Dejo a continuación este parrafillo que encontré en el fanzine «Apuntes sobre mis vísceras – Poesía y Conspiración», y que me gustó mucho:
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La danza ciega del vacío. La obsolescencia. Un último incendio de luz propagado por una milicia de luciérnagas. El viento seco que acaricia nuestra nuca. La náusea eterna de una realidad que no nos pertenece. No existen lagos en los que podamos sumergirnos, hundirnos, ahogarnos en definitiva. Por eso creamos abismos infinitos. Caminamos hacia la Nada. Es nuestra sempiterna rebelión. De la Nada surgirá todo. Despuntaremos la arcada, cobraremos la venganza del inmortal círculo de la vejación. Somos alquimistas amotinados, hechiceros del caos. Superar la Dominación es nuestro último desafío. Destruir lo existente: nuestra mediocridad, nuestra historia interminable de la angustia y la infamia. El síncope de mil dientes de león apuñalando el aire. Mefítico, contaminado, vomitivo. Será el colapso. El fin del delirio de la tristeza, la conclusión de nuestra asfixia, el comienzo de la subversión.
Muera la Revolución, nuestras lunas siempre estarán en revuelta.
