Recomiendo antes de nada los textos «El giro escatológico – La reacción en la crítica de Félix Rodrigo Mora» y «Yo disparé a Félix Rodrigo Mora».
A estas alturas, por suerte, la mayoría de movimientos sociales del Estado español han cerrado sus puertas a Félix Rodrigo Mora, un sujeto, que, tras pulular durante años por distintos entornos de lucha social (centros sociales okupados, bibliotecas y ateneos anarquistas, colectivos agroecológicos activos en la repoblación rural, cooperativas integrales, colectivos antidesarrollistas, asambleas populares de barrio surgidas a raíz del movimiento 15-M…) se hizo un sitio en el «gueto», colando sus libros en nuestras distribuidoras y editoriales y generando multitud de debate, hasta que, por fin, fue descubierto, reconocido y denunciado públicamente su carácter reaccionario.
Su famoso libro Feminicidio o Autoconstrucción de la mujer, editado junto a María del Prado Esteban Diezma (su clon femenino, militante de la CNT), levantó grave polémica hace un tiempo, cuando grupos de mujeres y colectivos feministas de todo el Estado pusieron al descubierto su machismo y sus improcedentes críticas a la lucha feminista, un ámbito al que Mora y Prado atacan de manera malintencionada, vil y falaz valiéndose para ello de una crítica, en principio válida, al feminismo de Estado, pero totalmente fuera de contexto y lugar si nos referimos, como hacen ellxs, a los entornos feministas autónomos y revolucionarios, que encuadran su lucha contra el Heteropatriarcado en un combate mayor contra el Capitalismo, la Autoridad y su mundo.
Después de que Aldarull, editorial y librería anarquista de Barcelona con sede en el barrio de Grácia, publicase este libro, fueron muchas las voces que se pronunciaron al respecto, pero no obstante, no fue hasta que Mora dio una charla para un colectivo abiertamente neonazi de Toledo cuando Aldarull decidió pronunciarse, disculpándose por haber contribuído alguna vez a difundir semejante mierda de libro y expresando sus condolencias a las compañeras feministas, que llevaban tiempo denunciando el machismo de Mora implícito en esa obra. Este hecho, si bien la rectificación de Aldarull fue muy bien recibida por quien ésto escribe (esto no debe entenderse como una crítica a este colectivo, con quienes a día de hoy no tengo inconveniente alguno, sino simplemente como un dato para contextualizar mejor lo que viene a continuación, y pido que si lxs compas de Aldarull leen ésto no se sientan atacadxs ni parezca que pretendo menoscabar su proyecto), confirma que se jerarquizan las luchas y el antifascismo y otras parecen importar más que el feminismo y la lucha contra las expresiones del Patriarcado en todos sus formatos. Sin embargo, como ya he dicho, no quiero centrarme en ésto, pues todo lo que, en mi opinión, había que decir al respecto se dijo ya en su momento, y nos ocupan cuestiones más importantes como para seguir redundando.
Las respuestas especialmente feministas (y no sólo, sino también de otros colectivos y luchas) se han sucedido en los últimos años, con hechos como lo ocurrido en Zaragoza (donde varias personas amenazaron a Mora e intentaron boicotear su charla, a lo que Mora respondió con un vomitivo texto titulado «Vodevil Zaragozano» donde entre otras cosas insulta a las compañeras llamándolas «Fascio-Feminismo SCUM» – me pregunto si este tipejo habrá leído a Valerie Solanas, apuesto a que no, y si la leyó, lo que es seguro es que no entendió su ácido manifiesto -, compara al antifascismo con el terrorismo de Estado del GAL, llama a compas de la ciudad «Anarquistas de Estado» acusándoles falsamente de recibir subvenciones, entre otras perlas como hablar de «racismo anti-blanco»). Podéis leer mi respuesta al Vodevil haciendo click aquí, por cierto, para aclararos mejor. En la entrada a la que lleva el enlace también podéis hallar un enlace al texto de Mora mencionado, por si queréis comprobar por vosotrxs mismxs el palo del que va.
No obstante, no se queda ahí el hombre, y podemos mencionar otros «tesoros» de su producción teórica (lo único a lo que se dedica, pues no es más que un sucio intelectual encerrado en lo más alto de su torre de marfil) como, y permitidme poner otro ejemplo, su reseña del libro «La conspiración del movimiento gay» escrito por Rafael Palacios «Rafapal», un autor más que dudoso cuya literatura habla de reptilianos, ovnis y conspiraciones gubernamentales intergalácticas. En su reseña de dicho libro, Mora da la razón a Rafapal y asegura que existe una conspiración estatal para fomentar desde los aparatos del gobierno la homosexualidad con el fin de acabar con la heterosexualidad, asegura que lxs heterosexuales sufren agresiones (cuando precisamente es la norma heteropatriarcal la que empuja a la marginalidad, el suicidio, la patologización psiquiátrica o el auto-odio a infinidad de personas cuya sexualidad no se corresponde con el esquema), dice que entre lxs heterosexuales lxs que más agresiones sufren son los hombres (una vez más niega el Patriarcado victimizando al prototipo de hombre privilegiado, heterosexual y cis-género e invisibilizando la opresión que sufren las mujeres y, por partida doble, las no hetero), define textualmente el Día del Orgullo Gay como «una explosión de barbarie, chabacanería y mal gusto que anonada» (desde el ámbito queer y transfeminista se podría criticar dicha fecha por muchas razones, pero hablar de una «explosión de barbarie y chabacanería» es un discurso más propio de Rouco Varela) y, en definitiva, da rienda suelta a su recalcitrante homofobia.
Son, en resumen, muchas las opresiones presentes en la literatura de Mora, y muchas las razones para vetarle de por vida en nuestros espacios y luchas, pero sin embargo, parece que, incluso en Barcelona, una de las ciudades donde, a raíz de la polémica con Aldarull de la que hablé antes, se debatió más acerca de FRM, todavía hay quien o no se ha enterado (o mejor dicho, no se ha querido enterar) de que dar cancha a Mora en nuestros espacios significa abrirle de par en par las puertas al machismo, la homofobia, el racismo etc.
Y es que recientemente, la llamada Plataforma por el NoSí (colectivo de independentistas libertarios catalán nacido para impulsar su alternativa, que consiste en votar que No a la creación de un nuevo Estado catalán pero Sí a la independencia de Cataluña del territorio dominado por el Estado español, en las consultas realizadas al respecto) ha organizado unas jornadas para los días 28, 29 y 30 de noviembre, en las que, entre otras actividades, han invitado a dar una charla a Félix Rodrigo Mora con el título «La cuestión nacional y la liberación de los pueblos en el S. XXI». Dicha actividad se realizará en el espacio Áurea Social, situado cerca de la Sagrada Familia y que, hasta hacía poco, contaba con mis simpatías.
Hubo quien, a raíz de esto, quisimos creer que, tal vez, a lo mejor, Áurea Social no estaba al corriente del pie del que cojea realmente Félix Rodrigo Mora. Así, algunxs enviamos correos informando sobre el tema, otrxs les increparon vía redes sociales, otrxs aseguraron que irían al local a hablar con ellxs… La verdad es que, después de ser más que informadxs, el cartel sigue igual, y la Plataforma por el NoSí sacó un comunicado (cansino cuanto menos, de 7 páginas) donde, entre falacias (como decir que Mora se posiciona contra la homofobia cuando éso es ¡¡MENTIRA!!), defienden a tan reaccionario autor y aseguran que seguirán contando con él, invitando a quien no esté de acuerdo a hablar del tema con el autor el mismo día de las jornadas.
En mi opinión, y dadas las circunstancias, lo que habría que hacer es, efectivamente, presentarse en el Áurea Social el día de las jornadas, pero no para hablar con Félix sino para reventarle los dientes, y explicarle que sus falacias, sus meadas fuera de tiesto y sus constantes actitudes opresoras no son olvidadas ni van a quedar sin respuesta.
Por otro lado, ni Áurea Social, ni la Plataforma por el No-Sí, ni ningún otro colectivo o persona participante en dichas jornadas (léase Negres Tempestes, la Cooperativa Integral Catalana, autores de diferentes publicaciones…) cuentan a partir de ahora con simpatía alguna por mi parte, ni por parte de muchxs otrxs compañerxs. Porque permanecer pasivxs y no pronunciarse al respecto de compartir jornadas con Mora, es una actitud tan detestable como su literatura. ¡El silencio es complicidad!
Para finalizar ésto, que no es un texto, ni un comunicado, ni pretende ser ordenado, agradable o argumentado, sino que es sólo un desfogo de la mala hostia de la que me puse tras enterarme de todo este tinglado, una advertencia: Mora, ten cuidado.