El pasado sábado 26 de agosto, durante la Feria del Libro Anarquista de Seattle, se produjo una pelea entre dos anarquistas y dos personas de la editorial y distribuidora Little Black Cart. El conflicto habría comenzado cuando los dos anarquistas se acercaron al puesto de Little Black Cart para preguntar sobre la publicación de un libro titulado «Atassa: Readings on eco-extremism» («Atassa: Lecturas sobre eco-extremismo»), debido al perfil que esa tendencia ha adoptado en la última temporada. Ante la indiferencia y pasividad de las personas al cargo de Little Black Cart, les compañeres fueron consecuentes con los planteamientos de acción directa y de no respeto hacia la basura autoritaria, y rompieron uno de esos libros partiéndolo por la mitad, lo que causó la (por otro lado, lógica y razonable) agresión física de los miembros de LBC. Y digo que la agresión física es lógica porque si rompes un libro de una editorial, es de esperar que las personas de esa editorial reaccionen. Sin embargo, ¿acaso permitiríamos que literatura racista, sexista, transfóbica o filofascista, estuviese siendo distribuída en nuestros espacios? Pues entonces, ¿a qué viene tanto jaleo porque no se permita la difusión de un libro abiertamente simpatizante con el eco-extremismo?
En la última temporada, esa tendencia autodenominada «eco-extremista» ha expresado su apoyo a la violencia indiscriminada reivindicando asesinatos arbitrarios entre los cuales el feminicidio de Lesvy Rivera sin más motivo que la pertenencia de las víctimas a la especie humana (como si les eco-extremistas no fuesen seres humanos sino algún tipo de ser superior), se han alegrado de desastres naturales (y no sólo en grandes ciudades occidentales, sino también los que suceden en zonas extremadamente pobres de Asia, por ejemplo, sobre las víctimas de esa misma civilización que les eco-extremistas tanto dicen odiar aunque se guíen por sus mismos códigos, conceptos, imágenes y roles de poder), han celebrado también los atentados del ISIS en Europa y se han burlado del asesinato de la compañera Heather Heyer, anarquista estadounidense de 32 años que murió atropellada a manos de un fascista mientras participaba en los enfrentamientos para detener una protesta neonazi en Charlottesville, EE.UU. También han atacado un espacio anarquista en México, por si fuera poco, poniendo en serio peligro la vida de compañeres.
A continuación, traduzco del inglés y difundo un comunicado publicado en Indybay sobre este suceso.
Ninguna permisividad hacia los círculos eco-extremistas.
Fuerza para los compas que en Seattle decidieron actuar de forma consecuente atacando por sí mismos la presencia de propaganda eco-extremista en un espacio antiautoritario.
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En la Feria del Libro Anarquista de Seattle, el sábado 26 de agosto, varies anarquistas confrontaron al colectivo Little Black Cart sobre su decisión de publicar y distribuír “Atassa: Lecturas sobre Eco-Extremismo”. Para aquelles no familiarizades, el eco-extremismo es una tendencia anti-políttica que surgió en México alrededor de 2011 con el grupo Individualidades Tendiendo a lo Salvaje, o ITS, y desde entonces se há transformado y extendido a otras áres. Sus practicantes creen en y llevan a cabo el asesinato y la violencia indiscriminadas contra cualquier ser humano en supuesta defensa de la “naturaleza salvaje” y han amenazado de muerte a anarquistas en México y otros países, llegando tan lejos como para colocar una bomba en un centro social okupado anarquista. Ellos también reivindicaron el feminicidio de Lesvy Rivera el 3 de mayo en Ciudad de México, citando el hecho de que estaba borracha entre sus motivaciones. Atassa no es ITS, pero como un periódico y blog aplauden sus acciones, publican/traducen sus escritos y es inequívocamente de la tendencia eco-extremista. Dos críticas relevantes a ITS aquí y aquí, ambas por Scott Campbell, el cual fue amenazado por ellos por sus condenas.
Tras expresar estas preocupaciones y encontrarse con una indiferencia presumida, un compañero partió el libro “Atassa” por la mitad. La persona que estaba en el puesto de LBC respondió inmediatamente cogiendo a esta persona de la garganta desde detrás de la mesa, empujándole a través de la mesa, estrangulándole, y tirándole al suelo en un intento de dejarle inconsciente. Un segundo compañero dio un puñetazo en la cara al atacante y en un intento de cogerle para liberar al primero. En respuesta, un socio de la persona de LBC saltó sobre el segundo compañero por detrás en defensa del ataque de estrangulamiento, tirándole al suelo y dándole varios puñetazos en la cabeza hasta que fueron separados por espectadores. El conflicto físico terminó después de que los atacantes fuesen separados y les organizadores de la feria le pidiesen a ambas partes que tenían que irse, según la política de la feria del libro. El compañero que fue estrangulado está bien, el que recibió puñetazos sufrió una contusión media. Ambos han recibido un apoyo abrumador.
LBC escaló el conflicto a la violencia física extremadamente rápido. Muchas personas en las inmediaciones no tenían ni idea de lo que estaba pasando: de repente, alguien estaba siendo estrangulado, otro estaba siendo golpeado, y nadie sabía realmente por qué. Se acabó rápidamente y la gente miró en estado de shock. Otro responsable de LBC, después de ser testigo de la derrota, expresó su indignación por la destrucción de la propiedad cuando descubrieron que su libro de 7 dólares había sido partido por la mitad. La persona que estranguló al compañero, después de quejarse de ser expulsado porque la otra parte había «empezado», se le preguntó si el libro valía tanto como el cuello del compañero y declaró «Sí, lo vale».
La publicación de este libro y su distribución en espacios anarquistas fue un movimiento diseñado para provocar. Y provocó. Os dejamos a vosotres decidir con quién está mejor el anarquismo: un compromiso con la ética antiautoritaria, o las animadoras postmodernas del asesinato indiscriminado cometido por aquelles que refutan tener nada que ver con el anarquismo.
Rest In Power Lesvy Berlín Rivera Osorio.
Solidaridad con les compañeres anarquistas de México, especialmente con aquelles que se enfrentan a amenazas e intimidación de ITS.