Recibimos en el correo electrónico en portugués, traducimos y difundimos el siguiente comunicado de compañeres de Porto Alegre (Brasil) sobre las protestas enmarcadas en la jornada de huelga del 14 de junio, contra la reforma de pensiones, los recortes en educación y contra las políticas ultraconservadoras del miserable Bolsonaro, haciendo una crítica y análisis de las mismas desde una perspectiva anarquista y revolucionaria.
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Nos quieren esclaves. ¡Resistimos! ¿Y tú?
Grito de anarquía en la huelga general del 14 de junio. Porto Alegre.
La reforma de las pensiones, una de las motivaciones de la huelga general, pretende, honestamente, imponer mayor tiempo de trabajo para las personas, más horas de sus vidas enriqueciendo a otros. Que los “ricos pagarían más” (como insiste la propaganda de los que gobiernan) esconde un hecho bien simple; que los “ricos” no necesitan de la jubilación para vivir su vejez pues ya tienen maletas llenas de dinero, mientras que les “pobres” dependen de ella para poder vivir cuando el cuerpo ya no pueda trabajar. Así, la reforma de las pensiones agrede a les de siempre.
Las amenazas y recortes en la educación, otro de los grandes motivos de la huelga, aparece como respaldo de otro ataque contra la “educación” que es la amenaza más comprensible de este tirano. El ataque a la libertad de pensamiento. No defendemos a partido alguno, pero una escuela sin partido no es precisamente una propuesta apartidista, es una propuesta que apunta a borrar el pensamiento que critica algunos puntos de la dominación (capitalismo, conservadurismo y sumisión a los países dominantes). Gobernar sin ideología, otra de las brillantes propuestas del nuevo tirano, se defiende como una parte fundamental de las relaciones internacionales, los acuerdos económicos y las propuestas educativas, que lleva a decisiones como las operaciones policiales en universidades que buscan castigar las manifestaciones políticas partidistas, por supuesto, siempre que sean contrarias al gobierno actual.
La idea de gobernar “sin ideología” es un mecanismo truculento que pretende imponer como lo “normal” (o libre de ideología) la ideología de la derecha conservadora, relacionada y apoyada por la moralidad religiosa evangélica. Es la implantación de la idea de que el liberalismo, el conservadurismo, el militarismo, la xenofobia, la homofobia, el racismo y todos los adornos del totalitarismo son el modo “natural” de pensar el mundo. Podría parecer hasta el reciclaje de modelos políticos dictatoriales y fascistas, si no fuese porque la tiranía actual se entrega en las manos de la empresa privada y de tiranos antiguos que supieron atravesar monarquías, repúblicas, guerrillas y democracias.
Las protestas contra el gobierno Bolsonaro que se iniciaron incluso antes del segundo turno de las elecciones, con el grito de Ele Não propuesto por las mujeres y seguido por el movimiento negro en respuesta al asesinato del Mestre Moa do Katênde, a partir de las cuales llegamos hasta la huelga transitando por numerosas marchas contra la reforma de las pensiones y contra los recortes en la educación. Todas protestas por puntos específicos y particulares, y muchas veces convocadas por sectores específicos. A pesar de haber sido protestas significativas tras la apatía pre-electoral, la ausencia de un rechazo absoluto, de una movilización de oposición contra la totalidad del nuevo tirano, resulta inquietante.
¿Protestáis solo cuando algo afecta de cerca y el silencio significa muerte? ¿Es solo una parte de la tiranía la que es rechazada? Difícilmente puede aislarse cada uno de los ropajes de la nueva tiranía, racismo, misoginia, homofobia, supremacía occidental, ya que todas ellas van juntas y descaradamente. Y es por eso que desde la posición anárquica estuvimos, con nuestras formas de actuar, presentes no solo en una protesta, sino en todas, y también en la huelga general del 14 de junio, respondiendo al llamado a partir de la simple, más infinita y fundamental, posición de defensa de la libertad y de confrontación contra toda forma de dominación.
Nuestras formas de existir, resistir y combatir
Nos quieren esclaves. Resistimos, ¿y tú? Preguntaba de forma provocadora una pancarta, colgada en las alturas, de poste a poste, en la avenida Bento Gonçalves, en la noche del 13 de junio. Como era de esperar, la pancarta fue cortada y retirada casi de inmediato. No desean agitación, ni mucho menos que las personas se cuestionen su papel en las redes de la dominación.
Por la madrugada, antes de rayar el sol, en la avenida Bento Gonçalves, saliendo apenas un poco de la vista de los enemigos, que ya estaban allí desde la madrugada, un grupo de encapuchades frenó los coches, colocó neumáticos y gasolina, prendió fuego a la barricada y desaparecieron. El trafico quedó cerrado y dos explosiones se hicieron eco minutos después. Todos los coches que estaban en el Campus do Vale fueron hasta el lugar casi de inmediato y media hora después llegaron los bomberos. Los periódicos hablaron de “un grupo”. Grupo que tuvo la sencilla colaboración con la huelga de paralizar el tráfico durante un tiempo.
Por la noche, en medio de la protesta masiva aunque pasiva, un grupo con una bandera negra y una pancarta que decia “Por la Libertad Contra Toda Autoridad” apareció en las calles. A su paso, pintadas que recordaban al Mestre Moa, a Guilherme Irish, al Punky Maury, que gritaban “Anarquía”, “Wallmapu Libre” y “Contra Toda Autoridad”, llenaron las paredes (que últimamente son limpiadas constantemente para generar indiferencia). El grupo repartió panfletos y fue el único que intentó romper con algo, con el orden impuesto, con el respeto a las propiedades del Estado y a la materialidad del sistema, con la apatía.
Esa noche, el vicepresidente Mourão, el segundo al mando de este régimen, representante de todas esas decisiones que pretenden gobernar las vidas, estaba en la ciudad, recibiendo honores de ciudadano emérito, en la Câmara de Vereadores de Porto Alegre. Protegido por el equipo de seguridad del presidente, en un local que fue hasta olfateado en busca de cualquier amenaza posible, con las calles circundantes cercadas por policías, caballería y hasta los caveirãos [Nota de Traducción: Caveirão es como se conoce coloquialmente a las tanquetas blindadas usadas por los batallones de fuerzas especiales de la policía para sus incursiones en las favelas] que terminaron circulando en la ciudad, fue homenajeado sin perturbaciones a su vuelta.
La ciudad presenció, una vez más, una protesta terminando en Largo do Zumbi, aunque, esta vez, un grupo prendió fuego a un colchón queriendo incitar a un poco de revuelta, pero… Los tiempos de las agitaciones de 2013 pasaron, y hoy, en el gobierno más totalitario del siglo, parecen reinar estrategias menos contundentes. Cabe preguntarnos sobre cuáles son las formas de lucha que dan (han dado y pueden dar en el futuro) mejores resultados.
Porque estamos contra todo poder, y sobre todo, estamos contra este, porque la huelga es una herramienta de sabotaje y no un día de huelga, les anarquistas estuvimos por la noche provocando con palabras, de madrugada colaborando para que la huelga ocurriese, y por la noche de nuevo, marcando el pero en el acto. Nuestras formas de existir desean la vida en libertad, no solo para nosotres, y consecuentemente queremos rebelarnos contra el tirano que nos impusieron. Sí, que nos impusieron a les que aun creemos que cada ser puede ser responsable de su propia vida. Sin lloros ni victimismos, estamos en lucha contra toda dominación.
Nuestras formas de existir, resistir y combatir, quieren difundir que es posible, y entre unas pocas, gritar victoria alcanzando lo propuesto con todas las herramientas posibles, con la ventaja de lo imprevisto. No nos olvidamos de todes les que hicieron su parte para que la huelga pudiese acontecer, ni de les detenides que respondieron a esa situación con dignidad.
¡Que ocurra la bella expansión de la revuelta, la confrontación contra todas las formas de dominación, que viva la anarquía!