Recojo de Abordaxe! y traduzco del portugués al castellano este pequeño pero curioso e interesante cuento que nos trae una buena moraleja, todavía no aprendida por una buena parte de la población que continúa ilusionándose con la caridad burguesa que les ofrecen:
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Cierta tarde, un famoso banquero iba para casa en su limusina negra cuando vio a dos hombres, a un lado de la carretera, comiendo hierba. Ordenó a su chófer que parase y, saliendo de la limusina, preguntó a uno de ellos:
– ¿Por qué están ustedes comiendo hierba?
– No tenemos dinero para comida – dice el pobre hombre – Por eso tenemos que comer hierba.
– Bien, entonces vengan a mi casa y yo les daré de comer – dice el banquero.
– Gracias, pero tengo mujer y dos hijos conmigo. Están allí, debajo de aquel árbol.
– Que vengan también – dice nuevamente el banquero.
Y, volviéndose hacia el otro hombre, le dice:
– Usted también puede venir.
El hombre, con una voz muy débil, le responde:
– Pero, señor, ¡yo también tengo esposa y seis hijos conmigo!
– Pues que vengan también – insistió el banquero.
Y entraron todxs en la enorme y lujosa limusina.
Una vez de camino, uno de los hombres miró tímidamente al banquero y le dijo:
– El señor es muy bueno, ¡Gracias por llevarnos a todxs!
El banquero respondió:
– Mi noble hambriento, no se avergüence, ¡me quedo muy feliz al hacerlo! Ustedes quedarán encantadxs con mi casa… ¡La hierba está con más de veinte centímetros de altura!
Moraleja de la historia:
Cuando veas que un banquero está ayudándote, no te ilusiones…
