[Texto] «La cura para la gentrificación es ¡DESTROZAR!» por Sam Bland

Recogemos de Smiths Magazine este texto firmado por Sam Bland, que hemos decidido traducir para su difusión. El texto es del año 2015 y se centra en el contexto de la ciudad de Londres, pero pensamos que, por desgracia, no ha perdido su vigencia con el tiempo (al contrario, creemos que todavía es más vigente que antes) y que, como reflexión general, el texto es igual de válido para otros contextos más cercanos donde la gentrificación también ha hecho, o está haciendo, estragos.

¡Contra las ciudades de los ricos practiquemos el vandalismo, la autogestión y los cuidados colectivos!

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La gentrificación se está extendiendo como una enfermedad; se está filtrando a través de las calles de Londres a un ritmo casi imparable. ¡Primero tomó Shoreditchs, luego Brixton y ahora se dirige a New Cross! Viviendo en Londres vemos cada día nuevas torres de apartamentos siendo construidas para apoyar a los ricos. Mientras tanto, la gente de clase trabajadora está siendo expulsada de sus hogares. Este es el primer paso en la escalera de la gentrificación y es algo contra lo que debemos luchar desde el día uno. Pero ¿qué aspecto tiene y cómo sienta la gentrificación después de que la invasión la haya hecho aun peor?

El efecto mariposa de este robo a la luz del día es que genera un caldo de cultivo perfecto para jóvenes profesionales de negocios. Intentan diferenciarse del capitalista medio marcando su territorio con bares, tiendas y cafés “alternativos” aunque todo lo que están haciendo es perpetuar la destrucción de un área. Cobrar 10 libras por un cocktail en una jarra y 15 por comer huevos revueltos en un zapato no es diferente de los especuladores cobrando 400.000 libras por un piso de un dormitorio. Estos puntos de venta burgueses independientes permiten que la gentrificación se sostenga ya que atraen a nuevos flujos de personas a la zona. Zonas como Shoreditch se han convertido en una masturbación para los profesionales del marketing; cosas promedio como una taza de café y una magdalena se han reetiquetado como mercancías aun más caras. Siempre se puede detectar a un gilipollas cuando alguien pide un “Skinny-Soy Macchiato” en un coffee-shop o paga 5 libras por un jodido cup-cake extremadamente helado y cursi.

Sin embargo, como estudiante yo no puedo afirmar estar totalmente limpio a la hora de evitar los efectos de la gentrificación. Los estudiantes suben los precios y atraen bares y tiendas “chic” a la zona. Esto significa que como estudiantes debemos ser conscientes de esto y hacer todo lo que podamos para ayudar a combatirlo. Puede ser cualquier cosa, desde ayudar a parar desahucios y desalojos, hasta organizarse con campañas de grupos locales o simplemente apoyar a los locales de música del barrio. La gentrificación es una herramienta usada por el gobierno con el fin de blanquear los efectos de sus recortes de presupuestos sobre la gente. Áreas como Brixton, anteriormente una zona predominantemente de clase trabajadora, están siendo invadidas por los ricos, con el precio medio de un piso de un solo dormitorio rondando las 400.000 libras. Muchas de las tiendas de discos originales se están viendo obligadas a cerrar siendo reemplazadas por caros restaurantes y tiendas de ropa “vintage”, dando una sensación completamente diferente a la zona.

Por otro lado, la resistencia de base contra la gentrificación está en su punto más alto. El Reclaim Brixton Back en abril vio a miles de personas en las calles para protestar contra el aumento de los precios de los alquileres y la limpieza social.

Las madres del E15 son un buen ejemplo de cómo podemos ganar contra la mano feroz del gobierno y el especulador. Entonces, a menos que queramos que nuestras calles estén llenas de capullos más elegantes, cafeterías caras y coctelerías de moda, debemos actuar con rapidez. La Radical Housing Network (Red de Viviendas Radical), Class War (Guerra de Clases) y la Radical Assembly (Asamblea Radical) son solo algunos de los muchos grupos de Londres que siguen luchando contra la gentrificación. Así que recicla tu ropa «vintage«, olvídate de ese café demasiado caro y prepárate para okupar.

¡Resiste y destroza la próxima tienda pija de cupcakes que veas, no podemos dejar que esto suceda sin luchar!

«Camiseta Hipster: 71$
Pantalones vaqueros hipster: 199$
La gentrificación: No tiene precio»

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