El pasado 26 de noviembre el compañero Mario González compareció ante el tribunal 19 de delitos no-graves para una presentación de pruebas, pero la audiencia se pospuso dado que la parte acusatoria, en este caso dos maderos, no apareció, a pesar de que, según la jueza, ambos habían sido debidamente notificados.
Junto a Mario comparecieron otros 8 compañerxs más (Erick Leonel Aguilar Ruiz, Cristian Antonio Carmona Emmer, César Uriel Cruz Elías, Carlos Jhasi Jarquín Peña, Hugo Guillermo Mejia Ventura, José Luis Ramírez Alcántara, Aztlalli Cabrera Prado e Irene Pérez Villegas) detenidxs también de manera arbitraria e injustificada al ser abordadxs por un grupo de maderos cuando se bajaban del transporte público que habían cogido para acudir a la manifestación del pasado 2 de octubre. Una vez detenidxs y sin acusación alguna fueron trasladadxs a dependencias policiales donde aseguran que fueron torturadxs mediante la presión psicológica y también físicamente, sometiéndoles a electroshocks.
Los esfuerzos de la policía por obstaculizar e impedir la solidaridad durante la última audiencia con el compa Mario quedaron patentes una vez más, cuando se tapiaron las ventanas de la sala con persianas para impedir que desde fuera pudiesen ver lo que sucedía e impidiendo entrar a lxs solidarixs a la sala a pesar de tener un presunto derecho a ello al ser una audiencia de carácter público. Además, compañerxs fueron increpadxs por hacer fotografías y se mantuvo bajo hostigamiento policial constante a todxs lxs que intentaban mostrar su apoyo. Aun así, grupos de compañerxs gritaron en solidaridad con Mario para dejarle claro que no está solo. La jueza desoyó los argumentos de lxs familiares de Mario y se mantuvo en su paranoya neurótica de que el compañero no puede quedar libre porque es un «peligro para la sociedad». Supongo que el narco-Estado mexicano considera que la pobreza extrema de los suburbios, la destrucción medioambiental, el despliegue de ejércitos de mercenarios armadxs y preparadxs para reprimir cualquier conato de protesta, la explotación y demás aspectos de este orden no constituyen amenaza alguna, sino que el verdadero peligro lo representan quienes se posicionan contra este sistema de muerte y su mundo.
El compañero lleva ya más de 50 días de huelga de hambre. Su salud ha empeorado gravemente, perdiendo más de 15 kilos de peso desde su entrada al talego y albumina sanguínea. Además, a causa de la huelga de hambre sufre daños en riñones e hígado y apenas puede mantenerse en pie sin desvanecerse y temblar. Contra su voluntad (es importante tener claro que él no quería el traslado) fue enviado a un hospital donde a pesar de la insistencia de los médicos en el peligro que corre su vida el compañero mantiene la huelga de hambre.
Que no se sienta solo.
A continuación, un par de fotos tomadas a pesar de los intentos de los funcionarios y los maderos de impedirlo: