Dejo a continuación, tras traducirlo, el siguiente texto, recogido de la web de lxs compas de Abordaxe, y que incluye reflexiones sobre el momento en el que nos encontramos y lo que podemos hacer para continuar avanzando hacia la revuelta y la generalización del conflicto más allá de cualquier cauce.
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«Debemos abandonar todo modelo y estudiar nuestras posibilidades» Edgar Allan Poe.
En este momento de reajuste del Capital y contexto de «crisis» para millones de personas, la subsistencia de este sistema y sus engranajes depende de la puesta en escena de nuevos contrincantes, ya sean reales, falsos o sobredimensionados. Como consecuencia de todo esto las luchas y movimientos anticapitalistas se encuentran envueltos en una auténtica cacería inquisitorial contra todo proyecto, tejido social o expresión de solidaridad que represente una lógica de ruptura con el sistema y sus condiciones de existencia.
Es evidente que el aparato estatal está intensificando y extendiendo la represión al tiempo que busca una «paz social» con la caridad como parche para el desmantelamiento del «Estado de bienestar» Este marco de actuacion deja más que patente la imprescindible relación Estado-Capital para el mantenimiento del sistema. La reforma del Código Penal, la «Ley de seguridad ciudadana», el endurecimiento del marco de sanciones ya existentes, la ampliación de los márgenes represivos y la inversión en nuevo armamento y métodos de control social suponen una pesada losa. La prisión, la dispersión y el aislamiento son hoy la constante amenaza del castigo para lxs rebeldes antagonistas que están sufriendo multiples procesos represivos fuertemente promocionados por los medios de intoxicación informativa. Para justificar su falso cielo necesitan crear un infierno lleno de alimañas que representen una amenaza constante para la «seguridad». Con todo, no es bueno caer en el victimismo, asumimos y somos conscientes de que vivimos en un contexto de guerra social que pretendemos intensificar. Los desbordes sociales espontáneos o las acciones ofensivaas son el verdadero motor de la revuelta, es la propia revuelta expresándose en sí misma. No atendemos a la lógica culpable-inocente que plantea la justicia de este sistema, porque nuestra lógica dicta que este sistema no es justo y nos somete a una violencia cotidiana que se expresa en todas sus formas sociales y económicas, una violencia que tiene que ser respondida. ¿Cuántxs compañerxs muertxs, presxs y hundidxs en la miseria?, lxs ricxs cada vez más ricxs y lxs pobres cada vez más presxs.
La creación de unas condiciones de existencia genuínas, pasa por la completa destrucción de este sistema y sus relaciones de poder. Pero nosotrxs no vamos cargadxs solamente de una fuerte proyectualidad destructiva, y sabemos que «la creatividad es la cosa mejor repartida del mundo» (Raoul Vaneigem). Confiamos también en nuestras energías y ansias de construir nuevas realidades sociales y nos encontramos en el rechazo total de nuestras condiciones de existencia. Esto supone el punto de partida de cualquier contestación y entendimiento con el conjunto de lxs explotadxs, otra oportunidad que se nos presenta a lxs antiautoritarixs y que no debemos dejar pasar. Estos momentos requieren de una determinación contundente, un salto cualitativo en los métodos de propaganda y acción directa. El enésimo intento de recuperar las calles, como espacio de encuentro debe trascender, y de esta vez no puede pasar por unas cuantas acampadas más o menos espectaculares, viejas y rancias organizaciones de síntesis totalitarias y ancladas en el asistencialismo, o por centros de poder por muy popular que este sea. Porque el encuentro entre las distintas ópticas antagonistas debe partir de la espontaneidad y ser persistente y realmente horizontal o no será nada. Es una cuestión vital, encontrar los mecanismos que permitan a lxs explotadxs radicalizarse y emprender senderos revolucionario. Marcar e intensificar nuestros propios ritmos de lucha debe ser prioritario, porque la «rueda» de la represión no deja de girar y las oportunidades insurreccionales no se calculan en los censos. Deberíamos fomentar una relación continua que nos permita la contundencia e inmediatez necesarias para desarrollar nuestra acción, autogestionar nuestra seguridad y responder a la represión.
Estamos viviendo un reflujo de la movilización popular surgida hace pocos años en el Estado español, pero, esta vez, la movilización parece contener una fuerte carga de hostilidad antagonista que puede detonarse en cualquier momento. En este sentido, todas las expresiones populares que pretenden trascender las fracasadas estrategias ciudadanistas de conciliación y protesta cívica, están siendo fuertemente reprimidas, con todo, también están resultando contagiosas y recuperando la calle como espacio de encuentro de una manera mucho menos ingenua que la inaugurada por el 15-M y sucedáneos varios. Por eso se está presentando una oportunidad que debería tomarse con la seriedad que implica un posible crecimiento cuantitativo y cualitativo de las perspectivas insurreccionales. La crítica, violenta si es necesario, contra lxs recuperadorxs, sectas confusionistas, izquierdosas y apagafuegos, es un complemente imprescindible para el desarrollo de nuestros proyectos. El incremento de la tensión insurreccional, y también la construcción de realidades autogestionarias tienen el terreno abonado para extenderse y deben confluir de una vez por todas con los múltiples conflictos sociales latentes en una lucha de carácter antiautoritario, porque la revuelta será antiautoritaria o no será nada… Es el momento de recuperar las calles y de conspirar por el fin de las relaciones de poder, no de reunirse en torno a efemérides más o menos prescindibles.
Guerra social contra el Estado y sus falsxs oponentes.
Algunas individualidades antiautoritarias de Galiza.