[Texto] Chile – «Por un 29 de marzo insurrecto y anárquico», por Sin Banderas Ni Fronteras

Lxs compañerxs de Sin Banderas Ni Fronteras (Chile) enviaron este comunicado al correo electrónico del blog, con motivo de un nuevo Día del Joven Combatiente, y que se acompaña de un texto difundido hace 4 años pero que mantiene su vigencia:

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El 29 de marzo como Día del Joven Combatiente tiene su origen en los ejercicios de memoria combativa a partir del asesinato de los hermanos Rafael y Eduardo Vergara Toledo en 1985 durante la dictadura cí­vico-militar culminada en 1990 con una salida pactada.

El recuerdo combativo y revolucionario se proyectó luego en el contexto de la dominación democrática y se esparció hasta el día de hoy conectando a nuevas generaciones de rebeldes autónomxs, anárquicxs y horizontales.

Concientes de la importancia de esta fecha, pero también de lo importante de agitar más allá del calendario y de la edad que tengamos, compartimos el siguiente texto -con algunas ediciones-  difundido hace ya cuatro años y que consideramos tiene plena vigencia hasta el día de hoy.

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Ante un nuevo «Dí­a del Joven Combatiente»
Que la insurrección y la anarquí­a salgan a las calles.

Ante un nuevo Dí­a del Joven Combatiente (29 de marzo), queremos compartir con lxs compañerxs unas cuantas reflexiones sobre algunos desafí­os que afrontamos en nuestra participación activa como agitadorxs de la anarquía en un contexto donde no somos la única corriente que agita las aguas del océano de la dominación.

1) El desafío permanente de recordar.

Aunque el ritmo vertiginoso de la dominación arrastra a lxs individuxs a vivir en un eterno presente de consumo, obediencia y enajenación, nosotrxs tenemos la necesidad permanente de recordar y hacer memoria para la acción, recordar para el presente y para el combate cotidiano. Porque enriquecer nuestras experiencias actuales con las experiencias del pasado es algo fundamental para situar nuestro accionar dentro de una ruptura continua con el mundo de la autoridad, a pesar de los golpes represivos y de los diferentes contextos de lucha, porque el enemigo se esfuerza por aislar y silenciar estas experiencias para que nuevxs compañerxs empiecen de cero una y otra vez.

Es necesario recordar a los hermanos Vergara Toledo, a Ariel Antonioletti, a la compañera Claudia López, al hermano Mauricio Morales y otrxs compañerxs caí­dxs en combate. Pero también es importante conocer y analizar sus contextos históricos, sus experiencias particulares y las dinámicas de lucha de cada momento para no caer en las trampas de la idealización ni el pantano de las ideologí­as. Conocer otras experiencias de subversión, valorarlas y criticarlas con fraternidad para afilar nuestras posiciones y prácticas actuales de lucha es algo que siempre han temido lxs poderosxs. Y eso es la memoria combativa.

2) El desafí­o de marcar la diferencia

¿Queremos aportar en radicalizar el conflicto contra la autoridad o nos contentaremos sólo con movernos dentro del contexto de movilizaciones pautadas por otrxs?

Tanto en las movilizaciones recientes como en fechas como el 29 de marzo o el 11 de septiembre las calles se inundan de distintas voluntades que suelen parecer uniformes a partir de prácticas comunes que les unen en la acción. Por un lado está la masa ciudadana, sus procesiones y demandas al Estado opresor, y por otro, la diversidad de individuxs que se hacen partí­cipes de la lucha callejera. Dejando de lado a la masa ciudadana, nos interesa hacer notar la necesidad de que la propaganda anárquica/antiautoritaria esté presente en las calles para diferenciarnos de otrxs discursos y propuestas que desde otras perspectivas se hacen presente en la radicalización de la protesta social.

De partida, hay que dejar en claro que no compartimos objetivos con quienes ven la lucha callejera y el enfrentamiento con la policí­a como una simple forma de diversión tan embriagante y fugaz como una droga. Para nosotrxs, la necesidad de desbordar y aniquilar los lí­mites impuestos por el enemigo en todos los planos de la vida -incluida la protesta- es un acto de consecuencia con nuestra postura antiautoritaria e intentamos llevar estos planteamientos a cada una de nuestras acciones, incluso en aquellas que para algunxs parecen pequeñas o insignificantes como nuestra alimentación y nuestras relaciones entre amigxs y compañerxs. Por eso nos negamos a reivindicarnos como parte del lumpen, donde proliferan conductas consumistas, machistas y autoritarias.

También nos parece necesario marcar la diferencia con las organizaciones marxistas leninistas y toda la gama de colectivos satélites de dichas orgánicas que escondiéndose con discursos de asambleí­smo y horizontalidad alimentan las filas de las estructuras jerárquicas de la ultraizquierda deseosa de Poder. Decimos esto porque nuestras proyecciones son completamente distintas a las del Frente Patriótico Manuel Rodrí­guez (FPMR), a las del Movimiento de Izquierda Revolucionario (MIR) y las del Movimiento Juvenil Lautaro (MJL). Estos partidos leninistas aspiran a destruir al capitalismo y a ciertas formas de gobierno, pero nunca han estado interesados en destruir la autoridad y toda forma de dominación. Al contrario, en su forma de organizarse y en su propuesta de orden social, manifiestan la necesidad de crear y utilizar instancias de poder para ser vanguardias (abiertas o encubiertas) de lxs oprimidxs (como el FER, Andha Chile y la ACES) y aspiran a controlar un Estado proletario o gobierno popular cuya experiencia histórica ha comprobado ser totalmente contrarrevolucionaria y autoritaria en la práctica (como terminó ocurriendo en Rusia, Cuba, China, Vietnam, y donde quiera que los leninistas de diverso tipo ocupan puestos de Poder). Nuestra insurrección es para destruir al Poder, la de ellos, para hacerse del Poder.

Además, queda también diferenciarnos de ciertas orgánicas libertarias que reproducen discursos y prácticas leninistas como la reivindicación de demandas parciales, las plataformas, las siglas y las vanguardias encubiertas.

Finalmente, a nivel más global, sentimos la necesidad de marcar nuestras claras diferencias con todo discurso y accionar que no tiene como objetivo permanente la destrucción de la autoridad. Por su contenido, sus proyecciones o falta de ellas, ciertas posturas, aunque algunas parezcan radicales en los hechos, no aspiran a la propagación de la lucha contra el Poder y, por lo tanto, son otra cosa distinta a la praxis anárquica, insurrecta y antiautoritaria.

Por eso tenemos claro (como alguien escribió por ahí­) que somos una orgullosa minorí­a dentro de la minoría.

Sin embargo, aspiramos a contagiar a otrxs con nuestras ideas, no para hacer hegemonÃía o controlar las luchas, no para formar ejércitos populares ni apelar a una clase social supuestamente destinada a hacer la revolución. Aspiramos a la propagación y profundización de la lucha antiautoritaria simplemente porque nos interesa que otrxs individuxs también nieguen esta realidad de dominación y experimenten la libertad y la anarquí­a en el combate multiforme y cotidiano. Por eso apelamos a las conciencias individuales y a las vivencias comunes que permiten agudizar el conflicto y darle continuidad a la lucha contra el Poder. No nos interesa levantar programas pero sí­ tenemos proyecciones; nos negamos a hacer de la organización un fin en sí­ mismo, pero sí­ la utilizamos como herramienta para actuar; nos negamos a militar en organizaciones formales que dividen la lucha en etapas, solo aspiran a reclutar nuevos adeptos y tienen respuestas estructucturadas por su ideología. Sin embargo, si­ tenemos una propuesta, y esta es la proliferación de los grupos de individuxs organizadxs por medio de la afinidad capaces de generar actividades antiautoritarias de diverso tipo y capaces de conectarse y coordinarse con otrxs a través de la informalidad. Y en el seno de esta propuesta organizativa se materializa en la práctica la forma de vida que proponemos: una vida libre, donde lxs individuxs libremente asociadxs den rienda suelta a su autonomía en apoyo mutuo con sus afines y en conflicto permanente con toda forma de Poder. En eso creemos, y por eso luchamos, desarrollando formas antiautoritarias de relacionarnos y aniquilando las relaciones de dominación y dependencia, porque nuestro modo de organizarnos refleja el modo en que queremos vivir, sin lí­deres ni representantes. Por eso nos negamos a separar la lucha de nuestra propia vida.

3) La importancia de conocer la represión para no frenar la lucha.

Por supuesto que el enemigo desea vernos derrotadxs, enajenadxs, aisladxs, encerradxs, paranoicxs, etc. Pero conocer cómo funciona la represión y cómo esta ha operado en contextos pasados y recientes nos ayuda a entender lo que pasa a nuestro alrededor y en cierta medida a anticiparnos a posibles golpes represivos. Es sabido que en fechas emblemáticas como el 29 de Marzo o el 11 de Septiembre los agentes del Poder suelen realizar seguimientos especiales o apuntan su vigilancia a ciertos espacios y compañerxs conocidxs por su postura de vida anárquica. Incluso pueden haber allanamientos o amenazas de estos para intentar mostrar que está todo controlado o simplemente para atemorizar a lxs revoltosxs. Por ejemplo, a fines de 2009 en vísperas de las elecciones presidenciales fueron allanadas varias casas okupas y centros sociales autónomos, tal como ocurre a menudo en Grecia en vísperas de algunas fechas importantes.

Por eso llamamos a quienes se sienten parte de la lucha anárquica/antiautoritaria a permanecer atentxs y cuidadosxs sin nunca bajar los brazos ni caer presxs del miedo, manteniéndonos activxs en todo momento y lugar.

¡¡¡Por lxs combatientes de ayer y hoy- Que este 29 de marzo la insurrección y la anarquía salgan a las calles!!!

Sin Banderas Ni Fronteras,
Núcleo de agitación antiautoritaria

Sinbanderas.nifronteras@riseup.net

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