Recibo en el correo electrónico y difundo a continuación un folleto que fue editado para su distribución en el contexto de una actividad realizada por algunxs compañerxs en la capital chilena a principios del pasado mes de febrero para recordar a la compañera Jill Phipps (coincidiendo con las fechas aproximadas en las que la compañera fue asesinada).
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Difundimos folleto de la actividad realizada a comienzos de febrero en Santiago.
Contiene textos elaborados por quienes levantaron la actividad, otros textos traducidos por lxs mismxs compañerxs e información de diversas fuentes en internet.
EN LA LUCHA CONTRA TODA AUTORIDAD
SÓLO MUERE QUIEN ES OLVIDADX
Para descargar o ver online el folleto, click aquí.
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Para quien no esté al corriente, Jill Phipps fue una activista envuelta en la lucha por la liberación animal, contra el especismo y sus industrias e intereses. Junto a otrxs activistas, y con el apoyo de su familia (a la que Jill convenció para que se sumasen con ella a la acción directa por la liberación animal) Jill participó en numerosas acciones, destacando un allanamiento en la fábrica de jabones de la empresa Unilever en Merseyside donde los equipos informáticos fueron destruidos (el ataque contra Unilever se produjo por testar sus productos en animales, algo que por cierto siguen haciendo). Jill, su madre y su hermana fueron detenidas por esa acción de sabotaje, y recibieron diferentes sentencias. Además, Jill y su familia también llevaron a cabo una intensa campaña contra el uso de pieles que logró cerrar una peletería y una granja de pieles en Coventry, y participaron en campañas y acciones para sabotear la caza.
La última acción de Jill tuvo lugar en el aeropuerto de Coventry, en Reino Unido, el 1 de febrero de 1995, donde el grupo de 35 activistas donde Jill se encontraba tenía como objetivo detener unos camiones sentándose en la carretera o encadenándose a ellos, y así rescatar a los terneros vivos que transportaban con el fin de amontonarlos en un avión y enviarlos por vía aérea a Holanda, donde serían distribuídos para su explotación y asesinato en diferentes puntos de Europa. Jill se interpuso delante de un camión para obligar al conductor a frenar, pero el conductor decidió atropellarla, acabando con ella en el acto.
Cabe señalar que ni el conductor del camión ni la policía que permitió y alentó que todo eso ocurriera, recibieron cargo ni sentencia alguna por la muerte de Jill. En el caso del camionero, la fiscalía decidió que no existían pruebas suficientes para acusarlo, ya que algunos supuestos testimonios dijeron que al conductor le había distraído otrx activista, y que por eso no vio a Jill. También es reveladora la asquerosa declaración de uno de los maderos, que dijo que Jill «decidió por sí misma acabar bajo las ruedas del camión», como si la acción de Jill fuese una acción suicida (Jill acababa de ser madre, y tenía numerosos planes para su vida). De todos modos, era de esperar, pues los Estados de este sistema especista y asesino saben recompensar muy bien a sus siervos más obedientes…
La explotación y asesinato de animales humanxs y no-humanxs por una enfermiza e insaciable sed de beneficios y riquezas ensangrentados por ser obtenidos a través del sufrimiento, la opresión y la esclavitud, no son distintos. De matar animales no-humanos en masa a matar seres humanxs hay una delgada línea roja que la empatía, a veces, no percibe, y el asesinato de Jill a manos del mismo camionero que transportaba animales a la muerte en masa, lo demuestra.