Tras los tres centros sociales anarquistas desalojados en Patras hace hoy un mes, el 4 de agosto (Maragopouliou, Parartima y el espacio autogestionado dentro del TEI – Instituto de Educación Tecnológica) y el desalojo hace sólo unos días del centro social anarquista Antiviosi en Ioaninna, llega la noticia de otro desalojo, esta vez del conocido espacio anarquista Orfanotrofeio, en Tesalónica.
Como informó Contrainfo la okupa Orfanotrofeio, situada en un viejo orfanato abandonado del barrio de Toumba de la ciudad griega fue desalojada el pasado lunes 2 de septiembre. 7 personas habrían sido detenidas en el interior y se las habría dejado bajo custodia a la espera de que pasen a disposición judicial en los juzgados de Tesalónica por cargos de violación de la ley por ocupación de edificios públicos y también por posesión de armas (supuestamente y siempre según los maderos se habría encontrado en el interior una pistola de aire comprimido).
Recordemos que el 31 de enero del pasado año 2012 el ministerio de sanidad decidió que la propiedad del edificio que permanecía okupado por el colectivo de Orfanotrofeio pasaba a la iglesia de Mitropolis con la supuesta intención de crear una fundación para pacientes a largo plazo. Esto no es más que un nuevo pretexto para lograr un desalojo de un proyecto que busca verdaderamente superar las condiciones de insuficiencia, miseria económica y existencial, destrucción de los lazos comunitarios y exaltación del egoísmo (condiciones creadas, mantenidas y acrecentadas a lo largo de la historia por un sistema de dominación del que la iglesia ha formado parte privilegiada desde los comienzos). Para lograr su objetivo de anular una vez más las conciencias rebeldes y de favorecer a sus colegas de la iglesia, el Estado utiliza de nuevo el discurso de la «caridad» aprovechándose de un momento concreto marcado por las carencias en las necesidades más básicas, donde los servicios sociales son suprimidos y el dinero para alimentos y sanidad pasan a las cuentas que políticos y grandes empresarios tienen en paraísos fiscales, o sirven para sofisticar cada vez más los armamentos y mecanismos de represión, para financiar las nuevas guerras imperialistas que se avecinan o para seguir construyendo proyectos de desarrollo tecno-industrial que sigan arrasando con lo poco que queda de vida en este mundo artificial. No es que valoremos el «Estado de bienestar», pero el cinismo con el que la iglesia se queja de la okupa Orfanotrofeio por obstaculizar la creación de una fundación de ayuda a personas enfermas mientras el Vaticano destina dinero a la fabricación de armas, mientras las personas se mueren en los suburbios mientras la iglesia y el Estado siguen llenando sus arcas, es cuanto menos miserable y merece una respuesta en forma de declaración de guerra.
Os habéis cargado Orfanotrofeio y ese edificio abandonado que tan poco os importaba hasta que fue okupado y desafió a vuestro orden está de nuevo en manos de la especulación y de la sociedad burguesa, sin embargo, quedan muchos edificios vacíos.
Contra el mundo privado que se levanta sobre las montañas de cadáveres que este sistema produce a diario las okupas se convierten en el orfanato que acoge las ilusiones huérfanas y las conspiraciones perdidas, y en su interior la guerra continúa.
Un desalojo, mil okupaciones.