Recibimos (ya traducido) este comunicado de compañeres de París tras la manifestación del 1º de mayo, donde la capital francesa se convirtió en un nuevo escenario de potentes disturbios y enfrentamientos, resultando detenides un gran número de luchadores, muches de les cuales continúan en prisión.
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En un contexto donde los policías y los bancos son atacados regularmente desde finales de noviembre, el 1° de mayo podría ser una posibilidad de ruptura radical con este mundo de fronteras y guerras en continuidad de los disturbios del 16 de marzo y, en general, de los ataques contra las distintas cadenas de esta máquina para romper vidas que es la autoridad.
Y mientras las banderas francesas y nacionales florecen aún en las calles, esa justicia llena las cárceles (el Estado anuncia la creación de 10000 nuevos lugares para prisión en los próximos 10 años) y el discurso capitalista predica sonreír y morir cada día un poco más en el trabajo. Frente a la posibilidad de profundizar el conflicto el primero de mayo, el Estado había planeado un dispositivo de seguridad consecuente: 7400 policías en la capital, 20000 controles preventivos. Resultado: una manifestación ofensiva pero muy contenida por policías que no dudaron en cargar.
Muchxs manifestantes y compañerxs de diferentes nacionalidades están ahora bajo las garras de la justicia y la cárcel. Si parece necesario desarrollar reflexiones de defensa colectiva de ruptura en el marco de los tribunales (por ejemplo, durante los juicios del 21 y 23 de mayo en el TGI de París), lo es también continuar atacando directamente tanto a aquellxs que producen miseria como a quienes la manejan, aquí como en todas partes.
Si partimos de los postulados de que la defensa es necesariamente ofensiva, que los pensamientos no son disociables de los actos y viceversa y que los fines existen en los medios que experimentamos, podemos entender fácilmente que cada institución “que se hace humo” es una brecha a un mundo sin apagafuegos, sin Estados, sin líderes, sin jaulas.
Más allá del alambre de púas y las fronteras, contra las cárceles (con o sin muro), ¡solidaridad!