A continuación, difundo el siguiente comunicado, que he traducido a castellano desde la versión en inglés encontrada en Insurrection News (quienes traducen desde el original en alemán publicado en Linksunten Indymedia) y que reivindica el incendio de varios vehículos policiales de una comisaría de Hamburgo, como una acción previa con vistas a las movilizaciones que se espera tengan lugar en julio contra la cumbre que el G-20 planea celebrar en la ciudad.
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En verano, nos dejó sin palabras, sí, en efecto, apenas podíamos respirar. Durante mucho tiempo, esta pregunta nos preocupaba: ¿Quién fue el idiota que decidió celebrar una cumbre de los mayores Estados industriales del mundo en el Hamburg Messe Hall en el corazón del distrito alternativo de izquierdas? En diciembre el «misterio» fue resuelto. Olaf Scholz se lo había prometido personalmente a la Canciller. El razonamiento es obvio: Hamburgo, puerta al mundo, debe ser capaz de soportar una cumbre como esa. Después de la maldita apuesta olímpica, ahora es el momento para la cumbre.
Lo que Hamburgo soportará, lo sabremos en unos tres meses. (Historial de cumbres: Génova, Praga, Seattle, Gottemburgo, Heiligendamm…). No queríamos esperar hasta los días calientes antes de la cumbre. Por esta razón el 26 de marzo atacamos a la comisaría de la calle Grundstrasse en Hamburgo en la madrugada y prendimos fuego a los furgones en el patio.
Nuestro objetivo fue seleccionado con cuidado, la maquinaria represiva ha estado trabajando a toda velocidad en la criminalización de la resistencia. Para aquelles que quieran expresar su disentimiento contra la cumbre, las prisiones están ya preparadas: UHA en Holstenglacis y el Centro de Justicia de Billwerder proporcionarán habitaciones para les detenides. En Harburg en la calle Schlachthofstrasse, un antiguo mercado de alimentación será convertido en un punto de reunión de prisioneres con una oficina judicial y también en Hahnoefersand 100 espacios serán proporcionados para llevar manifestantes de la calle.
Regularmente se nos hace conscientes de lo que significa vivir bajo un estado de sitio. Como cuando las «zonas de peligro» son establecidas para tomar el barrio de nuevo bajo el control del orden existente, o cuando festivales callejeros son atacados para mostrar quién tiene la última palabra aquí. Y finalmente el momento en la calle Hafenstrasse cuando la calle entera fue puesta bajo sospecha, controles de identidad racistas fueron organizados y la calle fue puesta bajo vigilancia las 24 horas.
Pero lo que va a pasar aquí en Hamburgo dentro de tres meses probablemente hará palidecer a todo lo demás en comparación. Ya en diciembre, una gran parte de la maquinaria de represión fue puesta en acción. Una semana antes del comienzo de la cumbre de la OSCE, la situación de asedio prevaleció no sólo en el Messe Hall sino a lo largo del distrito entero. Daba la impresión de que cualquier protesta o resistencia podría ser cortada de raíz por las bien equipadas unidades policiales. Puntos de control fueron erigidos, cañones de agua fueron dispuestos, helicópteros circularon día y noche. La prensa chorreó con superlativos e imágenes de los bien preparados agentes de las SEK (Comando de Despliegue Especial).
Este embate se debe a las tácticas de la insurrección y está ahora incrustrado en la arquitectura securitaria de Europa. Les poderoses se están preparando para un futuro de conflictos en el interior de Europa. La explotación interna y los levantamientos resultantes, como en Grecia, o más recientemente en Francia, están convirtiéndose cada vez más en parte de la vida diaria. Y es precisamente contra esto contra lo que el aparato está armado: para cortar estas rebeliones de raíz, y para ser capaces de dominarlas con la represión inmediata. Un escenario de miedo es usado como una justificación para la gente de esta sociedad capitalista para el rearme interno diario. Este es un escenario que un gran sector de la población ha aceptado automáticamente en los años recientes.
El debate respecto a la extensión de la videovigilancia y el almacenamiento de datos no es sólo para prometer más «seguridad» sino para promover la sensación de que el control es omnipresente.
Unidades especiales como el SFOE, el MEK y el SEK sirven como un medio de intimidación por la fuerza. Apoyado por equipamiento de alta tecnología, son baluarte de los intereses del poder y de las estructuras explotadoras de esta sociedad capitalista.
Una sociedad que no puede existir sin aislarse a sí misma. Una sociedad que ha actualizado sus fronteras europeas externas y construyó su propia agencia fronteriza especialmente creada, la Frontex. Se está volviendo cada vez más difícil para la gente alcanzar Europa y mucha más gente se ahogará en el Mediterráneo tratando de huír aquí.
Atacamos a la policía porque son parte de esta insidiosa maquinaria que está implementando violencia directamente. Son el pegamento que mantiene todo unido. Cualquiera desde el agente de patrulla de rango más bajo hasta los policías de rango más alto cumplen una función. Si queremos hablar de destruir el sistema tendremos que tratar con él directamente. Son precisamente estas fuerzas las que se cruzarán en nuestro camino cuando nos reunamos en verano para asaltar los salones de exhibición y su infraestructura. Debemos reconocerles por lo que son, protectores reales y no sólo simbólicos del orden dominante, y atacarles con todas nuestras fuerzas. Cualquiera que defienda el orden dominante es también responsable de la explotación del sistema capitalista global y debe por tanto asumir las consecuencias.
Siempre es cierto: Les oprimides de este mundo odian a la policía.
Saludos de solidaridad a la calle Hafenstrasse: ¡No dejéis a los maderos intimidaros!
¡Hamburgo dice adiós!
Hamburgo, 26.03.2017