Recibimos en el correo electrónico dos vídeos sobre las jornadas de movilización y disturbios que tuvieron lugar en la capital francesa el pasado 16 de marzo, y que dejamos a continuación:
Para mañana, 1 de mayo, se espera una potente jornada de movilización en la que algunos grupos anticapitalistas han llamado a convertir París en la «Capital del Disturbio» (aunque tarde, al final de este post difundimos el comunicado de la convocatoria que recibimos traducido). Además, para el próximo 25 de mayo se espera una nueva jornada de lucha en París bajo el lema «Ultimátum 3» (lo que veis en los vídeos fue el Ultimátum 2).
Por otro lado, el 26 de mayo otra movilización en solidaridad con el movimiento en torno a los chalecos amarillos tendrá lugar en Bruselas, Bélgica.
Por nuestra parte, pensamos que más que aglutinarnos en «capitales del disturbio» (Atenas, Barcelona, París…) efímeras y centralizadoras respondiendo a convocatorias de «turismo revolucionario», olvidando la realidad concreta y cotidiana de nuestras respectivas ciudades que nos perseguirá todos los días, lo suyo es dispersar la acción, descentralizarnos y al mismo tiempo comprender y recorrer nuestro propio contexto día a día para poder incidir en él con eficacia y reproducir en esas calles aletargadas que nos desilusionan el nivel de tensión y conflicto que nos gusta observar y que vamos a buscar en otros lugares. Sin embargo, pensamos que el llamado a continuación es de todos modos interesante:
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Primero de mayo: Paris, capital del disturbio
¡Por un 1 de mayo amarillo y negro!
«Cuando el gobierno viola los derechos del pueblo, la insurrección es para el pueblo, y para cada parte del pueblo, el más sagrado de los derechos y el más indispensable de los deberes»
– Artículo 35: Declaración de los Derechos Humanos y del Ciudadano
El gobierno macroniano tiene la intención de acabar con la protesta social actual por la fuerza, alcanzando un nivel de represión nunca visto hasta ahora: Prohibiciones de manifestación, despliegue de militares, utilización de vehículos blindados, utilización de marcadores químicos y armas de guerra contra los manifestantes, penas de prisión a montones, manos arrancadas, manifestantes tuertos…
En la manifestación del 1 de mayo de 2018, la prefectura de policía contaba con 14.500 manifestantes «al margen de la procesión sindical» (o sea, casi tanto como en la manifestación tradicional), de los cuales «1200 individuos radicales». El pasado 16 de marzo, en el acto XVIII, fueron 1500 «ultras violentos» que estaban presentes entre los 7.000 manifestantes según las cifras de la misma policía.
Hoy, lo que asusta al Estado, ya no son los alborotadores mismos, sino más bien la adhesión y la comprensión que suscitan entre el resto de la población. Y eso a pesar de las llamadas, semana tras semana, a disociarse de los «rompedores».
Si hay un grupo que golpea actualmente a Francia con toda su violencia no es el Bloque Negro, tampoco son los chalecos amarillos; es el propio gobierno.
Hacemos un llamamiento a todos los revolucionarios de Francia y de otras partes, a todos los que quieren que esto cambie, para venir a formar un bloque decidido y combativo. Porque si la represión se abate sobre todas y todos, nuestra respuesta debe ser común y solidaria. Contra Macron y su mundo, tomemos las calles todos juntos para revivir la convergencia de iras y esperanzas. Preparémonos, equipémonos, organicémonos, para revertirlo y hacerle revivir una jornada de infierno.
¡La guerra está declarada!