«A vueltas con el machista Luciano Méndez Naya, profesor de la USC, y sus ‘laureados’ compinches», por O Gajeiro na navea

Nota: Reitero que estas palabras que siguen a modo de introducción al artículo de «O Gajeiro na navea» son escritas desde una posición masculina, cisgénero y heterosexual, lo que en una sociedad marcada por los privilegios masculinos y normativos imperantes inevitablemente condiciona el contenido y lectura de lo expuesto.

Dejo a continuación, traducido, el siguiente artículo que fue originalmente publicado en galego en el blog O Gajeiro na navea, y que una vez más, habla de un suceso relacionado con el infame y misógino profesor Luciano Méndez Naya, de la USC, quien se convirtió en noticia después de sus escandalosos comentarios y sus amenazas contra una de sus alumnas por según él llevar «un escote excesivo» (más información de este hecho en este blog aquí).

En este caso, el artículo hace referencia al modo en que la más burda caverna mediática ha tratado la noticia de la acción que un grupo de estudiantes solidarixs con la agredida del Máster de Género, Igualdad y Educación llevaron a cabo contra el profesor Méndez Naya (y de la que me hice eco en este blog, aquí), presentándose en una de sus clases en sujetador y con distintas frases escritas en su pecho alusivas al comportamiento sexista y depravado del docente (acción que por cierto fue respondida por el profe reafirmándose en su actitud, «regalando» nuevamente graves comentarios sexistas dirigidos exclusivamente a las alumnas – ignorando para las ofensas aunque tomando como referencia interlocutora al único hombre que participó de la acción – así como nuevas amenazas de violencia física al decir a lxs alumnxs implicadxs que iba a expulsarles del aula «con unas patadas en el culo»).

Tanto los periodistas que empiezan sus críticas a la acción (cargadas de moralidad patriarcal y de un cínico discurso en pos de la corrección política y la mesura cívica más vomitivas y retrógradas) presumiendo de sus «grandes contribuciones» al feminismo y a la lucha por la igualdad (alguno incluso se vanagloria de ser el que «empuja» a sus hijas a luchar por la dignidad, porque claro, necesitan que alguien las empuje porque ellas solas no pueden, ¡recordemos que son mujeres, no saben actuar ni decidir por ellas mismas y por eso necesitan un buen macho ibérico que las oriente y guíe!) como aquellos que, directamente y sin asomo de duda, optaron por dar rienda suelta a su faceta más visceral de babosos, cada columnista supera en osadía al anterior. Todo un desfile de misóginos en unos medios de comunicación burgueses (y por ende patriarcales) que mientras continúan dando cobertura al machista Luciano Méndez Naya, siguen dando voz, ya de paso, a su buffet de abogados lenguaraces.

Sin más que decir al respecto, dejo el artículo de O Gajeiro na navea, y reitero mi deseo de que pronto a Luciano Méndez Naya alguien le baje los humos (y la erección) de una buena patada en los huevos, aunque visto lo visto, y a merced de cómo él mismo se retrata en sus sucesivas declaraciones a la prensa (afirmando no arrepentirse de sus comentarios a la alumna, justificando sus amenazas, asegurando ser incapaz de concentrarse y de controlar sus impulsos debido a la excitación que le producen los atributos físicos de sus alumnas…), comienzo a pensar que la posibilidad de que le rompan los piños no preocupa tanto a este señor (ya que, de otro modo, no me explico cómo se puede ser tan bocazas).

Nota: Si vais al post original en el blog O Gajeiro na navea, hay enlaces a cada una de las crónicas citadas, por si alguien se siente con estómago suficiente como para leerlas, o desea obtener los enlaces para difundirlas y visibilizar lo que esos medios de comunicación difunden a diario mientras, como auténticos hipócritas, se llenan la boca con discursitos pro-igualdad (pro-¿qué igualdad? me pregunto yo) cuando un nuevo feminicidio o violación imponen la urgencia de un pronunciamiento público oportunista. Yo, por higiene informativa y por principios, me niego en rotundo a enlazar a semejante bazofia.

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Me temía mucho que a mi vuelta de vacaciones la situación creada por este energúmeno machista iba a ser inamovible en el mundo corporativista de la USC, pero me equivoqué, y no porque hubiera movimiento de fichas para desalojar a este elemento de la USC, que «nasti de plasti» sino que ahora vienen a salir a la palestra de los falsimedios españoles hechos en Galiza, unos hombres que se dicen escritores (uno incluso firma siempre dando fé de sus premios literarios) y que vienen a criticar la valiente acción llevada a cabo por las estudiantes del grado de Género, Igualdad y Educación, de lo que dí cuenta en esta mi bitácora.

Uno de ellos, el más opuesto, comienza su crónica dándoselas de enemigo del machismo: «A mis dos hijas día tras día las empujo a luchar por su dignidad, muy por encima de cualquier otra virtud» e incluso critica la actitud del profesor para después poner a apestar a las estudiantes que se atrevieron a cantarle las cuarenta al macho con una jaculatoria que da volteretas a sus propias hijas después de empujarlas, y copio (sic): «Ahora bien, lo de anteayer ya roza el adefesio. Hay otras formas de protestar menos lesivas para todos. En primer lugar, para aquellas que portan expresiones ofensivas en sus pechos, que acuden en sujetador a clases, que hacen del escándalo su modo de reivindicarse. La universidad no está para eso. (…) Lo demás ensucia a nuestra universidad. Lo demás, el sujetador como emblema, es un favor que le hacemos a los que no creen en la igualdad. Yo no dejaré de creer, mientras el mar sea mar, en ella.» Pues yo, que amo el mar viviendo en tierra adentro, creo que su idea de la igualdad parte de una visión muy retorcida de la misma.

Y el otro, el modesto insigne, no merece mucho comentario, porque este pertenece a esa escoria de quien se posiciona a favor del marcho y admira su actitud sumándose a la crítica de la chica atacada: “una chica abundosa (… ¡al parecer!) de grandes y ubérrimas y solemnes glándulas mamarias, cuyas ubres (… ¡al parecer!) lucía pletóricas y solemnes, no sé si también tan turgentes como correspondería a tan generosas ubres, puesto que, también al parecer, el escote que las dejaba ver era amplio y se dice que poco recatado» e incluso de la respuesta de las estudiantes calificándola de «moralina» y tildándoles de «los correcta y políticamente ofendidos alumnos» (el masculino es suyo).

Mientras tanto a la espera de una resolución del conflicto, yo me quedo con las palabras de la chica agredida al respecto de la acción de sus compas: «A quien no quiere caldo, dos tazas».

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