Recojo de Indymedia Barcelona y traduzco del catalán el siguiente comunicado de lxs compañerxs de Oca Negra (asamblea libertaria de los barrios del Clot y Camp de l’Arpa) titulado «Banc Expropiat: Una revuelta contra la propiedad privada» acerca de la lucha que se está llevando a cabo en defensa del Banc Expropiat y sus posibilidades y potencialidades:
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Banc Expropiat: Una revuelta contra la propiedad privada
Son días de revuelta. Desde hace ya una semana – y lo que nos queda – las calles de Gràcia se han llenado de lucha y resistencia en respuesta al desalojo del Banc Expropiat. El objetivo es simple, claro y directo: Volver al Banc. Y gracias a este planteamiento tan sencillo nos encontramos delante de una lucha que el Estado y sus esbirros no pueden asimilar.
Alrededor de estos hechos se ha dicho y escrito de todo, especialmente los medios de masas. Quieren mostrarnos una apariencia de neutralidad y objetividad ante lo que se observa pero es fácil entender qué papel juegan en un evento de este tipo. Los medios de masas son grandes empresas insertas dentro del mercado capitalista. Disponen de un privilegio informativo, es decir, de la capacidad de llegar a todos los hogares y mostrar su versión del relato. Eso es porque tienen una cantidad ingente de recursos y detrás de ellos se encuentra el capital de grandes inversores, anunciantes y grupos de poder diversos. En resumen: Ahí encontramos a la clase gobernante. Poco importa si ahí trabajan periodistas con buenas o malas intenciones; los medios de masas han de transmitir el relato que beneficia a la clase gobernante, porque para eso son medios relevantes en el panorama informativo, y porque de hacerlo depende su existencia. A todas nos resulta fácil entender esta parcialidad periodística cuando se habla de política de partidos; pues con la verdadera política, la de la calle , pasa exactamente lo mismo.
La otra versión del relato, la del Banc Expropiat y la de todas aquellas que salimos a la calle a defenderlo, cuesta mucho mucho más encontrarla; está escondida en medio del flujo constante de pseudo-información oficialista. Eso evidencia que toda forma de Estado ha de valerse de la censura y del control de la información, y que si otros modelos de sociedad estatal hacen esta tarea a través de la persecución y supresión de los discursos disidentes, en la sociedad que nos ha tocado sufrir además también resulta efectivo (si no más) invisibilizarlos en un mar de información que se oponga, que los ridiculice o que los tergiverse. Ante esta situación necesitamos hacer el esfuerzo de buscar estos relatos alternativos. En ellos encontramos reflexiones alrededor del concepto de la violencia, críticas con los medios de masas, una priorización de la salud y seguridad de las personas por delante de la de los objetos, la defensa del carácter popular y enredado de la resistencia activa para volver a entrar al Banc, etc.
Con este mismo ánimo, nosotras queremos centrarnos en un aspecto en el cual creemos que no se ha profundizado lo suficiente:
A menudo, cuando defendemos el carácter okupado de muchos de los espacios donde luchamos para crear un mundo nuevo, enfatizamos en cómo de interesantes resultan las actividades que se llevan a cabo en contraste con el despilfarro que supondría que el espacio estuviera vacío o derribado. Hablamos de llenar de vida espacios desaprovechados. Pero aquí no estamos diciendo todo lo que hay que decir y es por eso que algunas personas, con mejor o peor intención, plantean que trasladar las actividades del Banc Expropiat a otro emplazamiento es una posible resolución al conflicto, o aparecen voces reconociendo el valor de lo que se hace en el Banc pero que sería más valioso si se hiciese pagando un alquiler.
No estamos planteando aquí una crítica a pactar cesiones de uso o pagar alquileres por espacios, ya que muchas veces estos recursos nos sirven para llevar a cabo proyectos muy potentes y de otra manera no seríamos capaces, pero debemos entender que la okupación es una herramienta fundamental si queremos cambiar este mundo, porque es la vía con la que atacamos frontalmente la propiedad privada. Un mundo sin propiedad privada no es un mundo donde tenemos que tener miedo porque cualquier aprovechada nos tome la casa, sino un mundo donde mediante la organización y el apoyo mutuo podamos garantizar que todas tengamos un techo; un mundo donde gente como Manuel Bravo Solano, especulador y propietario legal del local del Banco, no podría disfrutar del privilegio de controlar varias fincas y cobrar al resto por su uso.
Hace dos años luchamos para evitar el desalojo de Can Vies y ganamos. Ahora hemos de seguir luchando, y lo hemos de hacer por volver a entrar al Banc, y no para cualquier otra cosa. Y es que si ganamos, demostraremos que juntas somos más fuertes que las leyes que defienden la propiedad privada, que juntas podemos negar el derecho legal a especular; que si queremos, podemos quitarle un espacio a alguien que no se lo merece, y que lo podremos hacer más veces en el futuro.
Pero para conseguirlo hemos de entender lo que está en juego y cuáles son los verdaderos bandos en esta revuelta. Hemos de ver que los especuladores como Manuel Bravo Solano, los bancos como Catalunya Caixa, los grandes medios de masas etc. forman parte de la clase poderosa. Que las instituciones ponen a individuos adinerados (se llamen Xavier Trías o Ada Colau) en una situación adecuada para establecer jugosos tratos con estos poderosos, y que por tanto no nos representan. Y que la policía actúa a sueldo y de manera interesada para defender todos estos privilegios.
Hemos de entender que en el otro lado nos encontramos todas las que para tener la menor posibilidad de acceder a una sola propiedad hemos de trabajar toda la vida, y muy probablemente ni así lo consigamos, pues representa que debemos estar agradecidas si encontramos trabajo. Por tanto en el otro bando no nos encontramos sólo las okupas, las antisistema ni las anarquistas… nos encontramos como iguales todas las que padecemos el Capitalismo.
Esta lucha nos afecta a todas. Tomemos partido en la revuelta. Solidaricémonos como podamos, como sepamos, como deseemos. ¡Volvamos al Banc!
Oca Negra, Assemblea Llibertària del Clot-Camp de l’Arpa