Recojo en inglés del blog Enough is Enough! (aunque originalmente fue publicada por les compas de Montreal Counter-Info) y traduzco a castellano esta crónica que fue publicada a 8 de marzo, narrando lo ocurrido en el centro de Montreal, Canadá, el pasado 4 de marzo, cuando una manifestación de organizaciones de extrema derecha como La Meute marchó por las calles de la ciudad, siendo confrontada por un grupo de antifascistas que intentaron sin éxito frenar su avance, a pesar de que no dudaron en iniciar choques físicos contra la manifestación fascista, como de costumbre protegida por la policía. Además de un relato de los hechos, la crónica contiene algunas reflexiones a modo de auto-crítica para evitar esos fallos en futuras convocatorias.
¡Antifascismo significa ataque!
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El día empezó alrededor de las 11:00 de la mañana con un encuentro de grupos de extrema derecha en la Plaza de Émilie-Gamelín. Defender la libertad de expresión fue su pretexto para escupir su odio hacia les musulmanes. La manifestación consistió en alrededor de 150 personas, con numerosas banderas de “La Meute” (N. de T.: “La Manada”, organización fascista canadiense), así como también algunas banderas Quebec. Un pequeño grupo de maoístas intentaron bloquearles desde el principio, pero los maderos rápidamente intervinieron para empujarles atrás y despejar la calle para les fascistas.
La manifestación fascista llegó al ayuntamiento alrededor de las 11:30, y una contramanifestación de alrededor de 400 personas les esperaba. Los puñetazos empezaron a volar desde ambos lados, ya que la policía todavía no había separado las dos manifestaciones. Los miembros del grupo de extrema derecha que merodearon un poquito cerca de más ciertamente recibieron una paliza y fueron tirados al suelo. Los maderos luego separaron las dos manifestaciones y en ese punto las cosas se cristalizaron. La extrema derecha quedó en un lado y les antifascistas en el otro. Los insultos volaron desde ambos lados pero sin confrontación.
Sin embargo, sobre treinta antifascistas espontáneamente decidieron rodear la formación policial. A pesar de los esfuerzos por reunir más gente para unirse al grupo que se estaba separando de la manifestación, la mayoría de la manifestación antirracista se quedó donde estaba. Es difícil decir si el obstáculo fue la inercia de una gran multitud esperando 45 minutos en el frío, la falta de voluntad de les organizadores de comunicar la iniciativa, o la falta de una pancarta para animar a un movimiento más amplio. Al margen de ésto, sólo una pequeña porción de la multitud se unió al esfuerzo por bloquear a les fascistas e impedirles manifestarse. El grupo móvil pronto se encontró cara a cara con los miembros de La Meute actuando de seguridad para la manifestación de extrema derecha. Volaron puñetazos, luego botellas de vidrio, grandes bloques de hielo, y un cubo de basura llovió brevemente sobre les fascistas. El puñado de antifascistas luego tomaron la calle para intentar bloquear la marcha fascista. Pero maderos en bicicleta rápidamente llegaron para dispersar a les antifascistas que se habían encontrado en el lado equivocado del cordón policial. La extrema derecha entonces tuvo el reinado libre para seguir marchando mientras la manifestación anti-racista le siguió desde atrás y fue rechazada por los despliegues de la policía. La manifestación de extrema derecha se dispersó en la Plaza de Émilie-Gamelin.
El día fue una derrota contra la extrema derecha que logró manifestarse en Montreal. Mucha gente llegó con la noción de que las cosas estarían bastante tranquilas, con veinte racistas y nacionalistas como mucho en la manifestación de extrema derecha. No estábamos preparades. Les fascistas se han vuelto una amenaza real incluso en Montreal, a pesar de que creyésemos la ciudad inmune a manifestaciones de extrema-derecha. La próxima vez tendremos que tomarnos la importancia del antifascismo mucho más en serio y asegurar que les racistas no puedan mostrarse en las calles, que sigan escondides detrás de sus patéticas páginas de Facebook. Reflexionando sobre el sábado, una de las pequeñas fuentes de consuelo es que la mayoría de la multitud parecía apoyar los ataques físicos contra les racistas y la noción de impedirles tomar la calle. Una cultura de lucha está tan arraigada en Montreal que la violencia hacia la extrema derecha es aceptada, y nosotres necesitamos continuar actuando sobre esta cuando nos la encontremos en la calle.
Algunas reflexiones tácticas para futuras manifestaciones antifascistas:
– Cuando tenemos una multitud de 400 personas, en vez de intentar todes romper los cordones policiales, 50 de cada 100 personas deben haberse posicionado en calles aledañas para impedirle a cualquiera unirse a la manifestación de extrema derecha.
– Necesitamos diferentes tipos de proyectiles para lanzar a les fascistas, ya sean bombas de pintura, piedras o pirotecnia. Un montón de cosas pueden ser útiles cuando les estemos forzando a marcharse.
Les anarquistas en Montreal ya no pueden tomarse la cuestión del antifascismo a la ligera, porque la amenaza es real. Participemos todes activamente en esta lucha que se está extendiendo a lo largo de Europa y de la llamada Norte América. El antifascismo ya no puede seguir ligado simplemente a una subcultura, sino que debe ser una parte importante de una lucha efectiva para erradicar el racismo.
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