Recibimos en el correo electrónico estos 2 escritos en contra del macromatadero de Binefar, el matadero más grande de Europa, que recientemente ha empezado su actividad en la localidad aragonesa, y que tendría capacidad para asesinar a alrededor de 30000 cerdos diarios, creando con ello toneladas de residuos y purines contaminantes, y un impacto medioambiental que va mucho más allá de la propia masacre de individuos no-humanos (considerando que todas esas muertes son ya una razón más que de sobra para oponerse a tal aberración).
Desde aquí, y sin haber podido desplazarnos hasta allí, enviamos un fuerte abrazo, mucha fuerza y toda la rabia y complicidad que nos caben en el corazón, para las personas que estuvieron resistiendo contra el proyecto antes de su puesta en marcha, en la acampada antiespecista, sufriendo acoso, amenazas, agresiones físicas, no solo de la policía y del personal de seguridad sino también de todas esas personas despreciables que apoyaban el macromatadero porque va a «ofrecer trabajo» o porque simplemente son simples ganaderos de ultraderecha con muchos intereses económicos puestos ahí.
Nosotres queremos matizar, no obstante, que no estamos de acuerdo con el discurso que creemos que se está empleando en gran medida en los artículos que aquí reproducimos (a pesar de haber decidido publicarlos igualmente por considerarlos de interés en otros muchos aspectos) y en otras fuentes que hemos consultado, y sin querer por ello menospreciar ni restar valor a la contribución de su autora, Marta Navarro, creemos que centra toda la crítica en el impacto medioambiental del matadero, las cantidades de CO2 emitidas a la atmósfera, o de residuos generados. Es cierto que esto nos parece una parte del problema a tener en cuenta, y por supuesto nos parece también algo a analizar y a combatir el alto porcentaje de responsabilidad de la ganadería industrial sobre el cada vez más grave cambio climático y las desastrosas consecuencias medioambientales que tendrá para todo el planeta. No es que no nos preocupe este asunto. Sin embargo, pensamos que, en este caso, el foco debe ponerse sobre todas las vidas de animales no-humanos que van a ser eliminadas en este campo de exterminio cada día. Individuos que como nosotres tienen deseos de libertad y bienestar, ganas de vivir, pueden sentir emociones, tienen consciencia de sí mismos y merecen por lo tanto consideración y respeto. Para nosotres, esa matanza es suficiente y creemos que es sobre la importancia de incorporar a otras especies a nuestros círculos de consideración y empatía de lo que se tiene que hablar en primer lugar. Porque aunque podamos identificarnos, y nos identifiquemos, con movimientos antidesarrollistas, de ecología radical, de defensa del territorio, o como diablos queráis llamarlos, también somos antiespecistas, y contamine o no, un asesinato es un asesinato y una jaula siempre será una maldita jaula.
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Hoy empieza a funcionar el mayor matadero de Europa. Binéfar es el lugar que alberga el desastre. Cada día darán muerte a más de 30.000 cerdos. Ahora, mientras escribo este post, estarán muriendo cientos de ellos. El matadero emitirá 126 toneladas de CO2 cada día y 1,3 millones de metros cúbicos de basura contaminante cada año. Hay gente que con una mano aplaude a la activista medioambiental Greta Thunberg y con la otra aplaude la construcción de este matadero. Luego están los que se callan, los que no dicen nada. Hay que querer muy poco a este planeta, a este Aragón, a este Binéfar y a toda la gente que allí vive para dar el visto bueno a este desastre. Hay que ser muy parcial para hablar de otros mataderos en otros lugares del país y callarse ante lo que ocurre en Aragón. No, no hay que ser Vegano para estar en contra de este matadero, amar el planeta es suficiente. Yo recordaré esta fecha en el futuro, también recordaré el silencio de muchos que deberían haber hablado. Ha habido un campamento de gente maravillosa informando, gente a la que amenazaron, tiraron piedras, hasta que los sacaron de allí, gente que volverá el día 6 al matadero para seguir visibilizando el horror. Muchas personas hemos escrito sobre este desastre, yo lo he hecho en eldiario.es en Aragón,, al que siempre tengo que agradecer su espacio de libertad. Pero ¿qué han hecho los responsables de los movimientos políticos y sociales de Aragón? Nada, absolutamente nada. Recordad la fecha cuando el amoniaco sustituya al oxígeno en Binéfar. Recordad lo que no hicisteis, lo que callasteis.
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Mientras el mundo ha empezado a reaccionar ante el alarmante cambio climático, en el municipio aragonés de Binéfar se corre hacia el abismo, preparando un auténtico suicidio medioambiental. Nadie puede decir que desconozca las insistentes advertencias de la comunidad científica sobre la degradación del medioambiente, en innumerables informes de organismos internacionales como la propia ONU. El más amplio que evalúa los cambios en el último medio siglo corresponde a la Plataforma Intergubernamental sobre la Biodiversidad y los Servicios Ecosistémicos (IPBES), elaborado durante los últimos tres años por 145 expertos de 50 países y con colaboraciones de 310 especialistas.
El pasado mes de mayo, Reino Unido e Irlanda declararon el estado de «emergencia climática y medioambiental». No, ya no son los grupos ecologistas o animalistas quienes denuncian la situación. No, no son los miles de jóvenes de toda Europa los que se manifiestan exigiendo un cambio rotundo y urgente, es la propia comunidad científica la que da la voz de alarma.
Y en mitad de esta crisis, cuando más necesario es tomar nota, reaccionar y proponer cambios drásticos, en Binéfar se ultima el particular desastre ambiental aragonés: la construcción del mayor macromatadero de Europa. Un matadero que, según el informe técnico del Ayuntamiento de Binéfar, emitirá 126 toneladas de CO2 cada día y 1,3 millones de metros cúbicos de basura contaminante cada año. Hay que tomar aire para hacerse una idea de la magnitud del desastre al que vamos encaminados.
Además, cada día morirán 32.000 animales, cerca de ocho millones al año. Cuesta creer que esos campos donde ahora crece la hierba, donde se escucha el canto de los pájaros, serán, si no se remedia, un reguero de sangre, de vísceras, de millones de animales desmembrados, de chillidos, de litros de sangre, toda una demostración de crueldad que llega de la mano de Piero Pini, empresario italiano relacionado con la mafia, y que ha estado recientemente en prisión en Hungría por fraude fiscal. Nunca antes en Aragón, mafia, desastre medioambiental y maltrato animal habían ido de la mano de forma tan peligrosa.
El ejemplo de Binéfar sonroja a cualquiera que conozca la situación climática en la que nos encontramos. En esta localidad oscense se cumplen todos los desastres de los que la ONU alerta. Como niños desobedientes, la administración, lejos de hacer sus deberes y trabajar para cambiar, se declara en rebeldía y apuesta por la destrucción sin complejo alguno, cuando lo que debería hacer es reaccionar a la construcción de esta macrogranja digna de políticos destructores como Bolsonaro o Trump.
No podemos hablar de salvar el medioambiente o de parar el cambio climático si no se cambia nuestra relación con aquello que lo destruye. No podemos, y esto no es una opinión alarmista, está avalada por informes científicos internacionales. El silencio hasta la fecha parece la respuesta. El silencio de la administración aragonesa, de los sindicatos, a excepción de CGT, de los partidos políticos, incluso la apatía de algunos colectivos ecologistas, es la tónica general. Sólo un grupo de activistas por los derechos de los animales acampados frente al que será, si alguien no lo remedia, el mayor matadero de Europa se mantiene firme en su denuncia pública. Solos frente al silencio de la administración. Solos frente a quienes les arrojan piedras o les denuncian y provocan su desalojo.
El político responsable tiene que valorar qué hay detrás de las inversiones anunciadas y del empleo prometido, porque no todo vale. Hay que tener en cuenta el impacto ambiental y sobre la salud pública de proyectos como este. Pan para hoy, hambre para mañana. Nunca había tenido tanto sentido esta frase. Sólo que ese mañana es tan inmediato y nos reclama con urgencia un cambio de rumbo para que en el futuro no nos arrepintamos de no haber evitado lo que hoy aún estamos a tiempo de evitar. Que Binéfar no se convierta en el Chernóbil aragonés.