[Texto] Ciclismo urbano y género.

Del blog de lxs compas del colectivo Traffic Mutants (unxs salvajes que ponen patas arriba el orden automovilístico de Madrid ofreciendo todo tipo de actividades para promover el uso de la bici) saco el siguiente texto, titulado «Ciclismo urbano y género» y que aborda la cuestión del urbanismo represivo desde una perspectiva centrada en el aspecto de la movilidad, relacionándolo con las características de género que establece el heteropatriarcado binario y capitalista a la hora de crear sus condiciones de explotación y dominación también en este ámbito.

El blog de donde extraigo el escrito a continuación, lo podéis encontrar clickando aquí.

¡Dedicado a las bicis que estorban!

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Tan evidente es que las ciudades están hechas para los coches como que la bicicleta y el ciclismo son cosa de hombres. Cuando hablamos de bicicleta y ciclismo no nos referimos a los paseos románticos un domingo por la tarde a la orilla del rio, o a la bicicletada que organiza la Aguirre contra el cáncer de mama y a favor de sus votos, no; nos referimos al hecho de usar la bicicleta como medio de transporte, como forma de vida.

La movilidad y las políticas urbanísticas están pensadas por y para un tipo de sujeto, que se corresponde con el perfil de persona blancx heterosexual, con valores masculinos, de nivel socioeconómico medio-alto que usa el coche como medio de transporte. Las ciudades están organizadas para facilitar sus actividades y satisfacer sus necesidades, ignorando a otros grupos sociales y a otro tipo de identidades y poniendo en valor la fuerza bruta, la competencia o lo viril. Los espacios no están diseñados para la comunicación directa, la relajación colectiva o la creación mutua…

Y, ¿qué es lo más incómodo en una ciudad de avenidas anchas, millones de coches, gente estresada y ambiente altamente contaminado? Una bicicleta ralentizando el tráfico.

Desde este punto de vista pedalear desde el transfeminismo por las calzadas de nuestra ciudad se convierte en un ataque al sistema capitalista, heteropatriarcal y machista que fomenta ciudades violentas e individualistas, dando prioridad a la rapidez del cochista, a lo inmediato, y generando ciudades poco habitables y deshumanizadas, con altísimos niveles de contaminación.

Mujeres, trans, bolleras… (ciclistas y viandantes), somos quienes sufrimos diariamente sus malos humos desde nuestra posición en el espacio urbanístico, que es de vulnerabilidad e inseguridad. Estas situaciones son propias de una visión egoista, única, en donde lxs cochistas sienten las calles exclusivas para ellxs.

Cuando hablamos de los tentáculos del heteropatriarcado y sus diversas y variadas violencias, ésta es otra de ellas: el uso que hacen lxs maromxs del coche, de cómo conducen por las ciudades, sin pensar en nada más que en sí mismxs y con sus malos humos.

Somos percibidxs en las calles como lentxs, un estorbo, locxs ¡no deberíamos estar allí!… al fin y al cabo las calles no se han pensado para nosotrans, y esto se acrecienta aún más para las identidades no hegemónicas.

Desde esta situación cotidiana en vez de sentirnos pequeñxs y vulnerables, nos empoderamos, nuestros cuerpos se endurecen y las piernas dejan de pesar, nos habituamos al tráfico y… ¡el miedo ya no está! ¡Ou yeah!

Es así que con el tiempo nos hacemos conscientes de que no somos nosotrans quienes vamos lentas, son los coches que son vehículos lentos “Que se metan a la derecha, que nos dejen adelantar”, porque son ellos los que estorban.

Con el tiempo nos percatamos del poco espacio que necesitamos y de cuántas más cosas podrían caber en nuestras ciudades si nuestro espacio público no estuviera tomado por el tráfico motorizado.

Desde nuestro colectivo trabajamos el sentirnos cada dia más empoderadas arriba de nuestras baikas y en las calles. Nos hacemos cada dia un poco más fuertes, convencidas y seguras. Miramos la ciudad con otros ojos, más prácticos, porque esto tambien nos lo enseña la bicicleta: soluciones prácticas y sencillas, al alcance de todxs.

Con esto, es justo que nos tomemos nuestro tiempo para llegar a donde vamos, que decidamos movernos sin contaminar, al ritmo que nuestros cuerpos nos permiten y que nos dé la gana. Por eso lo hacemos.

Sin embargo, y por desgracia, no sólo tenemos que luchar contra la ciudad y el poder de lxs cochistas, sino contra un sistema llamado patriarcado, en el que se establecen relaciones de poder, de opresión y de violencia en muy diferentes formas.

En nuestro caso, Don Poder pone las calles, nosotrans construimos y defendemos nuestro derecho a usarlas como queramos con la bici como herramienta, y si no puede sacar beneficio de nuestra necesidad de ir de un sitio a otro, ese es su problema, no el nuestro ni el de nuestras baikas. Y es así como la bici se convierte en una herramienta de liberación de un sistema capitalista y patriarcal.

El mundo de la bici nos ofrece una solución: este vehículo nos ayuda a ser libres e independientes en nuestros movimientos, a poner nuestro cuerpo a punto, a ser críticas con la configuración de nuestro entorno y es por ello que nos da también claves para enfrentarnos a nuestrxs opresorxs.

La bici es una de las mejores herramientas de empoderamiento que podemos tener entre nuestras piernas. Señoras, niñas, trans, lesbianas, vayamos en bici para ir más rápido y más felices, pero también para conquistar nuestro lugar en un mundo donde impera lo masculino.

TRAFFIC MUTRANS

Anarquía bici

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