[Texto] Grecia – Unas pocas palabras concerniendo a la reivindicación de responsabilidad por la ejecución de Habibi.

Hace unos meses, a mediados de julio, traduje desde la versión en inglés y difundí en este blog el texto de la reivindicación de responsabilidad política por la ejecución de un conocido mafioso en el barrio de Exarchia, en Atenas, el cual fue asesinado por un grupo anarquista que firmó el comunicado como Grupos de Milicia Armada. El motivo por el que lo traduje y difundí fue porque me pareció muy interesante y porque además me pareció importante dar a conocer un hecho que forma parte fundamental de la lucha en Atenas y en Grecia contra el canibalismo social de la mafia y sus impulsores y defensores policiales y para-estatales. No obstante, como dije en su momento, hay diversos aspectos del comunicado mencionado que no comparto y que de hecho no me gustaron y considero que necesitan de una profunda revisión crítica.

Ahora, recojo de Insurrection News (que a su vez recogen y difunden desde Act For Freedom Now!) en inglés, traduzco y difundo este otro escrito, el cual pretende ser una crítica del primero, en mi opinión, por cierto, bastante certera y necesaria.

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Unas pocas palabras concerniendo a la reivindicación de responsabilidad por la ejecución de Habibi.

Porque mucho ha sido dicho ya y aun más será dicho, un texto más lleno de alabanzas y aforismos no tendría nada más que añadir y ofrecer.

Esto es por lo que, a causa de incidentes recientes, aquí será escrito sólo lo que es considerado necesario sobre el antes, el ahora y el después de una situación que no sólo concierne a la plaza y a la gente allí sino también a todxs nosotrxs. Pública y abiertamente, sin exponer o calumniar a individuxs y proyectos. Y ciertamente no con gran facilidad o arrogancia, como es costumbre.

Lo que sucede en el área de Exarchia (y no sólo) con el trapicheo y las mafias, ha sido de conocimiento común durante años. E indudablemente, algo necesitaba empezar a ocurrir del lado del ambiente anarquista/antiautoritario sobre el asunto, porque no podemos cerrar nuestros ojos a una situación tan corrupta y degradante. Es definitivamente una abyección y mucho tiene que cambiar, y esto no puede de ninguna manera ocurrir sin dolor y pacíficamente. Cualquier desacuerdo sobre el manejo y las actitudes, comportamientos y mentalidades individuales o menos individuales sobre este tema, no son en absoluto insignificantes, pero tampoco están al servicio de los apetitos caníbales en los foros públicos de la irresponsabilidad.

Antes de nada, una admisión probablemente evidente: Nadie se entristeció por la muerte de Habibi. La sensibilidad caritativa sobre un asesinato y una vida humana perdida son simplemente voces de salón y voces disonantes reformistas, quizá incluso dirigidas. (El quién, cómo y por qué fue asesinado y dónde y si esto conduce a alguna parte, es claramente otro parámetro, que concierne a discusiones internas de un espacio o movimiento). Para decirlo amablemente: cada Habibi sólo será extrañado por sus jefes, a saber el Estado y las mafias.

Sin embargo, para no olvidar lo obvio, debemos aclarar algunas cosas. Llegamos por tanto a la reivindicación de responsabilidad… Más allá de algunas posturas generales y quizá superficialmente formuladas las cuales parecen haber sido escritas para obtener apoyo o simpatía de lxs anarquistas, el texto está lleno de actitudes autoritarias que se refieren a regímenes y funciones que son ajenas a todx anarquista, ajenas a cualquier significado de las palabras movimiento de liberación. ¿Desde cuándo una lógica así consiste como parte de la lucha política (con o sin comillas)?

¿Qué anarquista o comunista puede sentirse cercano a las amenazas de usar la violencia en caso de no cumplir con las instrucciones? Y no amenazas hacia el Estado, no hacia los fascistas o jueces, los chivatos de los medios o los maderos, sino hacia personas drogadictas o “fumadores” casuales. ¿Cómo puede alguien pensar que están representados en los valores por un discurso que favorece la retirada violenta de los adictos como una manera de tratar con ellos o que equipara a los enfermos mentales con los asesinos?

¿Es legítimo ignorar que el Estado busca la división de la gente en campos sociales y la marginación de los “perturbados” que distorsionan la imagen de una sociedad eficiente, funcional y deslumbrante (aunque tan hipócrita)? ¿Cómo podemos no reconocer los métodos estatales utilizados para que los «criminales», los proscritos y los «psicópatas» sean irremediablemente estigmatizados y terminen en cárceles y clínicas psiquiátricas que se desvanecen en el olvido sin ayuda alguna, sin el necesario, en muchos casos, tratamiento? ¿Qué anarquista no reconoce que al fin y al cabo los pacientes enfermos mentales son víctimas del propio capitalismo?

En pocas palabras, el uso a la ligera de términos como «paranoicos», «psicóticos» y aún más su asociación con «asesinos» y «escoria» son conexiones utilizadas por la autoridad y todo tipo de dominadores, ya sea por ignorancia ya que este perfil de un asesino sanguinario psicótico ha sido promovido de una manera extremadamente hábil principalmente por los medios de comunicación que distorsionan la imagen real con respecto a las enfermedades psicóticas, o a propósito ya que la drogadicción, la medicina, las sustancias y la pacificación de los usuarios y las víctimas es uno de los medios más opresivos del Estado.

¿Hay algún código anarquista revolucionario de valores que pueda tolerar esta generalización sin precedentes e indiscriminada por salvadores no solicitados y liquidadores de una dura lógica estalinista (en el mejor de los casos)?

Pero también con respecto a las referencias al «antisocialismo» y a la «indisciplina», ¿quién define los marcos en los que la interacción y la acción anarquista son (o no) consideradas censurables? ¿Quién define los marcos de la disciplina anarquista? ¿Quién puede pensar que hay una orientación central o una pisada fuera de la cual un sujeto se caracterizará como indisciplinado y se tratará como tal?

Pero los problemas en el texto de reivindicación de responsabilidad no acaban aquí…

No hay una base de pensamiento lógica para comparar las condiciones en Exarchia con las del IRA o con Turquía, a las cuales se hace referencia, ya que estos ejemplos conciernen movimientos profundamente arraigados, los cuales están en guerra con su Estado. Si queremos ser honestos entonces cualquier comparación debería probablemente ser considerada desproporcionada y fuera de lugar… Además, este problema no sólo concierne a la plaza, ni a la más amplia área de Exarchia siquiera. No podemos simplemente hablar de “aliviar” a un barrio, porque de ese modo habrá sólo un cambio y no una solución al problema. Y profundizando más en la cuestión, no podemos sino estar molestos por los viejos intentos de “purgar” de comerciantes y supuestos residentes (grandes terratenientes) de la zona, los cuales podrían no ser tan flagrantes, pero están sin embargo en los marcos de una lógica que es conveniente para el Estado y la economía…

Todxs, o casi todxs, estamos de acuerdo en que hay problemas ya sea ocasionales o más permanentes, con individuxs, comportamientos y actitudes que florecen erróneamente en nuestro movimiento, pero también más generalmente en nuestra largamente plaza favorita y largamente sufrida, así como en las áreas de los alrededores. Pero averiguar eso es la parte fácil, ya sea hecho «académicamente» a favor del análisis en sí, o acompañado por algún acto a través del cual los resultados individuales surgen. Sin embargo, incluso si se trata del segundo caso, no sirven para nada si no hay contrapropuestas esenciales o cuando se acompaña de un discurso vago. Cuando además no hay un análisis fundamental sobre situaciones como las enfermedades mentales y el análisis no excede una evaluación de la apariencia – como, una persona paranoica es un asesino y un desastre -, una evaluación que coincide con la de la autoridad misma, así como la mayoría de la sociedad que los trata, agresiva o pasivamente, como parásitos y ocasionalmente como enemigos.

Nadie está promoviendo la tolerancia de las mafias, ni la hooliganización de nuestras acciones. Pero entre ese punto y la lógica extremadamente jerárquica y dominante de los escritores de esta reivindicación de responsabilidad, hay una enorme brecha. ¿Qué plan revolucionario ha sido jamás expresado con este lenguaje autoritario? ¿En nombre de qué revolución están siendo desatadas las amenazas difusas de cruda opresión? ¿Qué clase de anarquía habla como si estuviera ajustando cuentas?

Cuando no nos gusta algo política y humanamente, peleamos por cambiarlo o abolirlo. ¿Pero a qué coste? ¿Con qué contenido? ¿El propósito es servido por cualquier medio o instrumento que sea consistente con él, sin importar el coste personal? ¿Somos personas o robots? Cuando el contenido político y de valores es tan evidentemente desconocido para nosotrxs, entonces o la calidad se perdió mientras se perseguía el propósito, o nunca existió.

Las propuestas, la lógica, los planes y la conciencia que surgen o son expresados a través de ellas, eso es lo que arde… Es ahí donde puedes ver si las palabras y los actos están moviéndose consistentemente en la dirección de la liberación anarquista o si por el contrario expresan lógicas completamente ajenas a ella.

A veces mientras pensamos que nuestro problema está fuera de nosotrxs, está realmente dentro o entre nosotrxs.

Fuerza para todxs nosotrxs. Guerra contra toda mafia y autoridad.

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