Según informó una noticia en portugués publicada en la web de lxs compas de Viva La Anarquía, 10 vehículos policiales fueron incendiados por desconocidxs dentro del cuartel de la Policía Militar en Porto Alegre, Brasil, en la madrugada del 24 de febrero. De los 10 vehículos incendiados, 6 habrían quedado totalmente destruídos e inutilizados, mientras que los 4 restantes habrían sufrido graves daños. Además, el fuego se habría extendido y habría estado cerca de alcanzar otro recinto donde había estacionados hasta 200 vehículos más aun en fase de entrega y puesta en activo, aunque por desgracia no hubo suerte.
El ataque se lleva a cabo en una ciudad donde los cuerpos represivos mantienen varias de sus estructuras (Batallón de Operaciones Especiales, residencias y escuelas militares, depósitos de vehículos, cuartel de la policía militar…) y se dirige contra una institución abiertamente racista, asesina y cruel, responsable de las atroces políticas represivas desarrolladas en las favelas y periferias de las principales metrópolis brasileñas (al respecto de ésto, es aconsejable por ejemplo la lectura del texto «Genocidio y espectáculo» sobre la militarización de las favelas como medida de control y represión de cara a los próximos eventos deportivos en Brasil, Mundial de fútbol en 2014 y Olimpiadas en 2016, para evitar que estos precarios «ensucien» la imagen del Brasil desarrollado y construido al modelo occidental). Un cuerpo de mercenarios armados culpable de las brutales agresiones lanzadas de forma indiscriminada contra la población más pobre que recluída en guetos sufre día a día las humillaciones, palizas y «balas perdidas» de estos bastardos sin que ni los mass-media ni los ciudadanos «normales» y «obedientes» abran su boca ni digan nada sobre el tema, todo ésto sin mencionar la relación que existe entre el Estado brasileño, sus cuerpos represivos y el narcotráfico y mafias más poderosas, a las que utilizan para mantener alienada y bajo control a las personas que viven en sus suburbios mientras legitiman mediáticamente sus ataques constantes con la excusa de la lucha contra la droga.
Fuego a sus batallones de exterminio.