En primer lugar quiero difundir un comunicado firmado como «Mujeres de Pisa del NO-TAV» sobre la agresión brutal y el posterior linchamiento institucional, policial y mediático que sufrió una compa suya. El comunicado fue extraído de Contrainfo, donde ya lleva unos cuantos días publicado (mira aquí) y el desgarrador relato que contiene sólo nos recuerda la brutalidad de la policía italiana:
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Como mujeres, hemos preparado un llamamiento a la solidaridad con Marta Camposano, mujer pisana agredida y acosada por las fuerzas del orden el viernes, 19 de julio en Val Susa y luego también humillada y denigrada por un sindicato de policía, por lxs periodistas y por un senador de la República.
Os lo enviamos pidiendo que lo firméis, ya sea personalmente o colectivamente, para exigir justicia y hacer sentir a Marta que no está sola afrontando la arrogancia de quienes piensan que pueden continuar ofendiéndola con todo el poder personal y mediático del que disponen. Haceros escuchar, el silencio es ensordecedor. Marta nos necesita, ahora. Si no es ahora, ¿cuándo?
Marta Calamia, Valeria Camilloni, Monica Moretto
El viernes 19 de julio por la noche, cientos de hombres y mujeres No-Tav intentaron acercarse a las vallas que expropian una parte de Val Susa: tierra de bosques y lavandas, tierra que debería dar frutos, tierra que hombres y mujeres han habitado y respetado. Tierra de luchas partisanas, senderos que han visto combatir, y vencer, a los nazis. Pero esa tierra ahora es un desierto, excavadoras que excavan y abaten, verjas y check-points y gases que envenenan, junto a las poblaciones civiles, sus campos y viñas.
Una tierra arrancada al presente en nombre de un “progreso” que envenena las vidas de las mujeres y de los hombres, empeñado en destruir los valores y la dignidad de las comunidades. Un salto hacia atrás en la historia.
El viernes 19 de julio, hombres y mujeres No Tav se acercaron en la oscuridad para golpear las vallas y gritar: “mi abuela partisana me lo enseñó, cortar las verjas no es delito”.
Algo pasó, el viernes por la noche, en Val Susa. Cientos de agentes, ejército armado y preparado para la guerra, atacaron a aquellos hombres y a aquellas mujeres armadxs de linternas, limones y botellas de agua. Les cerraron toda vía de salida y, en una nueva Díaz*, empezaron con la matanza. Lxs más jóvenes, como testimonian lxs ancianxs del valle, intentaron proteger una vía de salida a lxs más débiles, permitiéndoles escalar por la montaña, fuera de los senderos cerrados por las “fuerzas del orden”. Pagaron un precio altísimo, 63 heridxs, 2 detenidxs, 7 arrestadxs.
Una amiga nuestra, Marta, 33 años, de Pisa, fue detenida, golpeada en la espalda durante la fuga. Su testimonio cuenta los porrazos en la espalda mientras la aplastaban contra el suelo las botas de los agentes cuyos rotros ni siquiera consigue ver. La noche estaba saturada de gas y ella no estaba protegida con una máscara, a diferencia de los agentes. La arrastran entre dos, uno le aprieta el cuello, el otro le deja en el brazo las huellas amoratadas del agarrón. La arrastran mientras otrxs intervienen. Uno alza la porra y le revienta la boca (6 puntos externos, 2 internos), otros le palpan los senos y el pubis. Hay un coro de insultos, de gritarle “puta”. Sangrando, la llevan dentro de las obras, continúan los insultos y los escupitajos, están los magistrados y también una mujer policía que no supone un consuelo, sino más escupitajos, insultos y acosos verbales.
Un médico de la policía recomienda el traslado inmediato al hospital. Pasarán cuatro horas. Cuatro horas de sangre en la cara y escupitajos e insultos sobre su condición de mujer. Después del hospital, la dejan en libertad con cargos. No era cuestión de que la viera un juez.
Pero la Diaz de Marta no había terminado. No bastó la paliza, no bastaron las agresiones a su cuerpo de mujer, los insultos, los escupitajos y el retraso para ir al hospital no fueron suficientes “lecciones”. Marta no se ha callado. Levantó la cara herida, se puso frente a la prensa y osó contarlo todo.
Ella, la única de lxs detenidxs de aquella noche que podía hablar. Entonces, la caza de brujas comienza de nuevo. Como mujeres, conocemos los tonos y los modos y la violencia profunda de quien te humilla, agrede e insulta otra vez. Y así aparece la UGL, sindicato de derechas, pidiendo para Marta un castigo ejemplar. Y así un senador de la República, Stefano Esposito, del Partido Democrático, se divierte twitteando que Marta es una mentirosa, que los porrazos justos que recibió se los buscó con su “guerra al Estado” y que, ciertamente, no hubo acoso alguno. Una locura machista, una banal y arcaica prepotencia contra las mujeres humilladas y contra Marta, agredida, que todavía se permite rebatir por las frecuentas de una radio nacional.
Como mujeres, no podemos callarnos. No podemos tolerar que la tierra, los hombres y las mujeres continúen siendo agredidxs. No podemos soportar más que la vida y las necesidades de todas y todos se vean arrolladas por la arrogancia de unxs pocxs que se pueden lucrar con todo esto. Una arrogancia que se cree omnipotente, que piensa poder abrumar los cuerpos y las vidas de las mujeres y de los hombres, con la violencia de las armas, antes, con la de los insultos y la denigración y la de las mentiras, después.
Por Marta y por lxs heridxs de Val Susa, exigimos justicia.
Para las mujeres agredidas exigimos respeto. Si al verdugo lo paga el Estado, le exigimos más.
Mujeres de Pisa del No Tav.
* Nota: Cuando el comunicado se refiere a «Una nueva Díaz» o dice que «la Díaz» de la compa torturada no había acabado, se refiere a los hechos acontecidos en la Escuela Díaz, un colegio en el que pernoctaban activistas del Foro Social que se realizó entre otras muchas iniciativas de lucha contra la cumbre del G-8 en Génova en 2001. La escuela fue asaltada por fuerzas de los carabinieri en plena noche el ultimo día de acciones contra la cumbre (21 de julio) y con la falsa excusa de que en el interior pasaban la noche miembros del «Black Block» (típica excusa…) y que tenían armas, justificaron las torturas y maltrato sistemático y atroz a lxs activistas que no tenían nada que ver con las acciones insurrectas que se produjeron durante la cumbre y que no se defendieron, así como la destrucción de equipos de grabación y comunicación, vídeos etc. Sin embargo, no pudieron esconder los hechos y el testimonio de lxs torturadxs dejó en vilo a unas luchas que ya gritaban de rabia por el asesinato de Carlo Giuliani el día anterior, durante los disturbios en Plaza Alimonda, comenzados cuando los bastardos atacaron sin provocación previa la manifestación unitaria de la contra-cumbre.
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A continuación, también es urgente difundir la noticia de una nueva operación represiva por parte de lxs maderxs y fiscales italianxs contra el movimiento NO-TAV. Según ha informado Contrainfo el 29 de julio se produjeron en Val di Susa y Turín allanamientos policiales a varios lugares de reunión de activistas contra el TAV. Los maderos robaron (el término políticamente correcto es «confiscar», pero ya sabemos lo que hay y nos ahorramos los formalismos) materiales informáticos, teléfonos y en fin, en su línea habitual, todo lo que les apeteció, y dejaron 12 avisos de garantía aunque sin medidas cautelares.
Estos nuevos actos intimidatorios estarían relacionados con un asalto a unas vallas que circundaban uno de los territorios expropiados para las obras el 10 de julio. Como menciona el artículo de Contrainfo, es reseñable el hecho de que el asalto policial se produce a menos de dos días de la marcha que recorrió el 27 de julio desde Giaglone hasta Chiomonte en señal de protesta y que fue presentada por los medios corporativos como un símbolo de los «buenos activistas», pacíficos y legales, modelo que ellos se han sacado de la manga y que enfrentan al otro modelo que ocupa su polaridad manipuladora, es decir, el de los «malos activistas», el Black Bloc y lxs anarquistas insurreccionalistas violentxs. No hace falta decir que dicha polaridad no existe en Val di Susa, y que la lucha contra el TAV ha sido desde sus comienzos una práctica heterogénea que se mostró tanto en forma de marchas simbólicas y concentraciones pacíficas como de sabotajes a la maquinaria, asaltos a las zonas valladas y disturbios con los maderos y militares que protegen la zona. La variedad estratégica no es indicativo de que una parte de lxs manifestantes esté contra otra, que mientras unxs se sientan encadenadxs a la maquinaria otrxs revienten vallas y ataquen a los policías que las blindan, sino que ambas dimensiones se complementan originando una comunidad antagonista sólida y basada en la solidaridad y la diversidad. Los medios, por supuesto y sin embargo, utilizan esto para intentar presentar un supuesto rechazo general a las prácticas más insurrectas, en su línea habitual de diferenciar y oponer «manifestantes buenos» y «manifestantes malos» (aunque lo peor de todo esto no es la distorsión mediática, sino la gentuza que se lo cree y termina criminalizando las acciones que van más allá de repartir flores y hacer sentadas).
Sin embargo, las y los activistas que día a día toman parte en las okupaciones de terreno, en los sabotajes y en las manis, en las fiestas solidarias para sacar pasta para fianzas y multas o en las acampadas autogestionadas donde la vida en común se convierte en un acto rebelde y subversivo, saben perfectamente que la protesta consentida nunca será eficaz y que sólo tomando el camino de la rebelión podrán mantene lejos de sus tierras a la Alta Velocidad y a las demás nocividades genocidas que la democracia capitalista y tecnocientífica necesita para sostenerse en un mundo que, por sus propia demencia, se derrumba cada vez más deprisa.
Difundo dos comunicados, extraídos de la misma página de Contrainfo de donde saqué esta noticia (enlazada arriba, luego del comunicado sobre la joven de Pisa torturada), y que hablan respecto de esta nueva embestida.
El primero está firmado como «Anarquistas»:
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SOLIDARIDAD CON TODXS LXS INVESTIGADXS Y TODXS LXS RECLUSXS.
¡No cabe duda de que se trata de terrorismo! Se habla de ello desde hace tiempo, incluso en los periódicos más famosos, incluso los que normalmente son más cautos han desenvainado esas durísimas palabras gritadas desde hace tiempo por todxs.
Comenzó en ese banco atacado en el ’69, pero antes ya había señales y, sin duda, los tiempos han cambiado. Ya no hay fascistas que, con la complicidad de la altísima república, pongan bombas en lugares públicos y viertan sangre inocente. Tampoco hay ya plazas llenas de muchedumbre reivindicando derechos. Los Servicios que preparan el golpe, fabrican pruebas y confunden investigaciones.
La gentuza, la de los Iphone y del facebook, de las noticias que corren a la velocidad de la luz y que, el día después ya no existen, se resentiría si tuviera que hablar demasiado tiempo de la misma cosa.
Las formas son similares pero menos evidentes. Muertes por culpa de una piedra que desvía un proyectil, molotov versión Copperfield, muertes con moratones por todos lados pero muertes por fragilidad, esas con el tórax aplastado, esas olvidadas atadas a la cama, esas que ni siquiera llegan vivas a la cárcel. En estos tiempos hay velocistas, ¡quién sabe si les hacen los test anti-dopping antes de convalidar los récords!
Hay procedimientos penales con acusaciones estelares: si estás al lado o cerca de un blindado en llamas y sonríes, existe devastación y saqueo*, o incluso existen los delitos de asociación. ¡Qué guapos! La asociación subversiva ha sido sustituida por asociación delictiva con finalidad subversiva, si haces manifestaciones no autorizadas, asociación con finalidad de terrorismo si tiras dos petardos o cortas una valla. Intento de homicidio, si saboteas una herramienta, no hay nadie a un kilómetro a la redonda pero supón que alguien en aquel momento tropieza, cae y se golpea la cabeza. ¿A quién quieres culpar? ¿A las zapatillas? ¡¿Al cable de la televisión?!
También están los abusos sexuales, los abusos de poder, los abusos de oficina, la violencia privada, los golpes, la TORTURA psicológica y física, los ascensos de lxs torturadorxs y las ovejitas que ganan medallas y aumentos de salario por ello.
Si miras en Italia, a grandes rasgos, es posible divisar estos actos de terrorismo… pero en Val di Susa contrariamente está claro y evidente en los rostros de lxs habitantes y en las cicatrices de las personas.
¡TERRORISTA ES EL ESTADO!
Anarquistas.
* Nota del blog: Cuando el comunicado menciona que si miras a un vehículo ardiendo y sonríes es devastación y saqueo, hace una referencia al hecho real de que, tiempo después de los enfrentamientos durante una manifestación anti-capitalista enmarcada en la convocatoria global ciudadanista del 15-O (15 de octubre de 2011), un compañero italiano fue acusado de devastación y saqueo sólo porque tras comprobar las cámaras de vigilancia del lugar donde ardió un furgón de lxs Carabinieri durante los disturbios, él aparecía mirando al furgón policial en llamas y riéndose. Por lo visto pasar por delante de un lugar donde ratos antes unos disturbios incendiaron un vehículo de los maderos y sonreír al verlo ¡¡te convierte a ti mismx en culpable del mismo delito que se imputaría a quienes lo quemaron!! Así que ya sabes, esconde tu sonrisa, no rías, mantén tu rostro apático, insensible, triste y agobiado, como el de todxs lxs demás, porque reírse, igual que prender fuego a un furgón policial, es un acto revolucionario.
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El segundo comunicado, a continuación, procede de la redacción de Contropiano:
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No hay nada más triste que un viejo atormentado por la compulsión de repetición. Quien estos días frecuente la playa puede darse cuenta con facilidad. En cada esquina, ancianos “conquistadores” posando, con gafas oscuras, la mirada pícara o falso desinterés, esperando a una mujer – de cualquier edad, el anciano casanova sabe que tiene que contentarse. En la orilla del mar, con la piel un poco flácida bajo lo que una vez fueron los pectorales de reclamo y los muslos vacíos de cuadriceps, exhiben un ritual conocido por quien ya no tiene físico. La concurrencia más joven los mira, los salta, inventa otros rituales para la idéntica religión. Un hilo de odio corre por el rabillo del ojo del anciano sentado, esfuerzo en vano por arrancar la cascada de arrugas de la postura del “guepardo de antes”.
Pasa también en la magistratura. Sucede en Turín, donde una Fiscalía de otros tiempos persigue delitos imaginarios poniéndoles nombre de otros tiempos, falseando el presente conforme a “circunstancias” ilocalizables hoy en día.
Tomémonos por un momento en serio la acusación de “atentado con finalidad terrorista o de subversión del orden democrático”, conforme al art. 280 del código penal, utilizada contra algunxs activistas No-Tav. Se trata de un agravante específico que se castiga con penas de hasta veinte años de cárcel a quien “atenta contra la vida o la integridad de una persona”.
Está implícito que para “atentar contra la vida” hay que disponer de medios de ofensiva adecuados y de organizaciones que prevean explícitamente entre sus objetivos el asesinato del enemigo; o sea, armas y organización clandestina. Dos características completamente ausentes en el movimiento No-Tav, cuyos exponentes se emplean en intervenir públicamente y cuyas “dotaciones militares” no van más allá de –en casos singulares– las piedras y las máscaras antigas (instrumento de defensa contra ejércitos criminales que hacen uso de armas químicas que la Convención de Ginebra condenaría incluso en zona de guerra).
Así que falta la pregunta: ¿por qué la fiscalía de Turín ha tomado esta vía tan absurda desde el punto de vista jurídico y reaccionaria, desde el político?
Para intentar responder hay que recordar primero cuál es la “cultura jurídica” del Fiscal jefe de la capital piamontesa y, justo después, llamar la atención sobre las consecuencias políticas de esta acción anormal, en la perspectiva de un otoño que se anuncia lleno de conflictos.
Como han notado observadores insospechables –¡incluso el Corriere della sera!– la acusación “terrorista” es un “salto de calidad” en la estrategia jurídica del equipo guiado por Giancarlo Caselli, una “primera vez” en la larga confrontación entre movimientos de protesta sociales y poder represivo del Estado. Una “primera vez”, evidentemente, que tiene que ver con las prácticas puestas en marcha.
En todo caso, las acciones del movimiento No-Tav forman parte de la instrumentalización normal de la protesta en la calle, por mucho que sea en terrenos inaccesibles típicos de un valle alpino. Y nunca sucedió que similares prácticas se consideraran “terroristas”. Por el buen motivo –jurídico también– de que faltaba el uso de “armas” (que no sean las mostradas con dudosa generosidad por las llamadas “fuerzas del orden”) y, por tanto, cualquier posible intención de “atentar contra la vida o la integridad de una persona”.
Y esto sin ni siquiera incomodar a otra y más justificada visión histórica de los conflictos en que no se clasifica como “terrorismo” ni siquiera a las guerrillas, sino solamente el uso de medios de destrucción masiva contra poblaciones civiles. O bien lo que, entre otros, ha puesto en marcha el Estado italiano en lo que respecta al pueblo desde los años ’60 en adelante (la bien conocida “estrategia de la tensión”).
En esta decisión de la Fiscalía turinesa pesa la visión del instrumento judicial como “arma de guerra”, sin ninguna relación con la “legalidad” y, mucho menos, con la “justicia”. La extensión de la acusación de “terrorismo” a las protestas normales de masa, incluso “robusta”, implica que en la cabeza de esxs magistrados la acción penal es un instrumento “flexible” para usar según una lógica de guerra. El magistrado inquisidor cesa de perseguir a un conjunto codificado de “casos” para adoptar las acusaciones que mejor respondan a la “necesidad” de perseguir a algunxs opositorxs políticxs.
Es como si, para impedir que un simple ladrón de meriendas pueda “volver a delinquir” después de ser excarcelado –porque la “pena” es necesariamente breve–, se le acusase de “atraco dentro de un plan criminal” de mayor alcance. Es como si una sola protesta contra un proyecto determinado considerado letal para un territorio específico fuera encuadrada jurídicamente como un “atentado contra los poderes del Estado”. A los poderes, no a la soberanía, que ya no existe en los hechos.
Para la Fiscalía de Turín, en resumen, se impone la acusación que haga más daño a lxs acusadxs, no la que el código penal prescribiría en ciertos casos. De esta forma, se tuerce el derecho dando marcha atrás jurídica, se transforma el contencioso del proceso en una guerra. Contra una población civil y su parte necesariamente más activa: lxs jóvenes y lxs que tienen más “visión” de la protesta en marcha. Por lo tanto nada magistradxs, sino herrerxs de la represión, “imaginativxs” de la acusación, “combatientes” de un poder que no tolera ninguna manifestación de oposición.
En este punto sería fácil definir “fascista” a esta cultura. Pero sería erróneo. Aquí no hay ningún pretendido “orden superior de valores” que imponer con la fuerza. No hay ninguna “modernización reaccionaria” que obstaculice la calle convirtiendo intereses definidos apresuradamente en “obsoletos”. El TAV Turín-Lyon es una obra inútil que, por el momento, no tiene ni siquiera la certeza de poderse completar (Francia ha aplazado la decisión sobre la parte de los trabajos de su competencia), llevada adelante –entre otras– también por algunas empresas que huelen a mala vida. En suma, no está en juego nada más que una marea de contratas financiadas con dinero público para enriquecer, por mal que vaya, a un estrecho núcleo de destripadores de los territorios.
En el plano político, la Fiscalía caselliana indica la instrumentalización adaptable en el conflicto social que está por llegar, quizá ya este otoño. Desde la actividad financiera hasta el derecho “creativo” el paso es corto, pero hacia los infiernos.
La provocación tiene su peligrosidad. De hecho, apunta abiertamente a “solicitar” un análogo y suicida “salto de calidad” en algunas franjas del movimiento. Quizá activando la necesidad de ese puñado de infiltrados que, desde hace muchos años, trabajan para llevar a activistas y compañerxs inexpertxs a los brazos poco amorosos de comisarías y fiscalías; y en cualquier caso con “éxito”. Por ahora, han salido solo algunas cartas sin conclusiones, pero la subalternidad heladora de los media nainstream las ha transformado en “señales políticas”. Naturalmente, en doble sentido.
Como en el parque Gezi o en el centro de otros lugares del presente capitalista, una forma de producción y de reproducción de la vida, apretada en el mordisco de una crisis de la que no se sabe cómo salir, reacciona de la misma e idéntica manera: declara “terrorista” a la parte más inteligente, más activa, partícipe, con más longitud de miras, de la población que debería en teoría representar. Que en esta torsión reaccionaria del capitalismo participe en primera fila la ex flor y nata del ex PCI – tanto en la Quirinale como en Turín – no nos sorprende demasiado. Pero en esta ínfima y cansada réplica del miserable “compromiso histórico” ya no es localizable ningún tamaño, tan sombrío y cargado de lutos.
Solo una triste compulsión que repetir, trágicamente similar a la de los viejos “cucadores” con la cabeza blanqueada, llena de recuerdos de “grandes gestas” ahora imposibles.