Dado el contexto de movilizaciones contra el cambio climático y la devastación ambiental, nos ha parecido oportuno rescatar de la «hemeroteca» este texto que fue distribuído en forma de panfletos en algunas ciudades galegas hace ya algunos años, en el marco de protestas como las manifestaciones contra la minería a cielo abierto en Corcoesto, o contra la fábrica de celulosas ENCE-ELNOSA en Pontevedra.
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Minas a cielo abierto, autopistas, industrias contaminantes como ENCE-ELNOSA, turismo destructivo, imposición de transgénicos, expansión urbana en los montes, campos de golf, puertos deportivos, centros comerciales, alta velocidad, alta tensión, aditivos químicos y cancerígenos en los alimentos, cementeras sepultando lo verde para esconder debajo residuos tóxicos…
Entre las montañas de basura que colman las ruinas de un mundo que se derrumba, el Capitalismo industrial apuntala su dominio privándonos de los medios y de los espacios necesarios para nuestra autonomía y subsistencia. Imponiéndonos sus semillas modificadas, sus medios de transporte destructivos y estresantes, sus ritmos de vida, sólo soportables mediante los psicofármacos y las drogas, sus bosques talados, su humo… Nos amontonan en ciudades para que nadie recuerde cómo plantar una huerta, cómo recolectar hierbas y frutos o cómo sobrevivir fuera de los marcos del Mercado voraz que nos está estrangulando. A todo ésto le llaman “Progreso”. Nosotrxs preguntamos: ¿Progreso? ¿Podemos llamar así a un proceso de acaparamiento del medio natural que acabará dejándonos sin suelo fértil, sin aire limpio y sin ríos en los que bañarnos y de los que beber? ¿Podemos llamar así a tantas vidas enclaustradas en escuelas, oficinas, fábricas poco diferentes a una prisión, o delante de las pantallas de los teléfonos móviles, ordenadores y televisiones, encajadas a la fuerza en una vida siempre hecha de trabajo, familia y diversión programada, rodeadas de miserables comodidades tecnológicas que no nos hacen felices?
Creemos que es necesario detenerse a pensar en lo que nos vendieron, y en cómo nos lo vendieron, para darnos cuenta de todo lo que estamos sacrificando a cambio de un futuro lleno de inseguridades, amenazas y riesgos, lleno de soledad, tristeza y desolación, de trabajos cada vez más precarios, de guerras cada vez más próximas a nuestras fronteras, de tecnologías cada vez menos neutrales, de aire cada vez más venenoso, de utopías cada vez más imposibles…
Queremos incentivar un movimiento ecologista radical y transversal a una perspectiva anticapitalista desde el cual cuestionar, sabotear y reformular nuestro modo de vida. Porque su “Progreso” es un eufemismo para nuestra muerte…
– Algunas elfas del bosque