La complicidad y relación colaboracionista entre los grupos de extrema derecha y las Fuerzas de Seguridad del Estado no es nada nuevo en el Estado español. Todxs recordamos aquella fotografía de la manifestación neonazi en Vallecas, Madrid, hace unos años, en la que se veía a varios manifestantes fascistas codeándose de buen rollo con algunos de los antidisturbios que escoltaban su provocativo paseo por uno de los barrios obreros de más larga trayectoria combativa en la capital. De hecho, uno de esos neonazis hasta iba equipado con un casco de la policía, que portaba tan campante y sin la menor discreción, como se puede ver en la siguiente imagen:
A ésto podemos sumarle las innumerables ocasiones en las que la policía cargó contra grupos antifascistas o vecinxs que se habían opuesto abiertamente a manifestaciones y otras expresiones del odio racial y la xenofobia en sus barrios, mientras en las instituciones gubernamentales del Ministerio del Interior y el Ayuntamiento, el complot se consolidaba, y manifestaciones de ultraderecha eran permitidas sin reservas por los partidos en el poder (fuese el PSOE o fuese el PP, da igual) mientras toda protesta pensada desde la solidaridad más allá de etnia, nacionalidad o status económico o social, era ilegalizada, y sus participantes acosadxs, perseguidxs, golpeadxs y en muchos casos detenidxs, torturadxs en comisaría, y condenadxs a penas de prisión o a pagar importantes multas.
También podemos mencionar casos como la completa impunidad de la que están gozando los neonazis miembros de la peña ultra futbolística Frente Atlético responsables del asesinato a sangre fría del aficionado deportivista «Jimmy» durante un cobarde asalto al autobús de la peña Riazor Blues por parte del grupo fascista madrileño, y de la desproporcionada represión que están sufriendo lxs que eran sus compañerxs, que además de ver morir a uno de lxs suyxs, se arriesgan ahora a penas incluso mayores que las solicitadas para lxs asesinxs.
Además, más recientemente, hace sólo unas semanas, una manifestación fascista con chovinistas mensajes de odio racial recorría impunemente las calles de Madrid otra vez, organizada por colectivos como el Hogar Social Madrid, que se aseguraron bien de esconder su simbología y su auténtico mensaje para dar una hipócrita sensación de neutralidad y alejarse de la imagen de sus propias convicciones. El HSM es una organización que, ahora que lxs bastardxs han empezado a emplear la okupación de edificios abandonados para disponer de espacios en los que desarrollar sus actividades y desde donde coordinar sus luchas (sí, esa misma herramienta que durante tantos años han condenado y demonizado con la peor de las demagogias), actúan como una triste ONG de asistencialismo vertical y xenófobo, desde donde ofrecen envenenada caridad a las familias españolas a cambio de votos. El fascismo una vez más convierte la desesperación generada por la democracia del Capital en poco más que réditos electoralistas que comprar con migajas. Al mismo tiempo, otra manifestación en solidaridad con las personas refugiadas que venían hacia aquí huyendo de las guerras que las democracias occidentales de la Unión Europea y el sionismo israelí han financiado, armado y provocado «discretamente» en Oriente Medio, era ilegalizada sin pretexto alguno. Y ojo, no digo esto con afán victimista, ni porque crea que nosotrxs somos lxs buenxs de la película y que lxs nazis son lxs malxs. A mí personalmente me importa una mierda ese discurso panfletero y moralista. Lxs nazis son el enemigo, como lo son el Estado, la policía, su democracia, sus instituciones, sus leyes y sus partidos de mierda, ocupen el lugar que ocupen dentro del engañoso espectro parlamentario. Más a la «izquierda», más a la «derecha», da igual. Son lxs mismxs bastardxs vistiendo distinto traje y echándose distinta colonia para disimular su tufillo a burócrata, a vendemotos y a defensor y depositario de un orden social esclavista e intolerable. No obstante, me parece importante visibilizar la «dura represión» a la que se encuentran sometidos los grupos neonazis o como a ellxs les gusta llamarse «Tercera Posición» o «Nacional-Revolucionarixs» (tiene tela que hasta vosotrxs mismxs os avergoncéis de lo que sois y necesitéis nuevos eufemismos y nomenclaturas con las que referirse a vuestros delirios ideológicos), más que nada porque una de sus estrategias en estos tiempos es, precisamente, mostrarse a sí mismxs como detractorxs del sistema, como parte de una insurgencia en su contra, y como víctimas por tanto de su represión y sus abusos. No obstante, lo único que han recibido del sistema esxs miserables es relativismo en torno a sus crímenes, una cobertura mediática donde en el peor de los casos, se les usaba como un objeto que comparar en una dialéctica de opuestos (a un lado, ellxs, al otro, «lxs antisistema», es decir, grupos antiautoritarios, como si hablásemos de simples bandas callejeras y no de dos maneras opuestas e irreconciliables de entender el mundo, la libertad frente a la dominación, la solidaridad frente a la exclusión, la jerarquía y la discriminación). Y para muestra, un botón.
No hace mucho, un desalojo tuvo lugar en uno de los edificios okupados por esta escoria, con el fin de llevar a cabo actividades donde lo que se crea, se divulga y se justifica es el odio racial, la exclusión, y las ideas de un régimen responsable de uno de los mayores genocidios del S. XX, pero también de llevar a cabo una cínica campaña con la cual reparten bocadillos y dan cobijo a familias españolas, comprando con ello su opinión y traficando como ya se ha dicho antes con su desesperación. El carácter selectivo de su solidaridad delata sus auténticas intenciones, culpando a las personas migrantes (que sólo huyen a buscarse la vida lejos de las miserias que este sistema que esxs nazis «tanto odian» ha provocado en sus países de origen) de los problemas de la población española, cuando lxs auténticxs responsables son lxs especuladorxs, políticxs, periodistas de los mass-media y otrxs asesinxs de masas que se lavan las manos con la sangre de todxs, mientras sus artimañas, sus mentiras y sus excusas protegen y perpetúan este sistema y sus desigualdades.
Ante ésto, esta fue la declaración que una cuenta a todas luces relacionada con el Cuerpo Nacional de Policía publicó en su perfil de la red social Facebook:
Personalmente no dispongo desde hace muchos años de un perfil en esta red social, pero la imagen fue enviada al correo electrónico de este blog junto a una breve contextualización por una individualidad anarquista afín.
Es curioso que este brote de empatía, esta solidaridad repentina con las «víctimas» de su represión (una represión en este caso totalmente comedida, neutral y a regañadientes), nunca aparezca cuando las personas desalojadas y expulsadas a golpes y gritos de los edificios desde donde fomentan la solidaridad, el apoyo mutuo y el fin del sistema que continúa llenando las calles de desamparadxs y los hogares aun habitados de pobreza, tristeza e incertidumbre, son libertarias, colectivos vecinales a los que no les importa el color de la piel ni la procedencia de sus miembros, colectivos culturales autogestionados y otras entidades. Y repito, como anarquistas y enemigxs declaradxs del Estado y sus perrxs guardianxs, es necesario entender que la represión, la violencia y el acoso continuos es la única actitud que podemos esperar de los miembros de las FSE, pues son el ejército de ocupación interior de nuestro principal enemigo, el Estado, y su tarea es precisamente atacar y desarticular cualquier resistencia u ofensiva organizada en contra de su amo. Y he de reconocer que hacen su trabajo estupendamente.
No obstante, por si esa escoria fascista continúa victimizándose y tratando de crearse una imagen de refractarixs falsa y oportunista, y por si acaso alguien sigue teniendo dudas entre la importancia que lxs miembros de las FSE dan a la ideología neonazi de estxs individuxs (podéis leer en sus palabras que les da igual que sean nazis, es decir, les da igual que respalden a un régimen genocida responsable de muchas de las mayores atrocidades del S. XX), aquí queda eso.
Nazis y Policía, ¡misma porquería!
¡Antifascismo significa solidaridad, apoyo mutuo y ataque!
¡Ni un sólo espacio seguro para el fascismo ni para sus cómplices y falsxs oponentes!