Noticia redactada con la información encontrada en Contrainfo.
El pasado 25 de octubre concluyó en Trento (Italia) el juicio contra lxs compas Kamila, Leo y José, quienes estaban acusadxs de haber destrozado las ventanas de 5 empresas de trabajo temporal (en total 13 cristaleras). El tribunal de Trento les impuso una pena de 6 meses de prisión (en procedimiento abreviado), y revocó la medida cautelar de arresto domiciliario que lxs recluía en sus domicilios a lxs compañerxs desde hacía 3 meses. Por lo tanto, ahora mismo están libres.
Delante del juzgado se colocó una pancarta que se acompañó de una concentración solidaria con numerosxs asistentes. En la pancarta podía leerse, en italiano, «Dañar las ventanas de la explotación es lo mínimo». Este lema nos recuerda a otros episodios anteriores en que los disturbios o los ataques descentralizados a estructuras físicas fueron castigados de manera mucho más grave que los atroces crímenes que este sistema comete a diario, casi siempre con total impunidad y con penas mínimas cuando alguien «paga por lo que ha hecho» (ver comillas). Supongo que es la consecuencia de vivir en un mundo donde las propiedades y los centros de poder inanimados de los amos tienen más valor que la vida de todos los seres del planeta.
¿Cuántos cristales rotos valen nuestras vidas?
