Sobre mi implicación en algunas actividades abiertas. De riesgos y compromisos.

Estas reflexiones vienen a cuento de que, tanto en el caso de mi participación en las jornadas anarquistas de Compostela (donde participé presentando el proyecto de contrainformación que llevo a cabo mediante este blog en la primera jornada, junto a lxs compas de Abordaxe y de El Retroceso) como en la jornada de contrainformación que se realizará en A Guarda el próximo sábado, he recibido comentarios y opiniones de algunxs compañerxs que, con toda su buena fé (de la que no tengo ninguna duda) me transmitieron su visión de que no debería implicarme en este tipo de actos, y que de hacerlo, no debería hacerlo representando al blog, ya que, en términos de seguridad, es peligroso.

Bueno, antes de nada, agradecer tales comentarios y opiniones, pues de todo se aprende y se saca algo positivo. No obstante, quiero comentar que, para mí, la labor contrainformativa no está separada de otras cuestiones, y no es más que una parte de una acción más amplia y de un compromiso con otros proyectos de los que formo parte o en los que colaboro ya sea de manera transitoria o permanente. Del mismo modo que lxs vigilantes pueden cargar contra mí por gestionar este blog (del mismo modo que hicieron con lxs compas del blog anarquista italiano Culmine, por ejemplo, y con muchos otros proyectos contrainformativos), pueden hacerlo por repartir afiches y panfletos en solidaridad con compas presxs, pegar carteles, ir a asambleas u otras actividades más o menos «legales» (ya sabemos que los términos de legalidad son más fluctuantes, impredecibles e inexactos que un índice bursátil y que lo que hoy es legal mañana puede hacerte llegar a casa una «recetita» de unos cuantos euros) en las que participo o he participado. Por lo tanto, y a pesar de que considero importante tomar precauciones a la hora de utilizar Internet y, en general, cualquier otra tecnología o entorno controlado y vigilado por el poder, no veo razón para esconderme.

Resulta un tanto contradictorio, lo sé, que por un lado este blog dé voz y difusión a contenidos que el poder incansablemente trata de silenciar y criminalizar (por ej. cartas de presxs e información de su situación, comunicados de acciones de sabotaje, reflexiones de grupos de acción…) lo que conduce a entrar en el punto de mira del poder y a una monitorización por parte de las fuerzas de seguridad de la actividad que éste y otros espacios similares de Internet realizamos a diario, y que por el otro pretenda salir de la jaula virtual y cobrar una presencia física, una materialidad real, dentro de los proyectos que se desenvuelven a pie de calle y en los que un servidor, ya sea como persona o como proyecto contrainformativo (o ambas cosas, ¡que este blog no dejo de ser yo, un don nadie con mucho tiempo libre!), pueda aportar algo. Hay quien me ha dicho que le parece «suicida» en tanto que primero publico aquí y luego me presento en espacios antagonistas para decir «eh, hola, ¡he sido yo!», pero esa no es la cuestión.

Es cierto que yendo a un centro social, a una okupa, a una biblioteca anarquista etcétera y diciendo que soy la persona que administra este blog siempre existe el riesgo de que haya algún/a estupilla no invitadx a la fiesta en la sala que se quede con mi cara o con mi nombre y obtenga una suculenta información que poder emplear para futuros montajes o futuras artimañas represivas. No obstante, esto puede pasarnos con muchas otras cosas. Este blog no quiere ser ni crear un rol de especialista ni de referente en torno a mí, sino mantener una relación directa con las demás compas, quiere existir más allá de la imagen que proyecta en la red, quiere, en definitiva, ser, y no simplemente estar como un espacio estático en unas ciertas coordenadas cibernéticas donde la vida se reduce a un espectáculo de mierda. Por eso, algunos de los contactos establecidos primero mediante el blog se han materializado en abrazos y debates reales, en correspondencia epistolar y en risas. Otros, siguen sin materializarse por cuestiones de distancia, pero la cuestión es que no podemos permitir que el poder y sus lógicas represivas nos condenen al ostracismo. Como ya he dicho, si nos ponemos así, por esa regla de tres todxs deberíamos medir nuestras palabras y pasos con lupa, viviendo asustadxs y sin tomar parte realmente en nada por miedo a que lxs asesinxs de sueños se nos echen encima.

Porque más allá de este anonimato relativo bajo el que lleno este cuaderno virtual de reflexiones y conspiraciones propias y ajenas, hay unx individux que desea con todas sus fuerzas embestir este mundo junto a lxs demás que sienten en su pecho ese deseo latiendo cada vez más fuerte. Esperemos que pronto el latido se convierta en golpe.

Nos vemos en la calle.

PD: Estas reflexiones no pretenden menospreciar la elección de aquellxs compas que prefieren mantener en el anonimato sus proyectos y no asumirse como parte de los mismos por las razones que sean. Valoro y respeto la manera que estos proyectos tienen de tratar esta cuestión y no se trata de qué posición es «mejor» o «peor» sino de mantener una armonía y de hacer piña ante la represión cuando el poder, de nuevo, intente silenciar nuestras voces en la calle o en la red.

Por la anarquía.
¡10, 100, 1000 núcleos, colectivos e individualidades contrainformativas!

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