Os dejo un cartel que se ha hecho por aquí, para que podáis empapelar las calles o difundir online si os gusta. Cuidado, porque como nuestros amigos de uniforme os vean pegando ésto, la multa no os la quita ni el santo padre, pero bueno, que cada unx asuma los riesgos que estime convenientes.
Para descargar el cartel en PDF, click aquí.
También os dejo una reflexión acerca de la patética campaña que maderos de todo el Estado han puesto en marcha para respaldar a sus amigos de la UIP heridos en los disturbios del 22 de marzo en Madrid.
Desde aquella jornada, cuando la policía atacó, sin más provocación que el lanzamiento al suelo de unos cuantos petardos de fiesta y algunos insultos dirigidos contra ellos, el acto final de la manifestación celebrada con motivo de las llamadas «Marchas de la dignidad» y se encontró con que una muchedumbre precariamente organizada pero llena de rabia era capaz de responder a sus abusos, hacerles correr e incluso mandar a Urgencias a más de un Robocop, los maderos no han parado de victimizarse, quejándose, en un burdo a la par que irrisorio teatrillo, a sus altos cargos, a los que culpan de su «desamparo». Se suceden concentraciones frente a las comisarías de diferentes ciudades, donde los policías se manifiestan pidiendo responsabilidades y dimisiones, y con lemas tan cínicos como «Apoyo a la UIP – Rechazo a los violentos«, limitando el concepto de «Violentos» a todas aquellas personas que les plantaron cara y se defendieron de forma contundente en lugar de huír despavoridos o sentarse en el suelo con las manitas en el aire, reacciones a las que estos mercenarios están acostumbrados, y que les vienen genial porque les dejan el camino libre para hacer lo que les venga en gana.
Sin embargo, yo me pregunto: ¿Hay algo más violento que ser policía hoy en día? Pedís responsabilidades ahora que vuestros soldaditos han recibido su merecido pero:
– Cuando los maderos apalearon y dispararon pelotas de goma en infinidad de ocasiones a manifestantes pacíficxs, dejando a muchxs de ellxs con graves lesiones, algunas de ellas irreversibles (bazos reventados, ojos estallados, personas en silla de ruedas para el resto de su vida…) o incluso muertxs (Iñigo Cabaca, sin ir más lejos) nadie pidió responsabilidades.
– Cuando 8 Mossos D’Esquadra mataron de una paliza a Juan Andrés Benítez, vecino y pequeño empresario del barrio del Raval en Barcelona, el pasado 6 de octubre de 2013 (la noticia en galego y vídeos de la paliza aquí, en el blog de lxs compas de Abordaxe) nadie pidió responsabilidades. Cuando ayer volvieron a matar, cargándose a dos personas más durante su detención en un intervalo menor a 4 horas, tampoco hubo nadie que pidiese responsabilidades (por favor, omítase aquí la polémica sobre que uno de los dos muertos era un maltratador que acababa de pegar y acuchillar a su pareja; que fuese un machista de mierda hace que fuese merecedor de una buena lección, pero no es razón para obviar un caso de brutalidad policial). Cuando el 31 de julio de 2013 mataron al migrante Yassir El Younoussi en la comisaría de Tarragona, tampoco ví a nadie pidiendo responsabilidades.
– Cuando la guardia civil tiroteó con pelotas de goma y a sangre fría a lxs migrantes que trataban de cruzar a nado la frontera a Ceuta, matando a 15 de ellxs e hiriendo a muchxs más de gravedad, tampoco había nadie pidiendo responsabilidades, del mismo modo que tampoco lo había cuando las cuchillas que cubren las vallas fronterizas (esas que ministros y periodistas aseguran que sólo causan «heridas superficiales») causaron desgarros inhumanos en el cuerpo de lxs migrantes que intentaban saltarlas para escapar de la miseria que el imperialismo occidental provocó en sus países de origen.
– Cuando personas encarceladas mueren por desatención médica deliberada, por las palizas, por las drogas psiquiátricas que les son suministradas de forma encubierta y a la vez forzosa en las prisiones o por otros motivos, y no se investiga ni se habla de ello en los medios, nadie pide responsabilidades.
– Cuando los maderos desahucian con violencia innecesaria y actitud prepotente a familias enteras engañadas por la misma banca cuyos intereses protegen a toda costa esos cerdos de uniforme, y empujan a muchxs desesperadxs al suicidio, no se ve tampoco a nadie pidiendo responsabilidades.
– Cuando en las redadas racistas contra personas migrantes se les humilla, pega y maltrata psicológicamente, tratándoles como basura por el simple hecho de no tener papeles, tampoco vemos a nadie pidiendo responsabilidades, ni cuando en un CIE entran los maderos y se ensañan ostiando con total impunidad a las personas allí encerradas, como por ejemplo sucedió en fin de año en el CIE de Zona Franca, en Barcelona.
– Cuando intimidan, agreden y amenazan a periodistas independientes por grabar con sus cámaras algo distinto a lo que muestran los grandes medios de comunicación y las agencias de noticias al servicio de este sistema asesino, tampoco se ve a nadie pidiendo responsabilidades.
– Cuando en el 4 de febrero de 2006 Patricia Heras y otras personas fueron acusadas, sin pruebas y manipulando los propios informes, de haber dejado en coma a un madero de una pedrada (una pedrada que nunca existió), pese a que el propio Joan Clos, por entonces alcalde de Barcelona, así como varios forenses cuyos informes «desaparecieron» misteriosamente, confirmaron que la lesión del guardia urbano había sido causada por un macetazo, por no hablar de que algunxs detenidxs, como Patricia, ni siquiera se encontraban en las inmediaciones del lugar donde se produjo el incidente, tampoco nadie pidió responsabilidades, ni siquiera cuando Patricia se suicidó. Cuando manipulan las fotografías para intentar que una muleta con punzón, incautada hace más de un año, pase por un arma incautada en la mani del 22-M, tampoco se piden responsabilidades, ni cuando inventan cargos contra detenidxs para encasquetarles el marrón sin prueba alguna de su culpabilidad.
En fin, sobra poner más ejemplos. La cuestión es que mucha gente está harta de vosotros, y ya no se cree vuestros discursos inocentes ni vuestros lloriqueos patéticos para esconder vuestro carácter reaccionario y totalitario, y la total libertad con la que actuáis, amparados por papá Estado y sus leyes, que saben recompensar a sus perritos más fieles.
Cada vez son más las personas que se enfrentan a sus miedos y deciden no quedarse de brazos cruzados a esperar a que uno de vuestros psicópatas pertrechados bajo un casco y una armadura de placas le abra la cabeza o le destroze la cara con un pelotazo.
Aquí hay una guerra, y vosotros, asesinos, estáis y estaréis siempre en el bando enemigo, sin reconciliación posible, sin olvido y sin perdón. Quien siembra vientos, recoge tempestades, y vosotros, más que vientos, habéis sembrado huracanes, y ahora os toca disfrutar de vuestra cosecha.
La solidaridad es la mayor de las fuerzas resistentes, usémosla, compartámosla, saquemos pecho cuando les veamos cargar y que, por fin, el miedo empiece a cambiar de bando.