Noticia elaborada a partir de la información que recibí de lxs compas de ANA (Agência de Noticias Anarquistas) en portugués y traducida.
Tras el asesinato de Pavlos Fyssas a manos de un militante de AD, varios miembros importantes del partido fueron detenidos, y algunos encarcelados, por integrar una posible banda armada, ya que el asesinato de Pavlos, junto al hecho de que varios miembros de AD fuesen sorprendidos en posesión de varias armas y explosivos, llevó al gobierno griego de Samaras a barajar la posibilidad, de forma oportunista y como una careta para su ejecutivo (el cual sin embargo lleva años auspiciando y patrocinando en la sombra las maniobras de Amanecer Dorado), de etiquetar a AD de banda armada. No obstante, hay que enmarcar esto en el mismo proceso del que forman parte los titulares sensacionalistas equiparando la violencia de AD y sus bravucones neonazis con los grupos que resisten contra el fascismo y el totalitarismo moderno en los barrios de Grecia, violentamente o no (y especialmente después de que dos neonazis muriesen tiroteados en Atenas, en un atentado que luego se atribuiría un nuevo grupo anarquista de guerrilla urbana desconocido hasta el momento). A la democracia siempre le ha interesado ocultar que el fascismo es sólo la otra cara de su mismo orden, un orden autoritario, injusto y genocida que se construye sobre los cimientos de la desigualdad, la exclusión social, la opresión, la jerarquía y la represión. Incluso cuando esa sinergia entre democracia y fascismo es más que evidente, harán lo posible por negarla, aunque 1 de cada 3 miembros de la policía griega votase a Amanecer Dorado en las últimas elecciones nacionales en Grecia según estadísticas oficiales, aunque sea descarada la colaboración entre maderos y neonazis a la hora de cazar migrantes ilegales en las calles más precarias de las grandes ciudades griegas y, por supuesto, a la hora de reprimir manifestaciones y expresiones políticas antagonistas, y aunque, durante la historia contemporánea, todas las expresiones del fascismo que hubo se produjeron en momentos clave en los que la economía capitalista necesitaba recomponer su estructura interna, empleando al fascismo como una medida de emergencia con la que protegerse y destruir las intentonas revolucionarias que, aprovechando el momento de debilidad del capital y de descontrol del Estado se lanzaron a golpear para tumbar de una vez por todas a este monstruo. Fascismo y democracia, por mucho que unxs y otrxs pretendan aparentar lo contrario con argumentos torpes y falacias históricas, no son realidades antagónicas sino complementarias, y una no puede sobrevivir sin la otra.
Ahora vemos que, pese a todo lo dicho en televisión sobre Amanecer Dorado y pese a tanto discurso de Samaras y sus amigos repudiando la violencia neonazi y condenando el asesinato de Pavlos Fyssas, la colaboración entre la policía griega y el partido neonazi Amanecer Dorado (AD) vuelve a estar patente. Los medios de comunicación griegos se están centrando en difundir en todas direcciones mensajes que hablan de una lucha contra el extremismo, pero mientras lxs compañerxs son encarceladxs (algunxs por montajes y otrxs por sus acciones revolucionarias), los espacios anarquistas y las okupas son allanadas y destrozadas por maderos y lxs migrantes siguen siendo detenidxs y torturadxs en comisarías y centros de internamiento a espera de expulsión, la democracia habla de términos medios, una equidistancia inexistente en realidad pero cuyo discurso termina favoreciendo al fascismo que, virulento, se extiende por cada rincón infectando las conciencias de canibalismo social y chovinismo, impidiendo la auto-organización de lxs explotadxs y rebeldes más allá de cuestiones nimias de nacionalidad, género, sexualidad o etnia, y resultando así a su vez beneficiada la sociedad burguesa y su democracia neoliberal dado que, sin superar esas fronteras creadas por el Capital y sus ideólogxs, todo intento de superación y destrucción de lo existente será en vano.
El sábado, 30 de noviembre de 2013, en dos plazas del centro de Atenas, colectivos anarquistas y antifascistas habían convocado dos manifestaciones coordinadas en respuesta a una concentración que lxs neonazis de AD habían preparado en la zona. El objetivo era ejercer presión y bloquear el avance de lxs fascistas hacia la plaza principal, declarando que el fascismo no pasará y que en las calles de la capital helena no hay sitio para ellxs ni para su racismo, su homofobia, su patriotismo ni sus políticas totalitarias.
Todo iba bien hasta que, con menos de 24 horas de antelación, la policía griega emitió una nota de prensa en la cual mencionó que permitiría que tanto los grupos antifascistas como Amanecer Dorado se concentrasen, pero que bajo ningún concepto permitirían que alguna de las dos concentraciones se convirtiese en manifestación e intentase alcanzar al otro grupo. Este juego de “permisividad” pretendía mantener en el redil a los grupos potencialmente peligrosos para lxs neonazis y permitirles a estxs llegar a su objetivo y realizar su acto con total normalidad, impidiendo a lxs compas llegar hasta allí y combatirles, pero pudiendo decir luego «Eh, eh, nosotrxs les dejamos manifestarse», como si sostener pancartas y gritar consignas rodeadxs por un flanco de maderos fuese a ser suficiente para acabar con la bestia fascista. En la misma nota, la policía griega advertía que atacarían cualquier intento de marchar por la calle en manifestación y que quien participase en un acto así sería detenidx. Además, y para mayor militarización y control de todo el área, la policía ordenó el cierre de todas las bocas de metro cercanas a los puntos de concentración desde una hora antes de que éstas acontecieran.
Finalmente, más de 1000 antifascistas se reunieron el día señalado en la plaza de Monastiraki y en los Propileos de la antigua universidad de Atenas, protestando contra la concentración que Amanecer Dorado realizaba no muy lejos, en Syntagma, plaza del parlamento griego y una de las principales zonas de Atenas. El primer incidente se produjo cuando un estupa fue pillado in fraganti intentando infiltrarse en la concentración antifascista y se llevó varias ostias además de ser expulsado (por listo). Ratos después, y a pesar de la prohibición expresa de la policía, lxs antifascistas de una de las dos concentraciones (compuesta mayormente por izquierdistas de diferente tendencia, sin apenas anarquistas, lo que explica bastantes cosas) se dirigieron en manifestación en dirección a Syntagma, donde se habían reunido unxs 500 nazis. Al llegar a una de las calles de acceso a la plaza, la policía les cerró el paso y varixs manifestantes intentaron negociar con ellxs (¿?), para, finalmente, darse por vencidxs y regresar a su punto de partida. En cuanto a la segunda concentración antifascista desconozco cuál fue su desarrollo.
No obstante, y más allá de las críticas a la forma de proceder de algunxs antifascistas al intentar negociar con la poli su acceso a Syntagma, lo importante realmente es que, una vez más, los pretorianos de la Grecia moderna han protegido a sus amigxs neonazis y han impedido que se combatan la xenofobia y la discriminación sistemática. Mientras, en sus medios de comunicación, altavoces de las fuerzas represivas en televisión y prensa, continúa el espectáculo del término medio.
Nazi de día, de noche policía. ¡Contra toda autoridad!