Según informaron varios medios de la prensa burguesa, así como comunicaron a este blog fuentes afines, la urbe vallisoletana fue escenario el pasado 31 de mayo de altercados y enfrentamientos cuando Fundación Reconquista, conglomerado de partidos, organizaciones y grupos neonazis y/o de extrema derecha, llevó a cabo la manifestación que habían convocado con el beneplácito y consentimiento, cómo no, de sus amigos de las instituciones gubernamentales del PP, bajo el lema «Otra Europa es posible».
La provocación no pasó desapercibida para los movimientos sociales y antagonistas de la ciudad, que llamaron a una respuesta (no autorizada) para frenar y expulsar a lxs fascistas de las calles.
Cuando ratos después, la manifestación neonazi cruzaba la calle Muros hacia 2 de mayo, un grupo de encapuchadxs se acercó por la zona de Panaderos gritando consignas antifascistas y arrojando piedras, petardos, botellas y otros objetos contra el bloque nazi, que fue protegido por la policía antidisturbios cargando contra lxs antifascistas, que en su huída volcaron contenedores y habrían continuado lanzando objetos para retrasar el avance de los maderos.
Finalmente, a eso de las 21:00, un furgón de maderos se paró junto a 2 personas, un chico y una chica, que se encontraban en la calle Labradores, y les habrían detenido por su presunta participación en los incidentes descritos, y fueron trasladadas a la comisaría de la calle Gerona, en el barrio de Delicias. A lxs compas se les imputaría un delito de atentado a la autoridad con lesiones (cometido presuntamente cuando se resistían a la detención, según la versión policial) y otro contra los derechos fundamentales (al ser acusadxs de atacar una manifestación autorizada y legal). Lxs detenidxs salieron en libertad con cargos a primera hora de la madrugada del domingo.
Más información aquí, en Valladolor.
No deja de ser curioso el juego de palabras y la pirueta legal que legitima y refuerza todos los mecanismos de exaltación fascista. Se considera un delito contra los derechos fundamentales actuar sin permiso para evitar que representantes de una de las ideologías más crueles y genocidas de todos los tiempos hagan apología libremente de la xenofobia, el odio racial, las diferencias de clase, el sexismo, la homofobia y el totalitarismo, pero no se aplica lo mismo ante el hecho de que ese grupo que se manifestó de forma autorizada y legal hubiese enaltecido durante el recorrido a figuras como Hitler, cuyas atrocidades no necesitan mención ya que son conocidas por todxs (incluso por la escoria neonazi que se esfuerza por intentar negarlas), y Franco, cuyas víctimas todavía gritan en las cunetas ante el chiste progre de la «Amnesia Histórica».
Atentado contra los derechos fundamentales es perseguir, acosar y maltratar a personas sólo por ser migrantes y no tener papeles, en un mundo mutilado por las fronteras donde buscar comida en otro país lejos de la miseria y las guerras provocadas por la globalización de Occidente te convierte en ilegal.
Atentado contra los derechos fundamentales son las múltiples agresiones ocurridas recientemente en Valladolid y en otras ciudades, y protagonizadas por militantes de grupos de ultraderecha.
Atentado contra los derechos fundamentales es devolver los derechos de la mujer a tiempos medievales, sometiéndola al yugo heteropatriarcal, y la represión sistemática a cualquier identidad de género que no encaje en el dualismo reaccionario.
Atentado contra los derechos fundamentales es que el fascismo siga matando impunemente, resultado de que tras décadas de masacres sin castigo, se nos vendiese una falsa democracia perpetuadora y continuísta que institucionalizó la guerra y la silenció, encarcelando y machacando con sus cuerpos policiales a quien opuso resistencia a los procesos de consolidación del marco global donde hoy se mueve la economía que nos asfixia (léanse, sucesos de Vitoria, Bahía de Pasaia, el GAL, asesinatos y torturas en las prisiones…).
Atacar frontalmente, sin mediadores y sin pediros permiso, al fascismo y a sus defensores policiales, no es un atentado contra los derechos fundamentales, sino una defensa férrea de los mismos, para cualquier ser humano (y para algunxs de nosotrxs, también no-humano) que sea objeto de las discriminaciones arbitrarias del fascismo y la clase dominante.
No podemos hacer llamadas a la tolerancia sin enfrentarnos de manera contundente y seria a aquellxs que terminan con ella al limitarla según sus criterios. En las últimas elecciones europeas asistimos no sin cierta estupefacción y rabia a cómo el fascismo crecía preocupantemente en Europa. Grecia, Francia, el este de Europa, e incluso a menor escala en el Estado español (donde la derecha neoliberal todavía absorbe buena parte de los votos de la extrema derecha más cateta y rancia, algo que no sucede en otros territorios europeos), son algunos ejemplos de los lugares donde este cáncer en plena metástasis continúa creciendo, amparado y financiado por las oligarquías capitalistas internacionales que invierten el dinero que ganan sembrando miseria y desolación por todo el mundo en el que el día de mañana será su principal ejército de reserva y su principal herramienta de maniobra y guerra sucia (la historia se repite). Estas circunstancias deberían darnos qué pensar acerca de la problemática del fascismo y cómo atajarla de una vez por todas, más allá de estériles culturas triburbanistas y actitudes macarras que aunque resultan muy útiles para mantenerles a raya en ciertos barrios, es necesario organizar, ampliar y llevar a otros niveles de conflicto.
Por Clément (hoy se cumple un año de su asesinato, que la tierra te sea leve hermano), por Carlos, por Roger, por todas y todos lxs asesinadxs por el fascismo desde el inicio de la democracia burguesa. Contra el fascismo, ni un paso atrás.
¡Solidaridad con las personas detenidas en Valladolid!