Las razones para, como mínimo, evadir el pago del Metro colándose, y también para atacar y sabotear sus maquinarias son muchas. Desde el hecho de que fomenta y favorece un modelo urbanístico especulativo y basado en el transporte de mercancía y esclavxs asalariadxs al servicio de las empresas y sus intereses, bajo precios cada vez más inaccesibles, hasta los innumerables casos de discriminación sufridos y denunciados por personas migrantes, que aseguraban haber sido objeto de malos tratos, insultos xenófobos y agresiones físicas por parte del personal de seguridad del Metro en ciudades como Madrid o Barcelona (entre otras).
En este caso, recojo del blog de lxs compas de Abordaxe! una agradable noticia que informa de una acción de sabotaje dirigida contra el Metro de Barcelona, como medio de lucha para reivindicar unos transportes gratuitos al considerar que con el pago de impuestos ya se está pagando por el servicio del Metro, y otros muchos. Pese a diferencias puntuales con el contenido, tras traducir a castellano, la dejo a continuación (la noticia original en catalán la podéis encontrar en el Indymedia de Barcelona).
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En el pasado lunes al ir a coger el Metro a la parada de «Palau Real» me encontré con todo un espectáculo visual. Un grupo de encapuchadxs entró en la parada, arremetieron contra las máquinas de validación y abanico, hicieron pintadas y repartieron panfletos y desaparecieron.
Este es el panfleto que repartían:
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¿Te imaginas que el transporte público fuese gratuito?
Nos hacen creer que es una utopía, pero nosotrxs entendemos el transporte público como un derecho al cual toda la ciudadanía tendría que tener el acceso garantizado. El único modo para garantizarlo es que sea completamente gratuito.
Pero no tan sólo lo pagamos, sino que en los últimos años experimentamos una subida abusiva de los precios con el pretexto tan explotado de la crisis económica. ¡No nos lo creemos! Se obvia que el servicio ya está pagado con los impuestos, por lo tanto, lo que estamos haciendo es volver a financiarlo. A pesar de la enorme deuda que acumula el ATM, se pagan sueldos desorbitados a los altos cargos de TMB* y se tienen gastos elevados en proyectos que quedan inacabados, como la línea 9 del Metro.
Ahora bien, en el 2014 se consiguió una pequeña victoria que fue la rebaja de la T-10, y este 2015 los precios de las tarifas no aumentaron con respecto de los de 2014. Este hecho es fruto de las importantes movilizaciones sociales que demuestran, una vez más, que la organización y el trabajo desde las bases son las herramientas más efectivas de las que disponemos para promover el cambio, y cuanto más contundentes son nuestras acciones más rápidas son sus respuestas.
¿Por qué nos tapamos?
Estamos defendiendo un interés colectivo y realizando una lucha legítima, si fuera por nosotrxs lo haríamos a cara descubierta, orgullosxs y sin ninguna vergüenza.
Pero eso no es posible, ya que estamos sometidxs a una fuerte represión, mecanismo del que disponen para silenciar nuestras demandas y evitar la transformación social.
No somos unxs delincuentes, somos usuarixs como tú, hartxs de subvencionar esta estafa.
NOS TAPAMOS EL ROSTRO PARA DAR LA CARA
Como se ve en las fotografías las máquinas de validación tienen una puertecita que se puede forzar, dentro hay una carreta que se estira y deja al descubierto una serie de dispositivos electrónicos.
La máquina también se puede abrir por la parte de arriba, dejando al descubierto el mecanismo que coge la tarjeta.
En mala hora, hubo una puertecita que no se abrió y los estragos no fueron suficientes. Una de las validadoras siguió funcionando, enviaron a seguridad y revisores y se formaron largas colas de gente para entrar en el Metro.
Las máquinas de abanico fueron destrozadas con contundencia, las pantallas hundidas y todo.
En la prensa no salió nada, sólo en el Twitter se habló un poco. En la web de TMB no vi ningún tipo de comunicado ni ninguna información en su Twitter o Facebook. Hoy ya cambiaron las máquinas y limpiaron las pintadas.
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Quisiera reflexionar brevemente sobre las reacciones de algunxs ciudadanxs (amoldadxs perfectamente a su rol como tales de consumidorxs pasivxs y obedientes) que señalaban que acciones como ésta «no sirven para nada» (tenéis razón, son totalmente inútiles, pues sólo visibilizan un conflicto que se oculta poniendo al descubierto una problemática social que afecta a todxs, denuncian una situación injusta y atacan el corazón mismo de dicha injusticia, dañando la economía de quienes basan todos su abusos en multiplicar su dinero a toda costa), o que «con estos actos vandálicos se perjudica a los usuarios» (lo cual es una falacia, y de las grandes, propia de demócratas con miopía que no ven más allá de sus cuatro esquemas y sólo ven el perjuicio en la autodefensa insurrecta, y nunca en el ataque cotidiano que las empresas llevan a cabo contra nuestras condiciones de vida).
En fin, sobra y me cansa continuar aclarando y explicando cada golpe asestado a esta economía depredadora para buscar tristemente la empatía de siervos satisfechos a lxs que parece que hay que dárselo todo ya masticadito. Si no os gusta que se rompan las máquinas que os explotan, no hay problema. Seguid pagando todos sus caprichos y cuando os arruinéis ya sabéis, siempre podéis culpar de la crisis a lxs migrantes, que siempre cuela…
Por cierto, en el tablón de comentarios de la noticia de Indymedia Barcelona hay una pequeña aportación en catalán firmada como Peplluis de cal sastre que dice que si en un momento dado no hay manera de forzar la máquina para abrirla, también da resultado echar un chorro de salfumán por la ranura de la tarjeta, ya que por lo visto quema los circuitos. Dicen que el saber no ocupa lugar, así que aquí queda este dato…