Según información que hemos recibido en el correo electrónico en inglés y que traducimos a castellano para difundir a continuación, el pasado 29 de julio un tribunal decidió reducir a 10 años la condena de Epaminondas Korkoneas, agente de policía sentenciado inicialmente a cadena perpetua por el asesinato a sangre fría del joven anarquista Alexandros Grigoropoulos, de 15 años, en la zona de Exarchia, en Atenas, el 6 de diciembre de 2008. La reducción de condena se habría debido, según parece, al buen comportamiento del policía en su carrera antes del asesinato, y llega a pesar de que el bastardo en ningún momento mostró arrepentimiento, sino que, por el contrario, se negó a disculparse y justificó en todo momento su crimen, mintiendo y tratando de manipular los hechos a su favor.
Dado que el tribunal redujo la sentencia a 10 años, y que el madero lleva ya más de 10 años en prisión, fue puesto en libertad, lo que una vez más hizo estallar la ira de quienes, de nuevo, observan cómo el terrorismo de Estado queda (casi) impune. Exarchia y las zonas circundantes al barrio (históricamente escenario de potentes conflictos y revueltas y lugar de encuentro y prolífica actividad de todo tipo de iniciativas, proyectos y activistas anarquistas y anticapitalistas, especialmente tras la revuelta desatada por el asesinato de Alexis) fueron una vez más convertidas en zona de guerra después de que la manifestación que recorrió varias calles acabase en disturbios.
Por Alexis y les demás, ni olvido ni perdón.
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La puesta en libertad de Epaminondas Korkoneas llega después de que el lunes 29 de julio de 2019 un tribunal redujese su condena a cadena perpetua por asesinato premeditado a una condena de solo 10 años, sobre la única base del buen comportamiento previo al asesinato, lo que significa que está bien que cualquier policía griego dispare y mate a un niño siempre que no haya matado a nadie más antes. Otro aspecto indignante de este caso es que la condena de cadena perpetua fue reducida a 10 años a pesar del hecho de que hace unos pocos años, durante un juicio, él dijo públicamente en el tribunal que “no iba a pedir perdón a un chico de 15 años por dispararle”. Al mismo tiempo, Vasilis Saraliotis, su cómplice policial en el crimen que estaba patrullando junto a Korkoneas la noche del asesinato, fue declarado inocente de cualquier crimen, a pesar del hecho de que no hizo nada por impedirle disparar a su compañero, que estaba junto a él.