Chile – Palabras del Colectivo Anticarcelario Vuelo de Justicia en solidaridad con los prisioneros del Caso Security

Desde el Colectivo Anticarcelario Vuelo de Justicia (Chile) me envían las siguientes palabras en solidaridad con los compañeros Marcelo Villarroel, Freddy Fuentevilla, Juan Aliste y Carlos Gutiérrez, los cuales se encuentran acusados por una serie de expropiaciones bancarias y por el ajusticiamiento del cabo Luís Moyano, madero del cuerpo de carabineros que resultó muerto durante un tiroteo tras uno de los atracos que son imputados a estos compañeros (el del banco Security, que da nombre también al caso), así como de herir a otro «funcionario de la ley y el orden».

Para más información y noticias anteriores de este caso en este blog, mira aquí.

Cabo Luís Moyano, ¡accidente laboral!

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Nota previa: Hace poco más de un mes se inició en el centro de justicia el juicio oral del Caso Security. Durante ese tiempo en el circo judicial -comandado por el fiscal Ricardo Peña-, han desfilado colaboradores, testigos protegidos, policías y peritos ante el rostro aburrido de tres juezas que permanecen imperturbables ante la denuncia de lxs testigos de haber sido expuestxs a prácticas de tortura y hostigamiento por parte de las policías de inteligencia y los fiscales, para sustentar uno de los casos más controvertidos del último tiempo en la región dominada por el Estado de $hile. La seguridad de quiénes llevan adelante el juicio ha estado a cargo de gendarmería, y las audiencias por lo mismo se han desarrollado entre gendarmes del personal de traslado de alto riesgo (TAR), gendarmes del centro de justicia, apoyo de la brigada de explotación canina -que utilizan perros detectores de explosivos-, guardias y policías varios. No se oculta ni por un momento la clara intención de satanizar y hacer ver a nuestros compañeros como peligrosos delincuentes merecedores de todo el rigor de la ley: alegaciones de supuestas amenazas que se esmeran en hacer constar en audios, reuniones de seguridad, cambios antojadizos en los operativos de registro y control, y tal como pasara en la última sesión realizada, personal más especializado aún, con armas de alto poder de fuego resguardando a persecutores y jueces, y apuntando directamente a quiénes acompañan a Freddy, Marcelo y Juan en las audiencias (*). Por supuesto, la provocación directa tuvo respuesta y tanto los compañeros como solidarixs y familiares se opusieron evitando que el juicio continuara como si nada estuviera pasando y exigiendo el abandono de ese personal de la sala, continuando el curso de la audiencia sólo cuando eso se produjo.

No relatamos todo esto como la noticia de la crónica roja de un diario burgués, no nos sorprende tampoco que pase, pero sí nos interesa hacer constar una vez más que el juicio que enfrentan nuestros compañeros es un juicio político, que todo el aparataje estatal se encuentra funcionando para lograr una condena que sea legitimada socialmente por la ciudadanía, y que las muestras de solidaridad, de dignidad y resistencia con las que el poder se ha enfrentado durante este tiempo no las pasan por alto, pues si con todo a su favor insisten en querer someter y en profundizar el aislamiento de nuestros compañeros, eso sólo significa que nuestros gestos tienen un valor y un peso que no lxs deja indiferentes. Los compañeros no están solos enfrentando al poder, y que eso siga siendo una realidad depende no sólo de sus familias y compañerxs, sino que de cualquier individualidad consciente y afín que sienta a fuego la lucha por la liberación total.

HAY QUIENES LUCHAN TODA LA VIDA, ESOS SON LOS IMPRESCINDIBLES…

El 18 de octubre de 2007 muere en un enfrentamiento el cabo Moyano y queda otro paco herido, tras la expropiación de un banco Security en Santiago, $hile. En ese entonces los compañeros Freddy, Marcelo, Juan y Carlos fueron sindicados por la policía y las máximas autoridades del país como los asaltantes responsables, ex subversivos de grupos extremistas; la prensa como era de esperar, festinó con sus rostros condenándolos sin más pruebas que su pasado de lucha.

Pero no solo de expropiaciones bancarias, armas, policías, fugas y cárcel se trata todo esto, sino que de algo mucho más importante: se trata de 4 compañeros que en algún momento optaron por el camino de la subversión, que se negaron a aceptar sumisamente las condiciones impuestas por un Estado –otrora dictatorial, otrora democrático-, que decidieron vivir su vida más allá de todo idealismo de revolución, combatiendo resueltamente con lo que tuvieran al alcance y en el escenario que los pusieran. Hoy a casi 7 años de ser apuntados como los hombres más peligrosos y buscados del país, el Estado los tiene encarcelados y enfrentando un teatro judicial que perfecciona todos los días un poco más. Y sin embargo, policías, fiscales, querellantes, gendarmes y jueces todavía no los pueden doblegar: ni la condena mediática ni todo el aparataje represor han logrado mermar sus decisiones de lucha, esas que se foguearon en las calles de una pobla combativa, en la acción directa, en las noches de fuga o en una celda de aislamiento, que se reafirman al conmemorar a un compañero o compañera que murió luchando con ellos, que se reflejan en la sonrisa tierna de sus cachorras y cachorros que hoy los visitan en prisión. Decisiones que nos hermanan y que nos encuentran en el único camino que nos hace libres: el camino de la confrontación, de la guerra contra el Estado, contra el capital, contra toda autoridad.

Quien piense que el camino de la insurrección permanente es estático y que las relaciones que en él se forjan dependen de una mera acción, no se ha acercado ni por un sólo un instante a él: para nosotrxs, los compañeros acusados en el denominado “Caso Security” han transitado por largos años ese camino, con aciertos y errores, mutando en ideas y lógicas, pero no así en sus valores, han buscado la autonomía y han permanecido dignos e irreductibles frente a los vaivenes de la lucha, han vivido la muerte de lxs suyxs y la prisión, han visto sus rostros en la tv y han tenido que partir a la clandestinidad dejando a compañeras, hijxs, familias y amigxs, han ganado y han perdido, pero siempre se han mantenido firmes y rebeldes, han recibido solidaridad y también la han practicado, saben de apoyo mutuo y reciprocidad, conocen la importancia de dar cara al enemigo, jamás han negado sus vínculos ni su historia pues en ellos se reconocen a sí mismos, y no sólo han resistido la prisión sino que también la han hecho combativa. La afinidad que nos acerca a Freddy, Marcelo, Juan y Carlos no está dada por su pasado, que respetamos, sino que ha sido construida cotidianamente en un presente de lucha. Asumimos también que no es la cárcel el punto de encuentro, esa es una circunstancia más, el puente que nos une no atraviesa muros ni barrotes, no transitan por él gendarmes, cobardes ni traidores, no se trata sólo de estar contra la prisión y que ellos estén presos, no cabe aquí el asistencialismo ni los derechos humanos. El puente que nos une atraviesa ideas, formas y experiencias, transita por valores comunes que nos hacen sentir y vivir esta lucha retroalimentándonos, criticándonos, afinando posturas y prácticas antagonistas en el hoy y en el ahora: nuestros compañeros nada tienen de “ex” subversivos y el poder lo sabe. Por lo mismo, al no conseguir su anunciada condena a muerte, hoy pretende sepultarlos con años de cárcel. La prensa justificará todo con el mártir de carabineros, el mismo que un segundo más tarde hubiese percutado su arma sin dudar en aquel enfrentamiento, cumpliendo su deber de proteger los intereses y las arcas de un banco. El gobierno de turno y la clase política declararán que se hizo justicia. ¿Y nosotrxs? Nosotrxs seguiremos demostrando que ni la prisión ni la muerte pueden aplacar nuestras decisiones, porque cuando se trata de arrojarse con nuestrxs afines a la libertad, no existen módulos ni cámaras, no hay tribunales ni dedos acusadores, no hay custodios, esposas o detectores de metales, no hay artículos de prensa ni informes de inteligencia policial, no hay normas, jerarquías, límites ni fronteras que respetar.

Como dijo la compañera Claudia López (por si alguien no sabe de quién se trata, ver el apartado «Nota del blog» al final): porque ninguna cadena será perpetua ni ninguna cárcel de máxima seguridad.

¡A propagar la solidaridad revolucionaria, a destruir las cárceles del capital!
¡FREDDY, MARCELO, JUAN Y CARLOS A LA CALLE!

“Es hora de actuar, en la cotidianeidad con nuestrxs afines, por la destrucción de la sociedad carcelaria y de cualquier intento social de reformar este asqueroso sistema de muerte. La solidaridad no debe jamás ser una consigna vacía, sino una acción cotidiana de enfrentamiento con el poder y un apoyo constante a lxs hermanxs secuestradxs en esta guerra a muerte.”
-Mauricio Morales Duarte-

Colectivo Anticarcelario Vuelo de Justicia
Contacto: vuelodejusticia@riseup.net

(*) Recordamos que el compañero Carlos Gutierrez Quiduleo no se encuentra enfrentando aun el juicio, puesto que fue detenido recién a finales del año 2013, por lo que su situación judicial es distinta, encontrándose con la investigación abierta. Por lo mismo él no asiste a las audiencias, resistiendo a diario en la Sección de Máxima Seguridad de la Cárcel de Alta Seguridad.

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Nota del blog: Claudia López Benaiges fue una compañera anarquista, poetisa y estudiante universitaria de danza que cayó asesinada el 11 de septiembre de 1998 (junto a otro joven habitante de la zona) mientras participaba de una noche de guerra social con motivo del 25º aniversario del golpe de Estado de Pinochet. Claudia murió  tiroteada por la espalda por la policía mientras les hacía frente bailando la más bella de las danzas en las barricadas de la población de La Pincoya, uno de tantos lugares periféricos  de Santiago de Chile castigados por la cara más abrupta de la sociedad capitalista. Tenía 26 años.

guerrasocial

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