenido que luchar duramente desde dentro para conseguir un derecho a una dieta vegana en la prisión, como Osman Evcan en Turquía o el compañero «Nahuel» aquí en el Estado español.
Para nosotrxs no hay diálogo, ni compromiso ni negociación con la policía ni con ningún otro cuerpo represivo. Son escoria, les odiamos y sólo tendremos algo que agradecerles el día en que desaparezcan para siempre de nuestras vidas.
¡Contra las posturas apolíticas y la cultura del «todo vale» en los movimientos antiespecistas!
¡Contra cualquier forma de autoridad!
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